A 50 Años de la Nueva Ola Francesa/IX
Los realizadores de En el Balcón Vacío
En el Balcón Vacío (México, 1962), de Jomi García Ascot. La Nueva Ola Francesa cayó con la fuerza de una tromba estilística en el seco páramo cinematográfico de fines de los cincuenta. Las consecuencias fueron inmediatas: la obra de los cinecríticos-vuelto-cineastas Truffaut, Godard, Chabrol, Rivette y Rohmer crearon vasos comunicantes con la de sus precursores/compañeros Varda, Rouch y Resnais, y las películas de todos ellos muy pronto se vieron en los cine-clubes de todo el mundo. Su influencia se dejaría ver en los siguientes años, en las siguientes décadas, lo mismo en la obra de Wong Kar-wai que en la de Martin Scorsese, lo mismo en el casi paralelo free-cinema inglés que en el nuevo cine alemán de los 70. Y, en el caso mexicano, en la aparición del grupo Nuevo Cine, reunido alrededor de la mítica revista del mismo nombre, cuyo primer número está fechado en abril de 1961. Los fundadores de este efímero movimiento fueron, entre otros, José de la Colina, Rafael Corkidi, Salvador Elizondo, Carlos Monsiváis, Gabriel Ramírez y los dos Garcías: el futuro poeta Jomí García Ascot y el futuro historiador fílmico Emilio García Riera. Estos últimos le darían al cine mexicano el primer ejemplar fílmico –y acaso el más sincero- de la influencia nuevaolera en nuestro país: En El Balcón Vacío.
Filmada –según Ayala Blanco en su seminal libro/ensayo irrepetible La Aventura del Cine Mexicano- durante 80 domingos, de 1961 a1962, con una cámara de 16 mm. y usando actores no profesionales, En el Balcón Vacío está basada en una serie de textos semi-autobiográficos de María Luis Elío, esposa de García Ascot, adaptados con la ayuda de García Riera. Se trata de una notable extrapolación dramática/ética/estética de algunas de las preocupaciones de la nouvelle-vague: la nostalgia, la alienación, la ausencia de sentido, el ascetismo formal.
La cinta tiene, sin duda, serias deficiencias: un sonido malo –a veces pésimo- y una realización inspirada aunque titubeante (pecado de amateurs, que eso eran todos los involucrados en la cinta). Sin embargo, con todo y estos asegunes técnicos, la importancia histórica de En el Balcón Vacío es imposible de negar. Más allá de la burla a la que fue sometida en su época –se le llamó Pamplona Mon Amour por la clara conexión con Hiroshima Mi Amor (1959), de Resnais-, la cinta de García Ascot/Elío/García Riera permanece como el precursor de lo que Ayala Blanco llamó, en su momento, “un cine de poesía subjetiva”. Dicho de otra manera, el ejemplo más puro que, en precisas y preciosas ocasiones, la poesía más dolida puede convertirse en cine.
En el Balcón Vacío (México, 1962), de Jomi García Ascot. La Nueva Ola Francesa cayó con la fuerza de una tromba estilística en el seco páramo cinematográfico de fines de los cincuenta. Las consecuencias fueron inmediatas: la obra de los cinecríticos-vuelto-cineastas Truffaut, Godard, Chabrol, Rivette y Rohmer crearon vasos comunicantes con la de sus precursores/compañeros Varda, Rouch y Resnais, y las películas de todos ellos muy pronto se vieron en los cine-clubes de todo el mundo. Su influencia se dejaría ver en los siguientes años, en las siguientes décadas, lo mismo en la obra de Wong Kar-wai que en la de Martin Scorsese, lo mismo en el casi paralelo free-cinema inglés que en el nuevo cine alemán de los 70. Y, en el caso mexicano, en la aparición del grupo Nuevo Cine, reunido alrededor de la mítica revista del mismo nombre, cuyo primer número está fechado en abril de 1961. Los fundadores de este efímero movimiento fueron, entre otros, José de la Colina, Rafael Corkidi, Salvador Elizondo, Carlos Monsiváis, Gabriel Ramírez y los dos Garcías: el futuro poeta Jomí García Ascot y el futuro historiador fílmico Emilio García Riera. Estos últimos le darían al cine mexicano el primer ejemplar fílmico –y acaso el más sincero- de la influencia nuevaolera en nuestro país: En El Balcón Vacío.
Filmada –según Ayala Blanco en su seminal libro/ensayo irrepetible La Aventura del Cine Mexicano- durante 80 domingos, de 1961 a1962, con una cámara de 16 mm. y usando actores no profesionales, En el Balcón Vacío está basada en una serie de textos semi-autobiográficos de María Luis Elío, esposa de García Ascot, adaptados con la ayuda de García Riera. Se trata de una notable extrapolación dramática/ética/estética de algunas de las preocupaciones de la nouvelle-vague: la nostalgia, la alienación, la ausencia de sentido, el ascetismo formal.
En algún lugar de España, una niña (melancólica, seria, Nuri Pereña) ve los signos del inicio de la Guerra Civil a su alrededor sin entender bien a bien qué está pasando: es testigo de la captura de un republicano que se esconde en el quicio de una ventana, simpatiza con un comunista que está preso tras los barrotes de su propia casa, su papá desaparece sin que ella sepa en dónde está, un desconocido la intimida en el parque… Y luego la huida: el escape a pie por medio del bosque, la llegada a otra ciudad, el bombardeo indiscriminado, la frontera cruzada hacia Francia y, finalmente, el arribo a México. Veinte años después, la niña es una mujer adulta (la propia escritora María Luisa Elío, que también interpreta a su madre en la primera parte del filme) que viaja en su imaginación a la casa paterna, se cruza consigo misma subiendo por los meandros de su memoria y llega al balcón vacío del título, en donde se derrumbará, sorprendida de haber crecido tanto… Si apenas tiene nueve años. Y el tiempo se ha detenido.
La cinta tiene, sin duda, serias deficiencias: un sonido malo –a veces pésimo- y una realización inspirada aunque titubeante (pecado de amateurs, que eso eran todos los involucrados en la cinta). Sin embargo, con todo y estos asegunes técnicos, la importancia histórica de En el Balcón Vacío es imposible de negar. Más allá de la burla a la que fue sometida en su época –se le llamó Pamplona Mon Amour por la clara conexión con Hiroshima Mi Amor (1959), de Resnais-, la cinta de García Ascot/Elío/García Riera permanece como el precursor de lo que Ayala Blanco llamó, en su momento, “un cine de poesía subjetiva”. Dicho de otra manera, el ejemplo más puro que, en precisas y preciosas ocasiones, la poesía más dolida puede convertirse en cine.
En el Balcón Vacío se exhibe hoy en la Cineteca Nacional.
Comentarios
¿Esos García Ascot tienen algún parentesco con la Issa-García Ascot? ¿De la misma camada?
Y coincido con Josafat. Ojalá te dieran más espacio en Primar Fila. Sniff.
¿No puedes publicar en dos diarios? Jejeje.
Paxton: Jomi, poeta, escritor y ocasional cineasta, murió en los ochenta. 1986, si mal no recuerdo. Supongo que Issa será su hija (nació a mediados de los 70), pero no lo sé a ciencia cierta. Vi ¿Y Cómo Es Él? de Issa García-Scott, hace varios años, en Guadalajara y me pareció un corto notable. Esperemos que en su paso al largo no lo haga mal.
Y publico en otras partes, pero todo lo que no sale en REFORMA sale en cinevertigo.com y en el blog. Más no puedo (bueno, sí puedo, pero también tengo vida... algo parecido).
Joel: está bien que la hayas visto, como aperitivo de la Ceremonia de Inauguración de los Juegos Olímpicos, dirigida por Yimou Zhang. Seguramente será un espectáculo similar. Impresionante, autoritario, fascitoide. E irresistible.
Y cómo es él? Muy bueno.
Yo el largo que espero muchísimo es el de Coen, el de El otro cuarto.
No mamen, parece que ahora sí va en serio lo de El huésped para el 1 de agosto, fecha en que la distribuidora de la Sra. Robledo le va a dar su estrueno. (Coria dixit).
Ya era hora, carajo! Recuerdo haber visto incluso hace 1 año ¡la publicidad en un periódico de circulación nacional! Y a la mera hora, naaaada.
Supongo que tendremos que esperar hasta la próximo semana para se confirme esto. Hagan changitos.
Sniff, dije que hicieran changitos...
Son más las ganas de verla en la gran pantalla. Así que no hay pex, me aguanto.
Josafat: Toxic Avenger... ¿Mi sugerencia? Quémalas.