Vals con Bashir
Vals con Bashir (Vals im Bashir, Israel-Alemania-Francia-EU-Bélgica-Australia-Finlandia-Suiza, 2008), tercer largometraje del cineasta israelí Ari Folman, es todo lo que usted quiera, menos convencional. El primer filme documental-bélico-psicoanalítico-animado en la historia del cine -y primera cinta animada israelí en toda su historia-, Vals con Bashir es una fascinante, provocadora y contradictoria exploración personal/colectiva/generacional sobre el papel que jugó el propio cineasta Folman (y, simbólicamente, Israel mismo) en el atroz genocidio de Sabra y Chatila, sucedido en Beirut en septiembre de 1982, en plena invasión israelí del Líbano, cuando un grupo de falangistas cristianos, apoyados por el ejército israelí dirigido por Ariel Sharon, masacró a más de tres mil refugiados palestinos (mujeres, niños, ancianos) como una represalia por el asesinato del Bashir del título, el presidente electo de Líbano, que era apoyado por Israel.
Con 19 años de edad, Folman estuvo en Beirut en el momento de la matanza, pero no recuerda nada de ella. Lo mismo sucede con muchos otros de su compañeros, a los que Folman entrevista: algunos comparten con él sus pesadillas, sus experiencias, sus anécdotas. Son recuerdos traumáticos, terribles, mórbidos. Apenas es lógico, como le dice a Folman un psiquiatra, que su memoria esté bloqueada: es una forma de autodefensa. Uno de sus amigos va más lejos: Folman conoció el genocidio antes de nacer, pues sus padres estuvieron en Auschwitz; después, él mismo estuvo en Sabra y Chatila. Así, casi de pasada, se deja caer el anatema israelí de comparar el holocausto judío con la masacre de palestinos indefensos. No es poca cosa para un filme realizado en Israel.
Todo lo que atestiguamos en pantalla –a excepción de la escena final, real, documental, de desgarradora acción viva-, lo vemos a través del prisma del cine de animación. Aunque pareciera que se ha usado la técnica rotoscópica (es decir, realizar la animación sobre la propia imagen fílmica, al modo de Una Mirada a la Oscuridad/Linklater/2006), en realidad Folman hizo, primero, un documental tradicional, con testimonios y entrevistas, y a partir de ese pietaje, sus animadores crearon la película, con todo y sus pesadillescas/surreales secuencias imposibles de olvidar.
Con 19 años de edad, Folman estuvo en Beirut en el momento de la matanza, pero no recuerda nada de ella. Lo mismo sucede con muchos otros de su compañeros, a los que Folman entrevista: algunos comparten con él sus pesadillas, sus experiencias, sus anécdotas. Son recuerdos traumáticos, terribles, mórbidos. Apenas es lógico, como le dice a Folman un psiquiatra, que su memoria esté bloqueada: es una forma de autodefensa. Uno de sus amigos va más lejos: Folman conoció el genocidio antes de nacer, pues sus padres estuvieron en Auschwitz; después, él mismo estuvo en Sabra y Chatila. Así, casi de pasada, se deja caer el anatema israelí de comparar el holocausto judío con la masacre de palestinos indefensos. No es poca cosa para un filme realizado en Israel.
Todo lo que atestiguamos en pantalla –a excepción de la escena final, real, documental, de desgarradora acción viva-, lo vemos a través del prisma del cine de animación. Aunque pareciera que se ha usado la técnica rotoscópica (es decir, realizar la animación sobre la propia imagen fílmica, al modo de Una Mirada a la Oscuridad/Linklater/2006), en realidad Folman hizo, primero, un documental tradicional, con testimonios y entrevistas, y a partir de ese pietaje, sus animadores crearon la película, con todo y sus pesadillescas/surreales secuencias imposibles de olvidar.
Comentarios
¿Ya ves que tus reseñas sí sirven de algo?
La animación cada vez se pone más interesante.
El final es desgarradoramente perfecto.
2046
También se usaron tecnologías digitales y, en contraste, fotografías muy famosas para animarlas. La imagen del aeropuerto atacado, me dice un amigo libanés que vivió en esa época en Beirut, es la misma fotografía que apareció en todos los diarios en esos días.
Folman describe todo el trabajo ténico en una entrevista de hace algunos meses en Sight and Sound.