Harry Potter y el Misterio del Príncipe


La sexta entrega de la saga potteriana, Harry Potter y el Misterio del Príncipe (Harry Potter and the Half-Blodd Prince, GB-EU, 2009), llegó a las salas cinematográficas de todo el mundo acompañada por una recepción crítica insólita: era, según algunos, la mejor película de la serie o, en todo caso, apenas si quedaba un poco abajo de la insuperada tercera parte Harry Potter y el Prisionero de Azkabán (2004), dirigida por Alfonso Cuarón.
Tal vez estas altas expectativas fueron las que me hicieron daño. Al ser un confeso neófito harrypotteriano –sólo leí el primer libro, como ya lo he escrito en otras ocasiones-, tengo la ventaja/desventaja de juzgar cada cinta por sí misma, independientemente de qué tan fiel/infiel es con respecto a la obra de la multimillonaria Dame Rowling. Y como película en sí, creo que esta sexta parte es la más floja de todas, apenas comparable, en este sentido, con el filme anterior, Harry Potter y la Orden del Fénix (2007), dirigida, al igual que El Misterio del Príncipe, por el gran realizador televisivo convertido en yes-sir-man potteriano David Yates (espléndida miniserie State of Play/2003).
Por supuesto, insisto, escribo esto desde una posición acaso desventajosa: desconozco las tramas originales de cada película –exceptuando la primera-, por lo que no sé que es lo que los adaptadores decidieron cortar o dejar en pantalla. Y aún así, de todas formas intuyo que hay elementos faltantes claves que terminan dañando irremediablemente al filme. Tomo de ejemplo, nada más, el apresurado desenlace que nos deja literalmente colgados, esperando la última parte que veremos dividida en dos filmes, en 2010 y 2011. No sé si así es el final que aparece en el libro respectivo de la señora Rowling, pero en la película se extraña la sensación de cierre, aunque sea temporal, de la historia. Y lo peor: podría ser que se hubiera pensado un final en puntos suspensivos, emocionante, como de algún arcaico serial de inicios de siglo XX. Pero, la verdad, después del clímax en el que Dumbledore (Michael Gambon) y Snape (Alan Rickman) tienen que hacer sus propios sacrificios para, se sobre-entiende, allanarle el camino a Potter, el desenlace no nos deja deseando más, sino menos.

De todas maneras, no diría que me aburrí. Además de disfrutar, como de costumbre, de las actuaciones del impecable reparto adulto –ahora aumentado y mejorado con la aparición de Jim Broadbent, en el papel fascinantemente ambiguo de mentor tanto de un juvenil Lord Voldemort como de Harry Potter-, las aventuras hormonales de los estudiantes de Hogwarts me mantuvieron despierto. El asunto no podría ser más convencional, pero la retahíla de truenes/enamoramientos/coqueteos/frustraciones adolescentes me entretuvo. Además, si uno recuerda su propia adolescencia (de hecho, trato de olvidarla) o está en contacto con la adolescencia de otros/otras (como es mi caso), no puede haber algo más conmovedoramente divertido ver cómo Hermione (Emma Watson) sufre las de Caín porque el papanatas de Ron (Rupert Grint) se deja conquistar por la sobrona Lavender (sensacional Jessie Cave), mientras el propio Harry (Daniel Radcliffe) se da cuenta que se le cuecen las habas por la determinada hermana menor de Ron, Ginny (Bonnie Wright) que, mientras el de los espejuelos se decide, se deja besuquear y manosear en una taberna.
En cuanto a la trama se refiere, por lo que entendí, nuevamente Dumbledore le tiene que pedir un sacrificio más a Harry. Y es que Voldemort, que tiene más vidas que Salinas de Gortari, no está acabado, sino que su maléfica alma descansa, dividida, en unos cachivaches, los horcrux, que Potter tendrá que encontrar y destruir para acabar con la amenaza del Innombrable. Para llegar a ello, Dumbledore hará el máximo sacrificio posible, el sangronazo del profesor Snape jugará su resto en los dos bandos enfrentados y Harry, con las hormonas dándole vueltas por todas partes, verá que su crístico destino se acerca ineluctablemente.

Comentarios

Hammurabi dijo…
Pues... hablaré como seguidor de la serie, tanto de los libros como de las películas, así que me verán divagar al respecto. Si no les interesa las aventuras del maguito ahí me omiten jeje.

El desenlace anticlimático que mencionas también aparece en el libro pero en éste está mucho mejor logrado. Recuerdo que cuando acabé de leerlo me aparecieron numerosas dudas y angustias pero es porque los personajes también se sumergen en una serie de incertidumbres: quién es R.A.B., de qué bando está realmente Snape, qué va a pasar con Hogwarts (la escuela) ahora que los malos encontraron una manera de invadirla, qué iba a pasar con las parejas de los protagonistas (según recuerdo, las relaciones no estaban bien definidas al contrario del filme), dónde están los demás horcruxes y cómo iban a encontrarlos y destruirlos, quién iba a liderar la Orden del Fénix ahora que su líder había desaparecido, etc, etc, etc.

The Half-Blood prince es el libro más anticlimático y frustante de la serie pero ahí está su encanto. Pienso en lo que dice Harry en la escena final de que su aventura con Dumbledore no sirvió para nada porque el horcrux que encontraron era falso. Esa frustración en parte se genera porque el libro termina tajantemente y anunciando varios pendientes (entre ellos, una boda), pero también por el suspenso que aparece en buena parte del libro y que me parece no aterriza lo suficiente en la película: el estado de inseguridad, de desconfianza que existe en el mundo mágico, en donde nadie sabe quién está de qué lado, o quién trabaja para quién (Dumbledore asegura que Malfoy es inocente, Harry piensa lo contrario, etc.)y en donde a cada rato se escuchan noticias de ataques, desapariciones y asesinatos. Creo que la sexta parte pudo haber sido un muy buen tank-film (¿así se dice?), en donde los protagonistas observan la caída de su mundo desde sus trincheras mágicas.

Por otra parte, al igual que muchos, pienso que las escenas de los romances son deficientes, pero no lo atribuyo a este filme, sino que el mal momento se viene cargando desde la cuarta película. No lo sé, simplemente la trama romántica no me ha emocionado lo suficiente.

Lo que me gustó fue que se recuperaron (aunque de manera general) muchos aspectos de películas anteriores, como la visita a las tiendas del callejón (ahora ya abandonadas), o el salón de herbologia (ahora marchito), la estancia en The Burrow (no conozco el nombre en español, pero ahora incendiado), el uso del mapa del merodeador, hasta el Quidditch. De alguna manera, es un modo de decir que aquellos lugares del pasado, contemplados anteriormente por la ingenua infancia, han sido carcomidos por el desasosiego del futuro y de la oscuridad invocada por Voldemort. Es decir, hay una presentación de atmósferas muy bien logradas.

Por último, creo que faltó desarrollo de los personajes secundarios. No sólo porque parece que se desperdicia el talento de tan increíble cast, sino que los secundarios avivan la puesta en escena (quizás de ahí que la película se sienta un poco floja, pues todo el tiempo la atención recae sobre los tres principales y éstos a veces simplemente no logran llenar la pantalla).

Anticipe que me iba emocionar, así que ya le dejo.

Saludos.
Maestro Diezmartinez, un placer saludarlo desde algún rincón del ciber-espacio. Soy José Luis Ortega, el cinéfago, expresándole mi gratitud por los post que amablemente le dedica al resurgimiento de Revista Cinefagia. Efectivamente, los tres chiflados originales nuevamente estamos en acción después de algunos baches que, creo, ya hemos superado. No dejo de leerlo cada viernes en Primera Fila. Estoy a sus órdenes en vamp1410@yahoo.com
No hay nada qué agradecer, José Luis. Me da gusto saber de ustedes.
Joel Meza dijo…
Lo que yo no le terminé de encontrar chiste a la serie es el asunto de la magia. Excepto para que de vez en cuando conviertan algo en otra cosa y aparezcan y desaparezcan (a veces), no le hallo ningún sentido al hecho de que son magos. Bien podrían ser vendedores de seguros peleándose unos con otros y sería igual de emocionante.
Christian dijo…
Yo tengo una ineluctable cita con el destino y tendré que ver esta bazofia...

jeje
Yo, además de lo que dice Joel, lo que tampoco entiendo es a qué carajos se debe esa idea de vivir en un "mundo alterno"... Si está plagado de cosas del "nuestro". Festejan Navidad y Halloween y 14 de Febrero y demás, pero fuchi, fuchi el mundo normal. Bah...
Joel Meza dijo…
Cuando quiera que mi hijo lea una historia emotiva de aventuras de morritos en un internado, le voy a dar Hombrecitos (¿Nunca se ha hecho una adaptación al cine?).
Joel: Sí, pero le cambiaron el final y se acabó llamando La Suciedad del Pájaro Muerto o algo así.
Joel: Sí, hay varias. Todas gringas, hasta donde recuerdo. Incluyendo una miniserie.

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