El cliché que yo ya vi/II

La enfermedad de Ali McGraw. Según Roger Ebert, se trata de una mortal enfermedad fílmica que lleva a la protagonista romántica a la tumba pero que, al mismo tiempo, en la medida que la susodicha se acerca a colgar los tenis, se ve más bonita y hasta más buenona. El cliché propuesto por Ebert surge a raíz del éxito de Una Historia de Amor (Hiller, 1970) pero, en realidad, es tan viejo como la imagen de Greta Garbo agonizando en La Dama de las Camelias/Camille (Cukor, 1936) o más antiguo aún si recordamos que Lilian Gish se veía más luminosa en la medida que sufría más y más y más...

Comentarios

Joel Meza dijo…
Este cliché se usó mucho en el cine nacional "en blanco y negro", lo malo es que en este momento no puedo ponerle títulos a los ejemplos que creo recordar, entre ellos algunas de P. Infante y una que otra de Tin-Tán, pero invariablemente la que sufre la enfermedad de Ali McGraw, además de ponerse más bonita a medida que se agrava, también se pone más valiente, simpática e ingeniosa, mientras que los (futuros) deudos tragan gordo y se les ponen los ojos vidriosos, pero nunca de los nuncas sueltan las de St. Peter, sino hasta que se voltean o salen de la habitación. Eso sí, la excepción a ponerse más bonita (al contrario, aumentan las ojeras, la tos lastimosa y los labios resecos) pero manteniendo las otras características, es cuando la moribunda es la Santa Jefecita del héroe. Ver a Viviana, Vivianita en "La Oveja Negra".
Ándale. Ese puede ser un buen agregado al cliché: "Toda heroína romántica que sufre de la enfermedad de Ali McGraw se pondrá más bonita en la medida que se acerca a la muerte... a menos que la agonizante sea la madre del protagonista. En ese caso, la susodicha mujer si se verá muy traqueteada.
En este sentido, además de la Dalia Íñiguez de La Oveja Negra habría que recordar a Sara García en Vuelven los García, por supuesto.

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