El cine que no vimos/I
En esa obra maestra que es Contra la Pared (Akin, 2004) -que se coló, por cierto, en mi top-six de lo mejor de 2005- aparece, de manera intermitente, y como una suerte de inusitado coro griego, una banda de música turca que entona sus tradicionales canciones con el Bósforo como telón de fondo.
Esa banda y su solista Brenda MacCrimmon aparecen, precisamente, en la última parte del espléndido travelogue musical Crossing the Bridge: The Sound of Istanbul (Alemania, 2005), sexto largometraje –y segundo documental- del hamburgués de origen turco Fatih Akin. El filme, inédito para variar en nuestro país, está disponible en DVD de Región 1.
Crossing the Bridge inicia con la llegada del músico y bajista alemán Alexander Hacke –autor de la banda sonora de Contra la Pared- a Estambul. Su misión imposible es tratar de conocer el inabarcable y complejo universo musical turco. Hacke es, pues, nuestro inquisitivo pero discreto Virgilio, quien nos guiará por los meandros de la música turca de ayer y hoy, una tradición en constante cambio que se mueve de oriente a occidente y de regreso, cruzando una y otra vez el puente del título original, colocado físicamente y metafóricamente sobre el estrecho del Bósforo que separa no sólo la ciudad de Estambul sino Europa de Asia.
Así, a lo largo de 15 cuadros/episodios/números y en ajustados 90 minutos de duración, disfrutamos lo mismo del rescate de la música tradicional por parte de la ya mencionada Brenda MacCrimmon que escuchamos la apropiación turca del hip-hop afro-americano; descubrimos la orgullosa reaparición de la música kurda prohibida hace apenas una década al mismo tiempo que conocemos personajes extraordinarios como la octogenaria intérprete Müzeyyen Senar (una especie de Chavela Vargas turca) que hasta se echa un alipús cantando frente a la cámara; vemos legendarios cantantes celebrados por todo el establishment turco, pero también viajamos hacia la frontera con Grecia siguiendo al virtuoso clarinetista Selim Sesler, quien ejecuta su instrumento dentro de una ruidosa cantina en donde la cerveza y el humo casi se pueden oler.
Crossing the Bridge tiene dos antecedentes notables y recientes: Feel Like Going Home (2003), de Martin Scorsese, documental televisivo en el que el director ítalo-americano viaja a Mali a explorar los orígenes del blues; y Calle 54 (2000), de Fernando Trueba, el extraordinario mapeo que hizo el cineasta español del jazz latino y sus múltiples variantes.
Crossing the Bridge inicia con la llegada del músico y bajista alemán Alexander Hacke –autor de la banda sonora de Contra la Pared- a Estambul. Su misión imposible es tratar de conocer el inabarcable y complejo universo musical turco. Hacke es, pues, nuestro inquisitivo pero discreto Virgilio, quien nos guiará por los meandros de la música turca de ayer y hoy, una tradición en constante cambio que se mueve de oriente a occidente y de regreso, cruzando una y otra vez el puente del título original, colocado físicamente y metafóricamente sobre el estrecho del Bósforo que separa no sólo la ciudad de Estambul sino Europa de Asia.
Así, a lo largo de 15 cuadros/episodios/números y en ajustados 90 minutos de duración, disfrutamos lo mismo del rescate de la música tradicional por parte de la ya mencionada Brenda MacCrimmon que escuchamos la apropiación turca del hip-hop afro-americano; descubrimos la orgullosa reaparición de la música kurda prohibida hace apenas una década al mismo tiempo que conocemos personajes extraordinarios como la octogenaria intérprete Müzeyyen Senar (una especie de Chavela Vargas turca) que hasta se echa un alipús cantando frente a la cámara; vemos legendarios cantantes celebrados por todo el establishment turco, pero también viajamos hacia la frontera con Grecia siguiendo al virtuoso clarinetista Selim Sesler, quien ejecuta su instrumento dentro de una ruidosa cantina en donde la cerveza y el humo casi se pueden oler.
Crossing the Bridge tiene dos antecedentes notables y recientes: Feel Like Going Home (2003), de Martin Scorsese, documental televisivo en el que el director ítalo-americano viaja a Mali a explorar los orígenes del blues; y Calle 54 (2000), de Fernando Trueba, el extraordinario mapeo que hizo el cineasta español del jazz latino y sus múltiples variantes.
La obra de Akin no desmerece si se le compara con estas dos cintas y creo que es el mejor elogio que podemos hacerle. Al final de cuentas, el puente que han construido Akin y Hacke es uno que deseamos cruzar con ellos una y otra vez.
Comentarios
A esta sección (en cinevertigo.com) yo le llamo el "Diezmartínezfest".
Josafat: Joel ya lo dijo. Al DVD, que no se raja.
http://www.youtube.com/watch?v=CahvjGztBgo
La cartelera, apesta, como siempre: la gente tiene lo que se merece y los justos pagamos por pecadores. Si la gente quiere mierda, a darles mierda se ha dicho y doblada, con y sin albur. En efecto refugio DVD. Ya me llegó el amazon que ordené.
Gerardo: Y hoy lanza Aceves. Hay que verlo... o de perdida oirlo en la radio.
Además, ni extras especiales tienen (en su mayoría, o son un montón de páginas escritas o son los mismos especiales que se encuentran en un DVD). La mayoría de los títulos son nuevos, en su mayoría de blockbusters (películas clásicas, pocas... Y las que salen, lo siento, pero no tienen gran diferencia en calidad. Digo, el milagro ya se hizo. Las restauraron. De ahí en fuera, no pueden hacer gran cosa. Sólo en el apartado de sonido). Y, como ya dije, pensar sólo que para "disfrutar" Resident Evil 2 o I Am Legend en formato de alta definición, debo invertir como 35 mil pesos (en caso de no tener ni la televisión-pantalla en alta definición, que también es lo mismo, sólo que más grande y caro), en un HT bueno (no las cosas que vende Soriana, marca Redux), y en el reproductor (yo con mi Playstation 3 la hago, jo)... Pos simplemente no, gracias, me quedo con mis adorados DVD y que se haga bolas el mundo con sus adorados Blue-Ray.
Y con respecto a la calidad de juegos, pues hasta el Playstation 3 me queda debiendo. Arriba el X-Box 360. Mejor y más barato.
= )
Y si quiero jugar, pues saco las damas chinas, el Monopoly o de plano un bat y una pelota (hay que ver el procentaje de bateo de mi hijo y mi hija ya está aprendiendo a pitchear).
Eso charlaba con my nigga. A fin de cuentas, la mayoría hasta se enoja porque la película viene en widescreen por decir que la película viene mocha. Ojo, no hablo de esa gran minoría que son los del "culto al cartón"... Ya saben, esos que andan tras versiones de películas sólo por el cartoncito que trae.
Aunque, a fin de cuentas, sigue siendo un tema frívolo. Cuestión de lana. Nada más.
Las que yo tengo así: Back to the Future la caja con las tres; Moulin Rouge; dos de Bergman; El Violinista en el Tejado; dos de Bond y una de Trinity. Y sin embargo, cuando se me dobló la cajita de cartón de Back to the Future (mi primer cartoncito, hace unos 7 años), se me salieron las lágrimas...