Retrospectiva Masahiro Shinoda/II



Flor Pálida (Kawaita Hana, Japón, 1964), noveno largometraje del (casi) desconocido maestro Masahiro Shinoda, fue realizada en el mismo año que su posterior cinta, la más lograda Asesinato (1964). Estamos ante una de las primeras muestras del género yakuza, la variante del cine japonés de gangsters que empezará a nacer en esa misma década de los años 60. Aunque hoy en día Flor Pálida se ve como una cinta clave en la filmografía de Shinoda y como un acabado ejemplo del cine de yakuzas, la casa productora Sochiku quedó tan decepcionada del filme que tardó nueve meses en estrenarlo, pues no sabía qué hacer con una película tan deprimente, con tan pocos diálogos y con personajes tan oscuros.
El respetado yakuza Murakami (Ryo Ekebe) sale de la cárcel y vuelve a Tokio, a ponerse a disposición de su jefe, un ridículo mafioso cincuentón y, por añadidura, próximo papá primerizo. Murakami encuentra que todo ha cambiado: el cumplió una condena por asesinar a otro yakuza de la banda rival y ahora se encuentra que su jefe ha hecho las paces con sus antiguos enemigos y que ahora los rivales son otros. Al visitar un casino clandestino, Murakami conoce a una misteriosa y acaudalada jovencita, Saeko (Mariko Kaga), jugadora compulsiva, amante de los autos veloces y, muy pronto lo veremos, del peligro. Los dos, Murakami y Saeko, encontrarán que comparten la misma convicción: en pocas palabras, que la vida no tiene sentido y, por ello, su compulsión por jugar y la velocidad suicida y, finalmente, por eso el acto de amor a ella y a sí mismo que decide realizar Murakami hacia el desenlace.
La foto en blanco y negro de Masao Kosugi es digna de compararse con la de cualquier clásico noir americano y la secuencia del fallido intento de asesinato de Murakami en cierta noche lluviosa está filmada y montada con una elegancia y una precisión impresionantes, así como el "trabajito" que hace Murakami al final, una ejecución casi coppoliana, por lo operática y grandilocuente. Es cierto que el planteamiento del filme nos podrá parecer demasiado familiar -después de todo, en esa misma década y la siguiente se harían muchas otros noir existencialistas- pero no es cosa menor que Flor Pálida no desmerezca mucho -o nada- si se le compara con los otros maestros europeos del género... ¿Alguien dijo Melville?

Flor Pálida se exhibe mañana en la Cineteca Nacional a las 17 y a las 21 horas.

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