Retrospectiva Ferzan Özpetek/V y última



Creo que de vez en cuando todo cinéfilo debería ver un filme de Ferzan Özpetek. Me explico: aunque en su aún relativamente breve filmografía -ocho largometrajes en trece años de carrera- hay alguna que otra obra mayor (por lo menos La Ventana de Enfrente/2003 y Una Familia Muy Normal/2010), Özpetek no es el autor fílmico europeo por excelencia. Uno podría decir muchos otros nombres -von Trier, Leigh, Loach, Haneke, Ozon, Dardenne...- antes que el de él si uno quisiera señalar una voz distintiva del cine europeo contemporáneo. Y, sin embargo, sin hacer mucho ruido, el turco avecindado en Italia vaya que ha ido desarrollando un universo muy personal, tanto en la forma (el estilo), como en el fondo (la temática). Y lo ha hecho, además, en el contexto del cine industrial italiano.
Özpetek, de hecho, trabaja en géneros reconocidos y populares, como el melodrama y, en menor medida, la comedia. Por eso mi frase inicial de que todos deberíamos, de vez en cuando, ver un filme de Özpetek. Me refiero a ver una película "comercial", con un reparto competente, bien producida, impecablemente realizada y que, además, toca temas sociales/sexuales que pueden ser vistos como "audaces". Dicho de otra manera: todos deberíamos ver un cine "industrial" de esta calidad, de esta pertinencia. O, para meter el dedo en la llaga, ¿cuándo fue la última vez que vio una película industrial mexicana con estas características?
El sexto largometraje de Özpetek, Saturno en Oposición (Saturno Contro, Italia-Turquía-Francia, 2007), es el perfecto ejemplo de lo que acabo de mencionar. Se trata de un buen melodrama coral en el cual las lágrimas están bien balanceadas con las risas, la tragedia con la solidaridad, el dolor con la inteligencia. Realizado con la proverbial elegancia estilística de Özpetek -la cámara siempre móvil de Gianfilippo Corticelli parece a veces flotar entre los personajes- y con una espléndida banda sonora de un tal Neffa, Saturno en Oposición nos ubica desde el inicio en un espacioso departamente donde vive la apacible y feliz pareja gay formada por el escritor Davide (Pierfrancesco Favino, el futuro marido infiel de Qué Más Quiero/Soldini/2010) y el alegre y juvenil Lorenzo (Luca Argentero). Davide y Lorenzo son el centro de un variopinto grupo de amigos que se reúnen cada cuanto tiempo a ser italianos. O sea, a comer, beber y gritar... En una de esas reuniones, ocurre una tragedia que no diré -aunque en cada sinopsis de la cinta que he leído viene mencionada- y, a partir de entonces, este grupo de camaradas tendrá que lidiar con el hecho de vivir después de esa tragedia.
Saturno en Oposición no es una película gay -aunque algunos personajes sí lo son y hay una conmovedora subtrama acerca del papá de Lorenzo que llega a Roma a ver a ese hijo que nunca había aceptado- sino una cinta de amores, desamores y amistades. El hecho de que la pareja protagónica sea homosexual es secundario: lo que importa aquí es ver de cerca las dinámicas internas de este grupo de camaradas que no pueden vivir sin estar juntos a pesar de que se dicen todas sus verdades -o, pensándolo bien, por eso están juntos: porque son capaces de decirse todas las verdades. 
Las relaciones de pareja de los amigos de Davide y Lorenzo no son perfectas (¿hay alguna que lo es?): la avejentada turca Neval (Serra Yilmaz) ningunea a su jovencísimo marido policía Roberto (Filippo Timi, el futuro Duce de La Amante de Mussolini/Bellocchio/2009), el banquero Antonio (el ubicuo Stefano Accorsi) engaña a su psicóloga mujer Angelica (Margherita Buy) con una guapa florista mayor que él (Isabella Ferrari, la futura mujer golpeada de Un Día Perfecto/Özpetek/2008), y la muy potable adicta Roberta (Ambra Angiolini) dice que se ha encamado con el guapito bisexual Paolo (Michelangelo Tomasso) nomás porque sí -dicen que eso y un vaso de agua no se le niega a nadie. El cuadro disfuncional lo cierra el solitario "maricón" Sergio (espléndido Ennio Fantastichini, el futuro patriarca de Una Familia Muy Normal/Özpetek/2010), quien fue el primer amor de Lorenzo. La tragedia que ocurre en la primera parte del filme va a cimbrar las relaciones de todos estos personajes con sus respectivas parejas y la forma de ver la vida de cada uno de ellos.
El humor y el dolor están perfectamente balanceados en todo el filme, aderezado con algunos momentos de una delicadeza melodramática ejemplar, como esa solidaridad de Roberta con una anciana enferma y fumadora, o como ese llanto de la mujer que habla en un lenguaje que nadie entiende -pero que no hace falta entenderlo-, o como esa memorable escena, típíca de Özpetek, en la que el cineasta echa mano de la fantasía para hacernos ver que no vale la pena recordar con dolor a los que ya se fueron. Que hay que recordarlos con alegría, con una sonrisa, con una carcajada. Que en este mundo ya hay demasiado llanto. Sí, claro, hay que llorar cuando es preciso. Pero, carajo, también tenemos que reír. Tenemos que vivir hasta que la vida se acabe.

Saturno en Oposición se exhibe hoy domingo en la Cineteca Nacional a las 20:45 horas.

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