Sé lo que viste el fin de semana pasado/CXLIII
El Silencio de Lorna (Le Silence de Lorna, Bélgica-Italia-Francia-Alemania, 2008), de Jean-Pierre y Luc Dardenne. Acaso la más accesible de las cintas que han realizado los hermanos Dardenne pero, de todas maneras, anclada en los mismos temas y en las mismas preocupaciones de siempre. Como de costumbre, los belgas usan de manera magistral las más abruptas elipsis narrativas. Un crimen que sólo se exhiba en dos salas de la Ciudad de México. Mi reseña en el Primera Fila del viernes pasado en Reforma.
Pasión en el Cairo (Cairo Time, Canadá-Irlanda-Egipto, 2009), de Ruba Nadda. Si no fuera por la gran Patricia Clarkson y por la fascinante -por lo menos en el filme- ciudad del Cairo, el más reciente largometraje de la cineasta canadiense Ruba Nadda no pasaría de ser un mero telefilme romántico. Pero con esos escenarios y con esta actriz, nada de eso. Además, hay que admitir que la señora Nadda dirige con solvencia esta sobria historia de amor nunca consumada. Creo que la película merece que vuelva a ella en la semana. Espero hacerlo.
El Infierno (México, 2010), de Luis Estrada. Por situaciones ajenas a mi voluntad no pude ver El Infierno. Por lo pronto, aquí está la reseña del colega Carlos Bonfil en La Jornada, menos entusiasta de la que escribió mi compañero Rafael Aviña el viernes pasado en el Primera Fila de Reforma.
Pasión en el Cairo (Cairo Time, Canadá-Irlanda-Egipto, 2009), de Ruba Nadda. Si no fuera por la gran Patricia Clarkson y por la fascinante -por lo menos en el filme- ciudad del Cairo, el más reciente largometraje de la cineasta canadiense Ruba Nadda no pasaría de ser un mero telefilme romántico. Pero con esos escenarios y con esta actriz, nada de eso. Además, hay que admitir que la señora Nadda dirige con solvencia esta sobria historia de amor nunca consumada. Creo que la película merece que vuelva a ella en la semana. Espero hacerlo.
El Infierno (México, 2010), de Luis Estrada. Por situaciones ajenas a mi voluntad no pude ver El Infierno. Por lo pronto, aquí está la reseña del colega Carlos Bonfil en La Jornada, menos entusiasta de la que escribió mi compañero Rafael Aviña el viernes pasado en el Primera Fila de Reforma.
Comentarios
“El infierno”, gracias a algunos momentos bien logrados, me hizo reír, pero en general me deja insatisfecho.
Como en cierta manera señala Bonfil, en “El infierno” todo lo de fondo es tratado por encimita. Digo por encimita, porque el tema del narcotráfico -y la resultante violencia en el norte del país- es claramente visto por una sobresimplificada perspectiva ¿chilanga? (por cierto, ausencia de acento norteño en las actuaciones). Por una parte, si se piensa un poco, el tratamiento de lo no-defeño es similar al que se hizo en ciertas road-movies noventeras. Por otra parte, “El infierno” tiene mucho en común con otras películas mexicanas que ya sea central o tangencialmente denuncian “lo que no funciona en el país” (la guerra del narcotráfico, la ineficiencia de las política y los políticos, o el funcionamiento de las instituciones), pero siempre cayendo en la crítica fácil, el lugar común y la canalización de la frustración colectiva.
Al terminar la película, me cuestioné si Luis Estrada fue: a) estorbado por el tono de la sátira que eligió para explotar cabalmente la crítica que pretendió hacer, o b) simplemente se topó con sus limitaciones para entender y exhibir el problema.
Lo anterior lo respondí en los siguientes términos: se “renuncia” a mostrar complejidades porque simplemente no comprenden lo que pretender criticar o denunciar.
Las comparaciones pueden ser chocantes, pero es ilustrativo ver lo que se hace en otros lugares en cine y televisión. Ahí tenemos series como “The Wier” y “Los Soprano” o películas como “Río Místico”, “Crónica de un asesino en serie” o “Un profeta”, que al verlas no pude evitar pensar: “caray, las personas que hicieron esto saben de lo que están hablando”.
Saludos,
Jorge
Como ya se ha comentado aquí otras veces y acerca de lo que dice Jorge, sí hay gente que sabe de ciertos temas de los que podría hablar, escribir y hacer películas... pero, ¿quién le pone el cascabel al gato? Esto es, sin que le pique el cascabel, pues.
En efecto, Joel, ese género es inédito en México, aún hace falta LA película que aborde el tema del narcotráfico como debe de ser, aunque por ahí hay un culichi que cree ya haberlo logrado.
Jorge
Entre las de más alto perfil, por ejemplo, ahí es donde prometía y se quedó cortísima Rudo y Cursi. Esa escena final de los ignorantes hermanos derrotados, mutilados, asimilados por el sistema social, parados frente a la casa del cuñado narco, como decía Diezmartínez, es lo mejor de toda la película. Un sólo fotograma resumiendo varias de las crisis de México.
Jorge: Interesantes juicios los tuyos. Esas cintas que mencionas al final... Caray, ojalá así se hiciera en México cine de ficción. El documental es otra cosa.
Joel: Esa escena final es extraordinaria. He ahí una gran escena final en busca de una buena película.
Bueno, "Chicogrande" también me gustó...
Jorge
Imposible pensar en LA película del narco mexicana. Los que hacen esas películas no saben más que las leyendas manidas por la prensa y los que las podrían hacer, por vivir en medio de ello, están tan hartos del tema que prefieren "evadirse" con otros temas, como los extraterrestres, las historias de amor con melcocha y demás.
Duende: En efecto. Esa hermeneútica de la risa de "la Barbie" fue de pena ajena.