Pídala Cantando/XXIII
Contra la Pared es, ya lo he escrito aquí, una de mis cintas predilectas de los últimos años y ocupó el sitio 2 en mi top-25. Lo que escribí sobre Contra la Pared, en el momento del estreno mexicano, en una versión abreviada, a continuación:
Hamburgo, tiempo presente. Cahit (Birol Ünel), un turco-alemán sin trabajo y perpetuamente alcoholizado, estrella su auto contra una pared. Recluido en un hospital, conoce a la atractiva turca-germana Sibel (Sibel Güner), quien sin decir “agua va”, le propone matrimonio. Sibel, que ha intentado suicidarse en varias ocasiones, no se enamoró a primera vista de Cahit. Su razón para tan intempestiva declaración marital es muy simple: ella quiere salir de la tradicionalista casa paterna y Cahit resulta ser el partido perfecto. Puede que tipo sea un vago desempleado que cuando no está borracho está drogado, pero por lo menos tiene algo a su favor: es turco. Los papás de ella no podrán oponerse al matrimonio.
Cahit accede a montar el engaño (hay otro intento suicida de por medio por parte de ella) y lo que veremos a continuación es la más terrible, desesperante y, al mismo tiempo, perversamente divertida historia de amor que he visto en los últimos años. En la progresión dramática del filme Akin toma prestada una premisa chistosona, casi de screwball-comedy hollywoodense, para luego estacionarnos en las aviesas rutinas de un matrimonio cualquiera para luego, desde ahí, hacernos descender a un infierno de celos, malentendidos y tragedia. Y cuando ya uno, como espectador, apenas si puede sostener la vista sobre la pantalla (¡esa secuencia del callejón en Estambul, por Dios!), Akin nos atrapa de nuevo con la remota posibilidad de que Cahit y Sibel puedan acceder a un happy-end elusivo como pocos.
La película está acompaña, de principio a fin, por interludios musicales interpretados por seis músicos y una cantante que, a orillas del Bósforo, entonan viejas canciones turcas. Al final, los músicos y la cantante posan frente a la cámara y se inclinan frente a ella. Nosotros, desde nuestra butaca, les regresamos la reverencia. Se la merecen.
Comentarios
Creo que el cine mexicano podía aprender del cine turco y sus temas: la inmigración, las dinámicas familiares, el pasado que se niega a ser enterrado... Ustaoglu es una cineasta a seguir.
PS. Ahora que recuerdo, no hice reseña de La Caja de Pandora. Lo prometí pero no cumplí. Tengo madera de diputado.
Ah sí, en Ali: el miedo devora el alma. Pero esa era la mirada de un europeo. Lo especial de la otra es que es la mirada de un turco.