Sólo Quiero Caminar


Apuntar que Sólo Quiero Caminar (España-México, 2008), cuarto largometraje de Agustín Díaz-Yanez, es mejor que su anterior cinta, ese desastre llamado Alatriste (2006), no es decir mucho porque, la verdad, había que esforzarse bastante para hacer algo más aburrido y confuso que aquel batidillo fílmico de las novelas de Pérez-Reverte. Podríamos apuntar, entonces, que en Sólo Quiero Caminar el madrileño Díaz Yanez ha vuelto a lo mejor de sí mismo, pues en esta película ambientada en los dos lados del Atlántico, en Algeciras y chilangolandia, vuelve a aparecer el personaje central de su opera prima Nadie Hablará de Nosotras Cuando Hayamos Muerto (1995), la ladrona Gloria Duque (Victoria Abril), ahora haciendo de las suyas, al lado de otras féminas españolas, en nuestra inabarcable Ciudad en Movimiento. El asunto es que, sin negar que el debut de Díaz Yanez era un efectivo drama gangsteril no mal tramado, tampoco era una precoz obra maestra o algo por el estilo. Un buen filme de género, sin duda. Pero no más.

Algo similar podemos señalar con respecto a Sólo Quiero Caminar, una heist-movie femenina/feminista inverosímil, que se alarga demasiado, que deja enormes cabos sueltos por doquier y que, sin embargo, no se permite a sí misma aburrirse ni aburrir al respetable.

España, tiempo presente. Después de que un robo de diamantes salió mal, con todo y la castigadora Aurora (Ariadna Gil) enviada a la cárcel, su insegura hermana Paloma (Pilar Lopez de Ayala), su alcohólica cómplice Ana (Elena Anaya) y la jefa de todas ellas, la veterana Gloria Duque, esperan la oportunidad de reagruparse y volver a las andadas. Ana conoce en la Madre Patria a un poderoso narco mexicano, Félix (José María Yazpik, robándose la película), a quien le entusiasma tanto la felación que ella le receta, que el impulsivo gangster le propone matrimonio, se la trae a México y le organiza un bodorrio de aquellos, con todo y Mijares cantando en buen inglés Pretty Woman.

El asunto es que Ana no puede negar la cruz de su parroquia: borracha, puta y alejada de sus "hermanitas de sangre" que se quedaron en España, la mujer empieza a escapársele a Félix quien, harto de sus infidelidades, la echa de un auto en movimiento, dejándola en estado de coma. Regresan a escena Gloria, Paloma y Aurora -liberada gracias a otra felación que Gloria le hace a un juez: ora sí que puras mamadas-, quienes llegan a México a vengarse de lo que Félix le hizo a Ana y, de paso, como no queriendo la cosa, a robarle todo su dinero. Eso sí, siempre y cuando el sicario de cabecera de Félix, llamado indistintamente "el Arcángel", "Baby Face" o "Mi niño", lo permite. El matón de marras, llamado Gabriel (el productor Diego Luna), no parpadea cuando tiene que escabecharse a alguien, siempre y cuando ese alguien no sea un niño o una mujer.

La película tiene muchos elementos a su favor: una atractiva banda sonora con todo y el infaltable Paco de Lucía en los créditos finales, un espléndido cuadro de actores secundarios entre los cuales brilla Dagoberto Gama, varias secuencias bien montadas por el veterano editor almodovariano José Salcedo (por ejemplo, la inicial del fallido robo de diamantes, mostrada en impecable narración paralela en cuatro escenarios distintos), algunos chiespeantes diálogos bien hablados en vugar y misógino mexicano básico ("esas son nalguitas, les das dinero y las coges bien y no te causan problemas"), la plantosa presencia de Ariadna Gil y hasta la seguridad interpretativa de un sorprendente José María Yazpik. Todo ello eleva de manera considerable la torpe historia escrita por el propio Díaz Yanez.

El asunto es que la historia, además de ser inverosímil –lo que no es gran problema: toda heist-movie presume una trama increíble-, tiene demasiadas inconsistencias argumentales y estructurales: una voz en off que empieza narrando la cinta pero que es abandonada de inmediato, una relación de amistad indisoluble entre Félix y Gabriel que se sobreentiende pero no se justifica dramáticamente, personajes que aparecen en los intersticios (como la doña mafiosa interpretada por Ana Ofelia Murguía) y que no sirven para maldita la cosa, y así…

Mejor contador de historias que creador de las mismas, Díaz Yanez debería de buscar a un buen coguionista para la próxima: alguien que lo haga disciplinarse y cortar por aquí y por allá todo lo que sobra, además de agregarle a sus personajes eso que les falta. En una de esas, logra hacer la obra mayor que se le ha escapado.

Comentarios

Cofrade dijo…
Pésima película.. termina por aburrir, "Solo quiero caminar", solo me hizo pensar Solo quiero que termine..
O sólo quiero caminar, pero a la salida... A mí no me pareció tan mala, Cofrade, pero veo que me quedé solo en esta apreciación, porque no he encontrado otra opinión positiva sobre la cinta.
Saludos

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