Revisando a Chaplin.../XIX


En la casi ya veintena de entradas en las que he revisado al primer Chaplin –es decir, el Chaplin antes de la realización de los largometrajes-, queda claro que no son lo mismo los filmes en los que solamente Chaplin actúa, como Los Apuros de Mabel (Mabel’s Strange Predicament, EU, 1914) o Entre Chubascos (Between Showers, EU, 1914), y los filmes en donde él dirigía las acciones como Charlot Sufragista (A Busy Day, EU, 1914), Junto al Mar (By the Sea, EU, 1915) y Charlot Artista de Cine (The Masquerader, EU, 1914), el mejor de los filmes de uno o dos rollos que revisamos para esta entrega.

Los Apuros de Mabel, un two-reeler dirigido por el dueño de la Keystone, Mack Sennett, apoyado por su prolífico yes-sir-man Henry Lehrman, tiene como protagonista a la Mabel (Normand) del título, pero quien termina robándose la película es Chaplin en su infalible papel de vagabundo borrachales. Charlot llega briago a un hotel, causa estragos en el lobby, coquetea con todas las muchachas, le jala la cola al perro collie de Mabel, es incapaz de sentarse en un sillón y no puede mantener la vertical por más intentos que hace. Los apuros de Miss Normand son más bien pedestres –ella termina empijamada en un cuarto de hotel que no es el suyo- pero la presencia de Charlot no lo es jamás.

Entre Chubascos, la siguiente película en la que Chaplin actuó dirigido por Henry Lehrman, es también una cinta de dos rollos. Por desgracia, aquí no hay mucha oportunidad para el lucimiento chaplinesco –más allá de su virtuosismo en el más violento slapstick-, pues la trama, que se nota a leguas improvisada, es demasiado simple: un malandrín (Ford Sterling) que le había robado el paraguas a un cuico despistado (Chester Conklin) termina rivalizando en amores con Charlot, con quien se lía en un duelo de patadas y ladrillazos.

Es mucho mejor Charlot Sufragista, aunque sea por la grotesca comicidad de la que hace gala Chaplin, quien aquí no encarna a Charlot sino a una celosa doñita cuyo marido (inevitable Mack Swain) quiene ponerle los cuernos con la guapa Phyllis Allen. Se trata del tercer filme dirigido por Chaplin –después de Veinte Minutos de Amor (1914) y Charlot y la Sonámbula (1914)- y, aunque el escenario es Sennett puro –la acción se lleva a cabo en un auténtico desfile que parece es de policías-, el Chaplin director sabe explotar a la perfección los exteriores naturales, monta eficazmente persecuciones y peleas, y se atreve a citarse a sí mismo: como el terco vagabundo que se entrometía en la filmación de Carrera Infantil de Autos (1914), en esta ocasión la mujer encarnada por Chaplin olvida por un momento que está buscando a su coscolino marido y, ante la presencia de una cámara de cine, no resiste la tentación de plantarse frente a ella. Curiosamente, Chaplin no enlistó en su filmografía a esta película como suya, pero las evidencias indican que sí la dirigió.

No hay duda alguna de la autoría chaplinesca de Charlot Artista de Cine, una de las mejores cintas dirigidas por Chaplin para la Keystone de Sennett y la décima de su filmografía. En ella, Chaplin no interpreta a Charlot, sino a una especie de versión de sí mismo como actor. El escenario son los propios estudios de Sennett, en donde llega un joven actor (el propio Chaplin) a trabajar. Ahí, mientras se maquilla, se coloca su típico mostacho y se viste con el atuendo de Charlot, comparte camerino con Fatty Arbuckle –nada menos- a quien infructuosamente trata de bajarle su pachita. Luego, el actor novel, ya vestido de Charlot, le echa a perder una escena a Chester Conklin, con quien se agarra a patadas voladoras. Por supuesto, el actor –o sea Charlot, o sea Chaplin- es despedido, por lo que luego regresará al mismo estudio vestido ahora como juvenil mujer, todo con el fin de vengarse de su despótico patrón malhumorado. La comedia es inusualmente sofisticada por los diferentes niveles de juego actoral que propone, una prueba fehaciente de que incluso en su primer año detrás de las cámaras, Chaplin entendía muy bien los alcances del cine como lenguaje, arte e industria, más allá del perfecto manejo del slapstick.

Junto al Mar, su filme número 27 y realizado para la Essanay, es muestra de ello. La trama es muy sencilla, casi sennettiana: el parque típico en donde se desatan los enredos y pleitos de siempre es sustituido aquí por la playa, en donde Charlot, otra vez de vagabundo borrachales y bravero, coquetea con Edna Purviance y Margie Reiger, mientras pelea a patadas y puñetazos con Billy Armstrong y Bud Jamison. Particularmente inspirado es el duelo con este último, cuando los dos blanden unos conos de nieve con los que terminan completamente embarrados. La trama es casi inexistente, es cierto, pero basta ver el slapstick chaplinesco de sus primeros años (1914, 1915) y compararlo con las películas de otros cineastas de esa misma época para darnos cuenta el abismo existente en cuanto al manejo del encuadre, de los movimientos de los actores dentro del mismo, de los tiempos de respuesta entre una acción y otra. A estas alturas, Chaplin ya era, pues, un cineasta.


Comentarios

Joel Meza dijo…
¿Cómo se llaman en Inglés, pa' buscarlas en el yutub?
En el texto vienen los títulos originales, mi estimado. Están en la red gratuita y legalmente, en varios sitios.
Joel Meza dijo…
Ah, qué flojera: hay que leer el texto, entonces...
'chas gracias!
Bueno, la información está en el primer párrafo. No es mucho.

Entradas populares