Baby: El aprendiz del crimen
-"¿Si veo así, bien intenso, a poco no me parezco a Steve McQueen?"
"-No".
Hay una escena, hacia la última parte de Baby: El aprendiz del crimen (Baby
Driver, EU-GB, 2017), sexto largometraje de Edgar Wright, que héroe y villano
escuchan, compartiendo audífonos, cierta canción de Barry White (“Never, Never
Gonna Give You Up”) que sirve no solo como perfecto resumen de lo que está
sucediendo en pantalla sino, también, como ilustración de un momento que se quiere grave,
importante, incluso dramático.
Esta y muchas otras escenas más del mismo tipo funcionan, pero solo en el primer nivel: es decir, en la perfecta fusión de música y acción, sea en la primera secuencia a ritmo de “Bellbottoms”, de The Jon Spencer Blues Explosion; sea en una balacera acompañada con los acordes clásicos del “Tequila” de Chuck Rio; sea cuando todo se sale de madre bajo los sonidos de Queen (“Brighton Rock”).
Esta y muchas otras escenas más del mismo tipo funcionan, pero solo en el primer nivel: es decir, en la perfecta fusión de música y acción, sea en la primera secuencia a ritmo de “Bellbottoms”, de The Jon Spencer Blues Explosion; sea en una balacera acompañada con los acordes clásicos del “Tequila” de Chuck Rio; sea cuando todo se sale de madre bajo los sonidos de Queen (“Brighton Rock”).
Por
lo demás, a nivel dramático, Baby…
es un fracaso total: no me habría podido interesar menos el destino del héroe,
el Baby del título (Ansel Elgort), un personaje tan desprovisto de personalidad
y carisma que solo puede hacerlo soportable el hecho de que tenga tan buen
gusto musical. Él mismo, los demás personajes y la propia historia –una heist movie que no es más que serie de
clichés eficazmente embonados- son meros excipientes del impresionante trabajo
de edición a cuatro manos de Jonathan Amos y Paul Machliss.
Aunque
en la película aparece de forma prominente los créditos de un coreógrafo, la
realidad es que no veo para qué lo utilizaron. Y es que este Ballet Mécanique (Léger, 1924) del
siglo XXI tiene sus mejores momentos (¿de plano sus únicos momentos?) en esas
escenas en las que vemos las imágenes casi abstractas de autos, balas, cuerpos
y rostros que aparecen y desaparecen del encuadre al ritmo de alguna tonada
popular. Es decir, en Baby… no hay
más coreógrafo que el virtuoso montaje de Amos y Machliss, que logra hacer danzar
a los autos que corren, chocan y hasta vuelan por las calles de Atlanta.
El asunto
es que, como bien lo apuntó Anthony Lane en The
New Yorker, Baby… no es tanto
una película sino, cuando mucho, un excelente video musical. Y los videos
musicales, incluso los mejores –véase el que el propio Wright realizó para Mint
Royale, “Blue Song” (2003), claro antecedente de esta cinta- duran unos cuantos
minutos. Y tienen protagonistas más carismáticos. Que, además bailan mejor. Por ejemplo, Christopher Walken en “Weapon of Choice” (Jonze, 2001).
Comentarios
But then again, Drive es una obra maestra comparada con esta pavada. Y eso que a mí Drive no me gustó tanto que digamos...
El otro día fui a la playa, por cierto.
jo
Eiza empieza a disparar metralletas en la calle cual personaje salido de una película de Robert Rodríguez y John Hamm hace lo mismo, cosas que estuve a punto de perdonar porque pensé: "bueno, un poco de desparpajo no está mal" pero luego viene lo peor: Kevin Spacey. Personaje que te pintan como la maldita maldad personificada y que si no haces lo que él quiere, te rompe las piernas y no sé qué tanta payasada para que salga con que alguna vez estuvo enamorado y ya por eso tira todo por la borda y prácticamente se deja matar.
AY NO MAMEN!!!
Es como si Vito Corleone se dejara matar por Tattaglia nomás porque vio dos palomas en su jardín y eso le tocó una fibra sensible o alguna estupidez de ese tamaño.
Claro que, hablar de Vito Corleone en el mismo espacio dedicado a esta cosa de Baby whatever es un insulto para Don Vito así que pido disculpas.
Y luego está el asunto de que la película pierde mucho ritmo hacia la mitad, son los famosos 20 minutos que le sobran que he leído por ahí.
Lo sorprendente es que al parecer a muchos les ha gustado, ya no sé si es porque el director es buena onda o qué carajos pero todo mundo parece estar hipnotizado por esta cosa a la cual yo llamo, "el emperador no trae ropas puestas"
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PD: a todo mundo le ha gustado menos a dos o tres a quienes respeto mucho. Eso me tranquiliza, no ando tan perdido aunque me guste mucho el cine de Nolan je
Saludos
Pero a veces, para justificar nuestro punto de vista (el cuál jamás necesita ser justificado, pues es solo eso) acudimos a decir que o es un homenaje o un cliché. Una reverencia o un pastiche. Un guiño o una mentada... Y voy al caso referente a La La Land. Me acuerdo haber leído el amor sobrenatural (es broma) que le tuvieron en su momento a esa cinta. Tanto, que por un instante pensé que Chazelle ya había destronado a Nolan en el corazón de Christian (ya he visto que no)
Y si, entiendo que la diferencia entre homenaje y mal copia se desprende de como esta dirigida una película, narrada, actuada, etc. De ninguna manera digo que LaLaLand sea mala, pero es muy medianita... Vamos, valores de producción los tiene hasta Transformers, así que eso no es lo que se le debería aplaudir (ni a ninguna otra) Si somos capaces de querer un homenaje así, porque no un homenaje asado? Y eso es lo que he leído mucho en contra. Que si es rapidos y furiosos de arte, que si bullit, que si esto... Pues todo estaba planeado e incluido desde el inicio. Oigan que restarle méritos a una cinta como esta, con la fuerza narrativa que propone, con la vida que destila cada escena... y luego conformarnos con algo tan telenovelesco como la última de los simios... no lo entiendo (y me gusto la ultima de los simios, pero eso no me limita a ver sus partes telenovelescas como ridículas)
En fin, a mi me parece que están exagerando en donde colocar las reverencias y donde las criticas al mismo tipo de homenaje. A mi me gusto mucho, me emociono mucho y comprendí que Ansel hizo lo que tenia que hacer, ese era el personaje y me compro. Lo mismo les paso a muchos con La La Land...
PD. Ah, ah, antes de irme.. no creo, Ernesto, que sea trabajo de edición. Me parece que así siempre estuvo planeada. No esta editada al ritmo de la música, está dirigida así. Bien dicen (o me decía una maestra) lo que dirección no da, edición no arregla ... o algo así
Saludos :)