Silencio en el Lago


Deberían haber escuchado a la computadora automotriz de voz femenina que, insistentemente, les advertía: "en la primera oportunidad, dé la vuelta en U". Pero no: la joven pareja de novios formada por la bonita profesora de pre-escolar Jenny (Kelly Reilly) y su atractivo pretendiente Steve (ascendente Michael Fassbender, recién visto en Bastardos sin Gloria/Tarantino/2009 en el papel del heroico crítico de cine especialista en Pabst) no hacen caso. La parejita ha salido de Londres para ir a pasar un fin de semana idílico a las orillas de un remoto lago en un algún lugar del norte inglés, así que la artificial voz del GPS no los hará cambiar de opinión. Es más: Steve ha elegido ese apartado sitio para entregarle el anillo de compromiso a la sonriente Jenny, a quien hemos visto en la primera escena de Silencio en el Lago (Eden Lake, GB-Islas Caimán, 2008), jugar a las escondidas con unos peques de kínder.

En poco tiempo, Jenny tendrá que esconderse otra vez, pero ahora de unos niños más creciditos: de una bandita de media docena de bullies adolescentes comandada por el violento/violentado Brett (Jack O'Connell, espléndido), que empezará molestando a los tortolitos de Jenny y Steve en las orillas del susodicho lago con la música a todo volumen, una perra brava tan ladradora como cagona y una serie de comentarios imprudentes y ofensivos. Jenny y Steve tratan de guardar compostura: ellos son adultos, son citadinos, tienen una profesión, están a punto de comprometerse... No pueden dejar que media docena de escuincles les echen a perder el fin de semana. Pero, por supuesto, el fin de semana está perdido: las travesuras subirán de tono y muy pronto el correcto Steve y la amable Jenny tendrán que tomar una posición al respecto. Den espacio, por favor, a estos nuevos Perros de Paja (Peckinpah, 1971) que están viviendo su propia Amarga Pesadilla (Boorman, 1972).

El thriller ejecutado por el debutante James Watkins funciona como mecanismo de relojería. No faltan algún desliz menor (el típico "¡buuuu!" cuando Steve asusta a Jenny a inicio del filme ) y otro mayor (la estúpida invasión de Steve a la casa de Brett) pero, en general, todo el asunto parece provenir de una realidad genuina y reconocible: la violencia como forma única de comunicación comprensible, la pertenencia al grupo como una regla imposible de romper, la inconciencia juvenil que se va escalando sin que nadie pueda detenerla... El discurso que puede leerse a través del guión escrito también por el director Watkins es bastante obvio -la violencia juvenil se ha generado en la casa de cada uno de ellos, entre la indiferencia y los golpes-, pero no hay oportunidad para ningún choro explicativo y/o redentor. Steve y Jenny tendrá que correr por sus vidas y, en determinado momento, elegir si deben matar o morir.

En esto último los noviecitos santos y yuppies se parecen mucho al grupo de camaradas de Amarga Pesadilla o al anteojudo matemático de Perros de Pajas: llegado el momento, tendrán que demostrar que tras ese disfraz de civilización se esconde otro lobo hobbesiano dispuesto a no dejar que lo atropellen más. Sin embargo, creo que la conclusión de la película de Watkins es un tanto diferente a la de los clásicos setenteros citados: aquellos filmes fueron desatadas y pesimistas fantasías paranoicas que, al final de cuentas, aceptaban -o, de plano, ensalzaban- la propia violencia como algo natural, consustancial, en el hombre. En Silencio en el Lago podemos llegar a un dictum similar, sólo que el desenlace es aún, propongo, más aterrador: la imagen final de Brett, el líder bully adolescente, el sociópata no en potencia sino en activo, causa escalofríos. Vemos a Brett frente al espejo, probándose los ray-ban que fueron de Steve. El muchacho se quita y se pone los anteojos, se acomoda el cabello, mira sin expresión definida hacia el espejo. No hay sonrisa demoniaca ni expresión ñaca-ñaquesca alguna: es sólo un adolescente mirando su imagen y, en ese instante, acaso olvidando todo lo que ha sucedido en el día. Después de todo, sus papás se van a hacer cargo de todo. Como lo han hecho siempre.

Comentarios

Estupenda reseña. Yo también ví (bastantes) dejos de Deliverance en esta cosa. Chafa que me la ganaste, yo publico la mía hasta el miércoles.

Gracias por la explicación de la imagen final. Brrr...
Joel Meza dijo…
¿Islas Caimán? Entonces ha de ser producción mexicana.
Christian dijo…
*spoiler alert aguas*

ese pobre Fassbender no las trae todas consigo verdad?

en Bastardos, cuello

en esta, cuello,

ya que le diga a su agente que le consiga algo donde no le den cuello caray

jo

*fin de spoilers*
Joel: Sí. A lo mejor de los Salinas... O de algún líder sindical... Gómez Urrutia, Esparza, Elba Esther...

Tyler: Sí, bueno, y además protagoniza Hunger, que no ha llegado por acá pero en donde también no le va muy bien que digamos.
Christian dijo…
y también habrá hecho una dieta al estilo Christian Bale en 'The Machinist' Ernesto?

Fassbender i mean...
Joel Sebastián dijo…
Definitivamente comparto tu opinión con respecto al filme. Desde mi punto de vista es ahora en Europa en donde el género está tomando nuevos bríos: Francia (Alta Tension, Al Interior, Frontieres, Martyrs), Inglaterra (The children, Eden Lake), Bélgica (Ellos), España (El orfanato, Rec), Suecia (Dead Snow y Déjame entrar). Lo triste es ver cómo la industria Hollywoodense quiere colgarse un poco de este éxito al realizar remakes (como el que viene de Déjame entrar) o llamando a directores que en su tierra natal son chingones, pero que al pisar tierras gabachas, la imaginación y la creatividad se les opaca.
Joel Meza dijo…
... al pisar tierras gabachas, la imaginación y la creatividad se les opaca.
Más bien es el resultado de ponerse a las órdenes de los ejecutivos de los estudios, ¿no? Ejecutivos que se han aprendido de memoria los paradigmas de los tres actos y el viaje del héroe de los gurús hollywoodenses. Ver The Player o Adaptation para un par de buenas deconstrucciones.

Además, está la barrera del idioma. No a todos se les da trasladar sus ideas a un equipo que habla un idioma ajeno, escritor incluido. Citando (una vez más y nuevamente de memoria) al maestro Lumet, narra en su libro Making Movies la desagradable sorpresa que le causaron los diálogos en Inglés de Zabriskie Point, la primera película gringa de Antonioni.
Anónimo dijo…
A mi ocncepto personal...la trama o histori a dela pelicula es buena...sin embargo no tiene un deselance o mas bien un final atractivo por el contrario es un final que se contrapone a todas las expectativas del obervador...tanto luchar la protagonista para q acabara en las manos d elos padres de los chicos malos...ademas por otro lado no encontre que papel real cumple el niño que la traiciona a ella llevandola a donde estan los otros chicos...este niño considero no juega o no enmarca dentro de la pelicula...
Anónimo: Es un cliché -o si quieres, una regla- de este tipo de cine. Hay una fatalidad imposible de enfrentar: la víctima seguirá siendo víctima. Y si sobrevive, lo hará con tantas cicatrices que terminará convertida en el perseguidor.

Gracias por el comentario.
Anónimo dijo…
Hijos de putaaaaaaaaaaaa!

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