Ecos de una escena/I
Hace unos días volví a ver, por enésima ocasión, A la Hora Señalada (Zinnemann, 1952), el western clásico en el que el recién casado marshall Will Kane (Gary Cooper) es abandonado por todos -sus ayudantes, su mujer (Grace Kelly), el pueblo entero al que ha defendido durante tanto años- en vista de que un antiguo enemigo de Kane arribará al pueblo a cobrar su venganza.
Hacia el final, hay una escena re-descubierta por mí que tiene una resonancia nueva: Kane visita a un avejentado sheriff retirado, el hombre por cuya admiración él mismo se convirtió en agente de la ley. El viejo no puede ayudarlo: está postrado en una silla y, además, es artrítico. "Debiste haberte ido", le dice el hombre a Kane, "no vale la pena". Pero Kane tiene que cumplir con una obligación casi kantiana: tiene que seguir con su deber, independientmente de sus inclinaciones, sus miedos, sus dudas, sus temores.
Muchos años después, en Sin Lugar para los Débiles (2007), hay una escena similar hacia el devastador desenlace abierto de esa obra maestra de los hermanos Coen. El sheriff Ed Tom Bell (Tommy Lee Jones) va a hablar con otro viejo postrado en otra silla. El anciano (espléndido Barry Corbin), rodeado de gatos, le dice algo muy similar a lo que le aconsejan a Will Kane en A la Hora Señalada: "you can't stop what's coming, it ain't all waiting on you. That's vanity".
Por supuesto, el sheriff Kane no hará caso de ese consejo, pero ya sabemos que está encarnado por Gary Cooper y no falta decir más. En contraste, el sheriff Bell de Tommy Lee Jones vive en otro tiempo y en otro Hollywood. No puede darse lujos heroicos: "That's vanity".
Comentarios
como con los vinos...
claro, hay películas que envejecen bien y otras que no tanto.
Me dieron unas ganas endemoniadas de ver de nuevo High Noon. A esperar The road. A ver qué tal salió.
Saludos