La Transmisión
La Transmisión (The Signal, EU, 2007) es una película inevitablemente dispareja. Dividida en tres episodios de poco más de 30 minutos y cada uno de esos segmentos dirigido por un cineasta diferente, la cinta lleva su inconsistencia narrativa no sólo como una carta de presentación: es su misma razón de ser. No podía ser de otra manera: la primer parte de la cinta es dirigida por David Bruckner quien, como si estuvieran participando en cierto juego surrealista, le cede la silla a Jacob Gentry para que continúe la historia y éste, luego, le pasará la estafeta a Dan Bush para que dirija el último tercio. Bajo estas circunstancias, La Transmisión tenía casi la obligación de ser dispareja.
Escrito por los propios tres cineastas, el filme es una meritoria puesta al día de las apocalípticas películas de zombies de Romero. En una ciudad americana llamada Terminus -en realidad, Atlanta-, a la gente le agarra la "loquera" de matar a quien se le ponga enfrente. El origen de esta plaga de asesinatos se debe a la señal del título en inglés, una transmisión -como lo dice el título en español- que llega a los cerebros de los habitantes de Terminus a través de la radio, el teléfono, la televisión... Nadie sabe de dónde viene, ni quién la envía -tampoco hay una explicación exhaustiva sobre qué hace caminar a los zombies en La Noche de los Muertos Vivientes (Romero, 1968)- pero las consecuencias son evidentes. Un ejemplo: el vecino de al lado toma sus tijeras para podar, toca las puertas de cada departamento del piso y corta la garganta a quien le abre.
En realidad, pareciera que el violento marido fumigador Lewis (AJ Bowen) no necesita de la señal de marras para sospechar que su mujercita Mya (Anessa Ramsey) lo está engañando, así que cuando llega muy tarde a la casa y no puede sostener la mirada cuando él le pregunta qué estaba haciendo, el instinto asesino de Lewis brota al instante (¿ahí estuvo siempre?) y le destroza la cabeza a batazos a uno de sus invitados nomás porque sí (Transmisión I: Loco de Amor). En la segunda parte (Transmisión II: El Monstruo Celoso), Lewis, que ha capturado al amante de su mujer, Ben (Justin Welborn), llega al clasemediero hogar de una pareja que ha vivido sus propias dificultades -nada grave: la mujer acaba de matar al marido- y ahí conoce también al diligente Clark (Scott Poythress), quien en la escena más delirante de la película conversará con la cabeza decapitada de una de sus víctimas. Cuando llegamos al episodio final (Transmisión III: Escape de Terminus), casi todas las buenas ideas se han agotado, por lo que uno suspira de alivio cuando el sangriento ménage-à-trois entre Mya, Ben y Lewis finalmente se resuelve... más o menos.
La Transmisión carece de las propuestas socio-alegóricas del mejor cine de Romero pero, por lo menos en su primer segmento y en partes del segundo y el tercero, Bruckner, Gentry y Bush, logran dotar de una más que estimable vitalidad narrativa a cada una de las partes de la cinta de las que son responsables. Así, en Transmisión I, la mejor de las tres, Bruckner no toma prisioneros con una bien calculada puesta en imágenes en donde la violencia se sucede de forma tan imprevista como natural: la locura asesina cunde, los cadáveres caen, la sangre brota por todos lados, y los personajes actúan como en una especie de mal sueño del que es imposible despertar. El tono es muy distinto en Transmisión II: el delirio asesino se funde con un humor negro y absurdo digno de Monty Python, así que parece completamente normal aplastarle la cabeza a alguien con un tanque de fumigador sólo porque "venía a ti". Para cuando llegamos a Transmisión III, ya nada puede sorprendernos y el gore más desatado empieza a resultar monótono.
Filmada digitalmente con actores desconocidos y un bajísimo presupuesto (supuestamente sólo 50 mil dólares), La Señal es una modesta, derivativa pero bien ejecutada película de horror que, por lo menos en sus primeros 30-40 minutos, entusiasma de manera genuina. Es bien conocido lo que vemos, sin duda, pero parece fresco por el vigor de la puesta en imágenes. Al final, por desgracia, la frescura se pierde y empieza a oler un poquito a podrido... Será tanto cadáver regado.
Comentarios
Asumo que la división de los tres directores y escritores estuvo planeada siempre, desde la pre, pero me pregunto si nunca le encontraron la deficiencia que eso demostraba. No se si desde el papel, o desde el plan de trabajo, pero me parece que empalmados los tres capitulos dieron como resultado algo tan inofensivo que acaba cansando...
O ya estoy completamente amargado, porque aparentemente a todos gusto y mucho... Y sus críticos solo tuvieron de argumento que habían copiado la esencia del libro de King, Cell, para contar una historia mal hechota (y no fui yo el que dejo ese comentario en el IMDB, lo juro)