Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCLVI
Oh, Boy: 24 Horas en Berlín (Oh, Boy,
Alemania, 2012), de Jan Ole Gerster. Finalmente ha llegado a las salas
comerciales mexicanas esta multi-premiada opera
prima que arrasó en la entrega de los premios de la Academia Alemana de
Cine en el 2013, ganando seis galardones, incluyendo el de Mejor Película.
Niko Fisher (Tom
Schilling) es un confundido joven berlinés que ha dejado de estudiar Derecho,
no tiene trabajo, acaba de cortar con su novia, se le está acabando la lana y,
para acabarla de amolar, no consigue tomarse una mugre taza de café. En el transcurso de las 24
horas del título Niko se encuentra con una galería de personajes de lo más
variada, en una suerte de circular periplo existencial. La fotografía Philipp Kirsamer, más que notable.
La Postura del Hijo (Pozitia Copilului, Rumania, 2013), de Calin Peter Natzer. Vista en Morelia 2013 y ganadora tanto del Oso de Oro como del FIPRESCI en Berlín 2013, el tercer largometraje de Calin Peter Natzer ya se vio también en la televisión de paga hace varios meses pero, bueno, ha llegado finalmente su exhibición comercial. Más vale tarde que nunca.
La adinerada mamá dominadora Cornelia Keneres (Luminita Gheorghiu) se entera que su único hijo, el treintón Barbu (Bogdan Dumitrache), ha atropellado y matado a un niño de 14 años en algún pueblito del interior rumano. Cornelia sale de Bucarest con el fin claro de que a su retoño -que no quiere verla, por cierto, ni en pintura- no le "arruine la vida" ese "lamentable accidente". Cornelia se muestra capaz de todo -amenazar, apabullar, sobornar, aplastar- aunque también pareciera que ni ella ni su malcriado hijo madurón son inmunes a los remordimientos. Un sólido drama realizado con incesante cámara en mano, alejada del cine contemplativo con el que se ha hecho famoso el cine rumano en la última década.
El Dador de Recuerdos (The Giver, EU, 2014), de Philipp Noyce. Hay una ironía cruel en todo este asunto. "El Dador de Recuerdos", la novela
original escrita por Lois Lowry, se publicó en 1993,
varios años antes del exitoso ciclo de libros y películas juveniles iniciado a
fines del siglo pasado. Sin
embargo, como la adaptación cinematográfica tardó demasiado en realizarse, esta cinta parece, injustamente, una película derivativa y oportunista, que sigue
los pasos de sagas similares como Los Juegos del
Hambre, Divergente o Maze Runner. En sentido estricto, es al revés. Aunque, para el caso, da lo mismo. La película es, en efecto, derivativa y oportunista. Y, además, está desprovista, de todo sentido de urgencia, emoción o suspenso. Mi crítica, en el Primera Fila de Reforma del viernes pasado.
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