Las Aventuras de Tintin
Una cinta bastante entretenida, por encima del bajo promedio que nos entregó el cine animado hollywoodense este año, Las Aventuras de Tintin (The Adventures of Tintin, EU-Nueva Zelanda, 2011) es, sin embargo, una obra muy menor si se le compara con lo mejor en la filmografía de su director, Steven Spielberg. Qué remedio pero así debe ser: ante un nuevo filme de Spielberg –o de Scorsese o Allen- uno no puede olvidar que esos maestros han hecho cosas mejores. Se les exige más porque a eso nos han acostumbrado. Quién les manda.
Es fácil entender el interés de Spielberg por Tintin, el personaje de tira cómica creado por el historietista belga Georges Prosper Remi (mejor conocido como Hergé). Publicado inicialmente en 1929, Tintin vive buena parte de sus aventuras en una de las épocas favoritas del cineasta, los años 30/40. Y, por otra parte, las rocambolescas peripecias de Tintin se parecen mucho a las que vive el aventurero/arqueólogo Indiana Jones, con todo y tesoros escondidos, mapas secretos, tierras exóticas, además de peleas, balazos y corretizas.
Es decir, si Tintin no existiera, Spielberg lo habría creado. Y creo que aquí está el problema: acaso por permanecer fiel al espíritu inevitablemente episódico de la tira cómica original, el guión –atribuido a tres autores: Steven Moffat, Edgar Wright y Joe Cornish- no hace más que empujar al audaz periodista juvenil Tintin y a su fiel chucho Milú de un peligro a otro, de un escenario a otro, de una persecución a otra. No hay descanso para el espectador, es cierto, pero tampoco tiempo para interesarse en los personajes. Y aunque hay algunos destellos de buen humor por aquí y por allá –mi favorito: el administrador que le pone una estrella extra a su hotelucho que ya tiene vista al mar-, Tintin es un personaje plano y sin matices. Como héroe de acción y de aventuras exóticas, me sigo quedando con Indy. De lejos.
En el terreno de la animación, sí hay momentos notables que me hicieron recordar a otro Spielberg, ya no el de la saga indianajonesca, sino el de esa obra mayor subvalorada El Color Púrpura (1985). Como en aquel sublime melodrama femenino sobre “la sonrisa más fea del mundo” (Ayala Blanco dixit), en Las Aventuras de Tintin Spielberg experimenta con una serie de transiciones y enlaces narrativos/visuales tan imaginativos que, en efecto, sólo pudieron hacerse a través de la animación: arenas que se transforman en feroces olas del mar, el agua de un sitio que se transforma en un charquito pisado por el zapato de alguien, y así, pasando de presente a pasado, o de un escenario a otro, como en un imposible acto de prestidigitación cinematográfica. El mejor Spielberg, aunque sea por algunos momentos.
Comentarios
Leyéndote, me doy cuenta de que lo que me hizo falta es eso que mencionas: el Tintin de Spielberg es plano.
Desconozco la tira cómica, así que no sabría si es de origen. En la comparación con Indy, aquí es donde Tintin pierde. El centro moral de Indiana Jones es claro desde muy temprano en Los Cazadores del Arca Perdida. Tintin sólo parece diseñado para brincar, decidido y emocionado (y salir siempre bien librado) de un peligro a otro.
Parece como si Spielberg diera por hecho que todos conocemos sus orígenes, quien es, por qué le gusta la aventura, cuales son sus motivaciones, etc., lo cual evidentemente no ocurre. Pero eso no necesariamente es un defecto o si? pues ya sera chamba de nosotros.
Es como si dijeramos que en Hunger es mala porque nunca nos explican que onda con las protestas de los reos o de donde sale todo ese movimiento...
pero bueno, fuera de eso, todo lo demas es espectacular, me fascinó la cinta!
La secuencia central de la persecución de los pergaminos es alucinante. La narración del capital Haddock y su abuelo también es alucinante (ya quisieran los piratas del caribe haber contado con una secuencia así en toda su saga)
Las transiciones también son buenísimas y no se digan Nick Frost y Simon Pegg como ese par de atolondrados detectives ingleses uf!
Reitero mi noventaycincote para esta película
:)
Saludos
Tyler: Aunque no sepamos gran cosa de los personajes, hay que crear un interés por el personaje. En el caso de la primera Indiana Jones, tampoco sabíamos gran cosa -más bien, nada- del personaje y casi inmediatamente, por el actor, el guión, las peripericas, el humor, nos atrapa. Tintin es una película que llegué a admirar en algunos segmentos pero, fuera de los elementos técnicos, no podría haberme interesado menos. Eso sí, nunca me aburrió, debo admitir.
A mi también me gusto, pero no estuvo tan buena como pensé que iba a estar.
Steven Spielberg ha descubierto lo que puede hacer con el cine animado. Qué bendición.
Eduardo: Eso sí. En cuanto a animación se refiere, lo mejor que vi proveniente de Hollywood en este año. Esas transiciones son realmente mágicas. Y bienvenido a los comentarios, claro.
Te invito a que visites mi blog de cine
http://cineparausarelcerebro.blogspot.com/
Entretenida, ingeniosa y humorística... Spielberg en verdad es un constructor de sueños...