El cine que no vimos/XLIII




Tal vez deba de cambiar el nombre de esta sección del blog. O agregarle el adverbio respectivo: "el cine que no vimos... comercialmente". Y es que al hincarle el diente a la trilogía nunca estrenada en México Pusher (Dinamarca, 1996), Pusher II (Dinamarca-GB, 2004) y Pusher 3 (Dinamarca, 2005), del danés internacionalizado tan de moda Nicolas Winding Refn, no le estoy descubriendo nada al lector habitual de este blog. De hecho, estoy seguro que la mayoría de los lectores de Vértigo ya han visto alguna sino es que todas las cintas de Winding Ren. Es natural: en estos tiempos -los mejores en cuanto a la cinefilia se refieren, insisto- si alguien no conoce de un cineasta es porque no ha querido conocerlo. Como, mea culpa, había sido mi caso.
Pero, señor juez, tengo la disculpa -sé que es muy común, pero no por ello menos cierta- de la falta de tiempo. Así que, a pesar de que el nombre de Winding Refn ha aparecido en varias ocasiones en la mejor revista de cine que conozco -Sight and Sound-, en algunas listas de lo mejor del año desde 2008 para acá, y en pláticas con Agustín Galván, lo cierto es que apenas en este diciembre de 2011 me he dado el tiempo de ver todo su cine, preparándome para el estreno, por supuesto, de Drive (2011).


Y si había que empezar a conocer al danés educado en Nueva York y Copenhagen Winding Refn había que iniciar, Perogrullo obliga, con el principio. Pusher, la opera prima del egresado de la Escuela de Cine Danesa es un entusiasmado y entusiasmante ejercicio de estilo que logra trascender sus homenajes más obvios -al Scorsese de Calles Peligrosas (1973) y Buenos Muchachos (1990), a los ritmos conversacionales del primer Tarantino, al estilo "sucio" y "realista" de esa tomadura de pelo que fue el movimiento Dogma 95- gracias a un entusiasmo contagioso que, si bien no vuelve entrañable a sus personajes demasiado bien calculados, sí hace imposible dejar de interesarnos en ellos, incluso en su final en lógicos y contundentes puntos suspensivos.
En el párrafo anterior mencioné el seminal filme scorsesiano Calles Peligrosas. Ese nombre bien podría haber llevado toda la trilogía, de hecho. Para Agustín Galván, las tres Pusher retratan la vida y la muerte en las peligrosas calles danesas. Yo agregaría, además, otro adjetivo: las calles son peligrosas y multiculturales. El retrato que hace Winding Refn en estas tres cintas de la Dinamarca de hoy -especialmente en la tercera película, la mejor de ellas-es rico, sí, pero también desesperanzador: las tensiones entre los nativos daneses -o sus vecinos suecos- con los inmigrantes de todo tipo -serbios, turcos, albanos, polacos y demás- es tal que basta una broma pesada para que la sangre empiece a correr.
Después de la presentación de los personajes principales de la cinta con todo y sus nombres en la parte inferior del encuadre -el dramatis personae que Winding Refn repetirá en las dos secuelas y en su segundo largometraje, el quebrado Bleeder (1999)-, el filme se centra en la complicada vida a toda velocidad del traficante de heroína Frankie (Kim Bodnia), con novia prostituta desprecidada Vic (Laura Drasbæk) y socio y mejor amigo-rival Tonny (jovencísimo Mads Mikkelsen, cual émulo acaso traicionero del Johnny Boy del Robert de Niro de Calles Peligrosas).
Frankie es un buen sobreviviviente en el rudo ecosistema del distrito de Vestebro, el barrio bravo de Copenhagen. Como buen dealer que es -o buen puchador de droga, para decirlo en mexicano-, Frankie siempre está comprando y vendiendo y, por lo mismo, siempre le debe dinero a alguien y siempre le está cobrando a otros. El problema es que le debe ya demasiado al gangster serbio engañosamente afable Milo (Zlatco Buric), quien quiere ver su dinero ya. Así, cuando a Frankie le sale una jugosa oportunidad de negocio -vender una buena cantidad de heroína a un sueco excompañero de prisión-, el voluntarioso puchador le pide en consignación la droga a Milo, con la condición de regresar en unas cuantas horas a pagarle el precio de la droga y, además, lo que le debe. Por desgracia, la compra/venta termina en corretiza policial y, de aquí en adelante y hasta el final del filme, en corretiza existencial. Cual Peña Nieto tratando de salir del atolladero de dar una lista de libros, cada vez que Frankie quiere salir del hoyo en el que se encuentra, más se hunde.
La puesta en imágene de Winding Refn -cámara en mano siempre en movimiento de Morten Søborg- es el vehículo perfecto para seguir el frenesí de Frankie que sabe que no puede ni debe detenerse. En su última parte, incluso, es inevitable recordar algunos segmentos de Buenos Muchachos en los que la narrativa visual parecía contagiada por la exaltación del protagonista, el gangster cocainómano interpretado por Ray Liotta. También es notoria la influencia de Scorsese en la relación que tienen Frankie y Tommy. Como en Calles Peligrosas, en Pusher hay una camaradería conflictiva entre los dos amigos, sólo que aquí no hay  dependencia paternal, sino una clara rivalidad expresada en las guarradas de Tommy o en el aire de superioridad de Frankie. No importa: el rompimiento fraternal de los dos amigos será el problema menos importante de Frankie. Literalmente, no se la va a acabar... y no sabe ni siquiera cuándo se la va a acabar.


En Pusher II Frankie no está a la vista, pero sí Tonny, quien acaba de salir de prisión. Tonny es, ahora, el protagonista, uno mucho más pasivo de lo que fue Frankie. Con todo y que pide "respeto" por el tatuaje que tiene escrito en la nuca, Tonny nunca tendrá el respeto de nadie: no de las prostitutas que se ríen de él porque es incapaz de lograr una erección, no de su novia reaparecida Charlotte (Anne Sørensen) quien le enseña a su hijo de meses que no conocía, no de su camarada puchador Kusse-Kurt (Kurt Nielsen) que lo deja colgado de la brocha cuando un negocio sale mal y, sobre todo, no de su implacable padre Smeden (Leyf Sylvester) que lo desprecia y lo ve como un auténtico fracasado.
De los tres Pusher, éste es el menos logrado. Estilísticamente, es muy similar -nuevamente la ágil cámara en mano no conoce el descanso, otra vez el grano reventado del filme, de nuevo la toma sostenida de uno o dos minutos- pero en esta ocasión el tremendismo termina imponiéndose claramente. De hecho, por la historia misma -un tipo busca no la redención pero sí su identidad frente a un padre que no lo quiere y con un hijo de brazos que desconoce- estamos, a ratos, más en el terreno de un melodrama negro y violento a la Ripstein -aunque, eso sí, sin la abyección que caracteriza a los personajes más recientes del cineasta mexicano.


El tono solemne, entre bíblico y edípico, de Pusher II mina algo de su fuerza dramática, misma que recuperará en Pusher 3, la más satisfactoria de la serie acaso por ser la menos predecible. La tercera parte inicia con Milo -el gangster serbio de la primera parte que aparece también en una escena clave de la secuela- asistiendo a una junta de Narcóticos Anónimos. ¿De verdad Milo está dejando la droga? ¿Y también sus negocios ilícitos? ¿A poco nomás se va a dedicar a cocinar y a atender su restaurante, como lo hacía en la primer Pusher?
Muy pronto nos damos cuenta que sí, que la rehabilitación es en serio -bueno, más o menos- y que no, que Milo no ha dejado su profesión de mafioso. Sin embargo, como en las dos anteriores cintas, un negocio saldrá mal y Milo tendrá que lidiar con sus pocas-pulgas proveedores albanos, con cierto tratante de blancas polaco con todo y jovencita negociable, con su puchador truco alebrestado y respondón Muhammed (Ilyas Agac) y hasta con la organización de la fiesta de cumpleaños 25 de su mandona hija Milena (Marinela Dekic), casada con el bueno-pa'-nada taxista/puchador Mike (Levino Jensen).
Otra vez, con un estilo visual idéntico y tal como seguimos a Frankie en su infernal semana de mala suerte en el primer Pusher, en esta tercera parte seguirmos a Milo pero a lo largo de 24 horas, en las que tendrá que resolver desde los problemas más grandes -negociar con el dueño del local en donde será la fiesta por las flores y los globos extras que quiere la caprichosa de su hija- hasta los más pequeños -el ocultamiento de un par de cadáveres que salieron como producto indeseable de un trato que no terminó bien-, pasando por sus esfuerzos para no caer de nuevo en la droga y la molestia de que sus dos guaruras no pueden ayudarlo en nada porque se han enfermado del estómago al comer un guiso tradicional en el restaurante del propio Milo.
De las tres cintas, Pusher 3 es lo más cercano a una comedia que he visto en toda la obra de Winding Refn -aclaro: me falta ver Fear X (2003), Valhalla Rising (2009) y Drive-y, también, su atribulado gangster Milo es el protagonista más agradable -o menos destestable, pues- de toda la galería de emblemáticos personajes masculinos que he conocido. Milo se sabe viejo y que hay jóvenes esperando ocupar su lugar, sabe que no puede vencer a su dura hijita-de-papá, se ve obligado a tratar con drogas que no conoce (unas pastillitas llamadas éxtasis) y, por si fuera poco, la Dinamarca en la que, se entiende, ha vivido desde hace tiempo, se vuelve cada vez más compleja, con otros inmigrantes mejor integrados y/o más violentos que él mismo
Apunté arriba que Pusher 3 me parece la más satisfactoria de la trilogía: por la humanización -que no justificación/idealización- de su personaje central, por la ausencia de citas/homenajes cinefílicos, por su ausencia de tremendismo jodidista y porque el guión, escrito por el propio cineasta, es genuinamente impredecible. Cuando uno espera, por lo que se ha visto en las anteriores Pusher, que la cinta vaya por un lado, termina tomando otra ruta. 
¿La mejor película de Winding Refn hasta el momento es Pusher 3? Creo que sí: a menos que Valhalla Rising o Drive me hagan cambiar de opinión.

Comentarios

Anónimo dijo…
Y 'Bronson' apá?
Joel Meza dijo…
Uh, pos yo estoy en las mismas.
Tendré que verlas, a ver si antes de Drive.
Anónimo dijo…
Me gustó Drive. Pero después vi The Driver, con Ryan O'Neal, y me sentí estafado por Winding Refn.
Lo que hizo fue un fusil-ejercicio nostálgico, y le puso música electrónica.
Espero ver estas que menciona, Pusher. Se venden por separado o las tres?
Anónimo de las 12:15: Intimidante Hardy y en cuanto a recursos cinematográficos, también impresionante. Pero no le encontré mayor sentido a esa cinta. Incluso me gustó menos que Pusher 2 pero más que Bleeder, eso sí.

Joel: Es buen ejercicio hacerlo.

Anónimo de las 22:31: Sí, se venden por separado. Eso que comentas es lo que me pasó con Bronson. Pero, bueno, yo todavía no veo Drive. Y quiero volver a ver Driver que la vi hace muchos años en vídeo. VHS, además.
Joel Meza dijo…
¿Drive es el refrito de The Driver, con Ryan O'Neal? Esa la ví en el cine, cuando estaba en la secundaria y recuerdo que me gustó mucho. Fue de mis primeras películas "adultas".
Carl Zand dijo…
Pues, no exactamente un remake... pero un fusil sí. The Driver de Walter Hill es un western y los personajes tienen un código de honor y motivaciones morales en un mundo de renegados y forajidos. Drive, por otra parte, peca de ultra estilizada pero al final, queda un vacío... Los personajes se mueven sin pena ni gloria en un mundo de nihilistas.
Sergei dijo…
De hecho Drive es una Mezcla de The Driver y The Stunt Man,no hay por que sentirse estafado la idea fue concebida asi desde un principio, el guion basado en la novela Drive ya estaba escrito y la iba a dirigir Neil Marshall pero fue sustituido por Winding Refn el cual fue escogido por Ryan Gosling.
Fuente: IMDB y Variety
Anónimo dijo…
Excelente su texto maestro, sí, muchos lo conocimos con Drive, otros con Vanhalla Rising, y muy pocos con Pusher,lo importante es que lo descubrimos, y debo decir que me gustó mucho la trilogía, con personajes muy carismáticos, y esa cámara sin descanso, Bronson no está al nivel de ninguna de Pusher, y debo decir que me encantó Valhalla, Drive ya la vi más de 5 veces, y espero su estreno en cine, esperamos mas películas de Winding Refn.
Atte
@sabassbo
Joel Meza dijo…
Por cierto, Zand, The Driver la ví en el cine con tus primas guamuchileñas. Ah, qué recuerdos...
Carl Zand dijo…
Ah, cabrón... Casi acabamos siendo parientes. Menos mal que fue una película de Walter Hill, son muy románticas...
Pues no hay estafa: Drive es meramente un recuento de ese cine de acción setentero que ya no se hace, y como se hacía. Y si nos ponemos chungos, resulta que Drive es más un calco al eterno paradigma de Shane que otra cosa (otro Western, otra madre con su hijo con necesidad de un "padre/esposo" que las saque del agujero en el que se encuentran).

En términos generales, la segunda de Pusher siempre será la menor de la trilogía. Winding Refn debió hacerla obligado por el éxito que tuvo la primera, tras el fracaso que fue Fear X, su primera película producida y toda la cosa, que lo llevó a la bancarrota. Así que de la nada, dijo: debo de seguirle con estos personajes y con esta historia, para volver a agarrar lana. Y le salió el cuento.

Todo eso está documentado en la película Gambler, del 2006 de Phie Ambo. Por cierto, me gustaría ver una cinta documental sobre la crisis de un director como esta, pero protagonizada por Ripstein-Garcíadiego,

Y en efecto, Bronson vale por la actuación de Hardy y la pericia de Winding Refn para meternos en ese mundo (y espero que se acabe el mito: Nolan no vio a Hardy en Bronson y se lo llevó a hacer sus películas, vio Rock n' Rolla). Pero al película puede pasarse por alto (a fin de cuentas fue una cinta de encargo, que Winding Refn realizó para poder juntar dinero y hacer Valhalla Rising).

Total que de los tres productos de encargo que tiene, el más destacado es Drive.
Sergei dijo…
Joel si mal no recuerdo fue en el Cinema Culiacan 70 donde se exhibio the Driver o el Conductor pero lo que he tratado de recordar sin resultado con cual otra cinta se presento en esa ocasion?
ya ves que antes eran programas dobles.
Joel Meza dijo…
Sergei, te debo la respuesta: la ví en el extinto Cinema del Valle, en los terrenos de las féminas en cuestión: Guamúchil.
Zand, la verdad yo sólo iba de chaperón.
Christian dijo…
O sea, que Drive es algo asi como Bullit meets The Getaway meets The Driver?

'ta bien pues, mientras esté bien hecha, que mas da...
Joel: Hasta donde entiendo, no es un remake. Es un replantemiento -otro más- de un clásico. Pero ya lo dijo El Duende, para variar.

Carl: No he visto Drive. Pero eso se aplica también a Bronson.

Saúl: A ver si alcanzo a ver Valhalla Rising en estos días.

Agustín: De hecho, es curioso cómo la trilogía tiene que ver con deudas, pagos y broncas económicas. Y que las dos secuelas se hicieron al mismo tiempo para ahorrar lana y pagar unas deudas que el danés tenía.

Tyler: Pues sí. Con que exceda y trascienda sus deudas/homenajes.
Me gusta el término que Carlos siempre ha empleado a la hora de señalar esos detalles que un autor mete en su obra y que son enteramente biográficos, aunque no explícitos: el contrabandeo. Obviamente desde la primera de Pusher, Winding Refn se decanta por contrabandear desde su gusto por ese cine policiaco-setentero norteamericano quizá más en temática y filosofía, que en fisonomía. El asunto de su factura va más en la línea de con qué graba: un cine digital que no reniega de sus propias limitaciones, sino que las vuelve marca de agua.

Aunque, recordando al primer Scorsese, al algo solemne Hill y al pulsante Friedkin, el danés se nota decidido a seguir la cátedra que también siguió, aunque moderado, Soderbergh cuando hizo The Limey.

Lo que sí marca su distancia de esos personajes ambarinos del cine policiaco setentero, es que el nihilismo es una moneda corriente en los machotes Winging Refnianos.
Anónimo dijo…
Excelente. Yo tenia entendido que WR había rechazado su aceptación a la "prestigiosa" escuela de Cine Danesa (donde salió LVT y solo aceptan un escaso numero de estudiantes cada dos años), y en lugar, había utilizado ese dinero paa producirse PUSHER I. Será el sereno, recuerdo haber visto la trilogía, hace unos 4 años, en proyecciones de medianoche donde en la sala solo estaba yo y otro cristiano. De DRIVE en delante seguro llenara las salas donde exhiban sus peliculas. Al parecer ya tiene otros 2 proyectos vistos con el Groslin (asi de bien se llevaron durante Drive), esperemos ver que sale de esto (otra trilogía?).

JC
JC: Qué bien. Supongo. Digo, no he visto Drive. Sólo espero que sostenga tanto elogio.

Agustín: Contrabandear... Carlos se puso ayalista.

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