Sherlock Holmes
En su chorrogésima aventura fílmica –la Internet Movie Database enlista más de 200 películas y/o episodios televisivos holmesianos desde 1905-, Sherlock Holmes, el racionalista/positivista detective decimonónico creado por Sir Arthur Conan Doyle, ha sido re-creado (vuelto a crear, pues) para los cinéfilos de esta nueva década. Algunos de los seguidores de la obra litería de Conan Doyle –o de las célebres adaptaciones fílmicas canónicas protagonizadas por Basil Rathbone- se han quejado amargamente de este nuevo Holmes, tan ducho para las deducciones como para el kick-boxing.
Puede ser que tengan algo de razón: Sherlock Holmes (Ídem, EU-GB-Australia, 2009), resulta chocante a ratos, cuando su director, el disparejísimo Guy Ritchie, se engolosina con su excesiva puesta en imágenes y su exagerado uso del ralentí. Y también es cierto que el universo visual en el que se mueve este Holmes es más deudor de las novelas gráficas (me recordó el Londres de Desde el Infierno/Hermanos Hughes/2001) que de los innumerables antecedentes fílmicos-holmesianos. Sin embargo, al colocar todos los elementos en la balanza, los aspectos positivos pesan mucho más que los ocasionales derrapes estilísticos del exesposo de Madonna.
En primer lugar, el argumento de Lionel Wigram y Michael Robert Johnson juega con la posibilidad de que Holmes se enfrente no a un genio criminal cualquiera sino a un auténtico brujo satánico, Lord Blackwood (Mark Strong) que busca, mediante magia negra, apoderarse del Imperio Británico victoriano y hasta de las colonias americanas independizadas. Holmes y su proverbial escepticismo –en el mundo literario de Conan Doyle todo debe tener una explicación lógica- es desafiado por la posibilidad de que el villano haya hecho un pacto con el Diablo. En este sentido, el climático desenlace, con todo y sus puntillosas explicaciones, no traiciona en lo absoluto el canon holmesiano, por lo que las quejas acerca de la trama me parecen infundadas.
En segundo lugar, el reparto secundario resulta intachable: no sólo brilla el ascendente Mark Strong en el papel de Lord Blackwood, sino también Eddie Marsan como un perpetuamente irritado Inspector Lestrade, la angulosa Kelly Reilly como la prometida de Watson y la sexy Rachel McAdams como Irene Adler (un personaje que aparece en el relato holmesiano Escándalo en Bohemia/1891), la única mujer que logró vencer a Holmes y que, por lo mismo, obtuvo algo de respeto por parte del casto y misógino detective de Baker Street.
Y en tercer lugar, tenemos a Robert Downey Jr. y a Jude Law como Holmes y Watson, respectivamente, acaso la más interesante pareja de actores que hayan encarnado tan célebres personajes desde que Christopher Plummer fue Holmes y James Mason el doctor Watson en la espléndida Muerte por Decreto (Clark, 1979).
El argumento de Sherlock Holmes, la película, nos presenta a una pareja de detectives que se comportan como una especie de matrimonio común y corriente –o sea, más o menos bien/mal avenido- que no desaprovecha la oportunidad de intercambiar reproches y reclamos a la primera provocación. En este sentido, Downey Jr. y Law logran un rapport admirable: es obvio que ninguno de ellos puede vivir sin el otro, así que en la inevitable secuela, por más que Watson esté casado con su fiel Mary (Miss Reilly) y Holmes siga persiguiendo a Irene Adler, uno sabe en dónde está el verdadero amor, muy viril y hawksiano si se quiere, pero amor al fin y al cabo: entre Holmes y Watson.
Downey Jr. ha dicho por ahí que, en vista de lo bien que les salió a él y a Law la relación fílmica entre Holmes y Watson, su siguiente película juntos debería ser una cinta romántica (¿gay?). En todo caso, si no se animan a hacerla, podrían sustituir a Lemmon y a Matthau en una nueva versión de Una Extraña Pareja (Sacks, 1968). Se vale soñar.
Puede ser que tengan algo de razón: Sherlock Holmes (Ídem, EU-GB-Australia, 2009), resulta chocante a ratos, cuando su director, el disparejísimo Guy Ritchie, se engolosina con su excesiva puesta en imágenes y su exagerado uso del ralentí. Y también es cierto que el universo visual en el que se mueve este Holmes es más deudor de las novelas gráficas (me recordó el Londres de Desde el Infierno/Hermanos Hughes/2001) que de los innumerables antecedentes fílmicos-holmesianos. Sin embargo, al colocar todos los elementos en la balanza, los aspectos positivos pesan mucho más que los ocasionales derrapes estilísticos del exesposo de Madonna.
En primer lugar, el argumento de Lionel Wigram y Michael Robert Johnson juega con la posibilidad de que Holmes se enfrente no a un genio criminal cualquiera sino a un auténtico brujo satánico, Lord Blackwood (Mark Strong) que busca, mediante magia negra, apoderarse del Imperio Británico victoriano y hasta de las colonias americanas independizadas. Holmes y su proverbial escepticismo –en el mundo literario de Conan Doyle todo debe tener una explicación lógica- es desafiado por la posibilidad de que el villano haya hecho un pacto con el Diablo. En este sentido, el climático desenlace, con todo y sus puntillosas explicaciones, no traiciona en lo absoluto el canon holmesiano, por lo que las quejas acerca de la trama me parecen infundadas.
En segundo lugar, el reparto secundario resulta intachable: no sólo brilla el ascendente Mark Strong en el papel de Lord Blackwood, sino también Eddie Marsan como un perpetuamente irritado Inspector Lestrade, la angulosa Kelly Reilly como la prometida de Watson y la sexy Rachel McAdams como Irene Adler (un personaje que aparece en el relato holmesiano Escándalo en Bohemia/1891), la única mujer que logró vencer a Holmes y que, por lo mismo, obtuvo algo de respeto por parte del casto y misógino detective de Baker Street.
Y en tercer lugar, tenemos a Robert Downey Jr. y a Jude Law como Holmes y Watson, respectivamente, acaso la más interesante pareja de actores que hayan encarnado tan célebres personajes desde que Christopher Plummer fue Holmes y James Mason el doctor Watson en la espléndida Muerte por Decreto (Clark, 1979).
El argumento de Sherlock Holmes, la película, nos presenta a una pareja de detectives que se comportan como una especie de matrimonio común y corriente –o sea, más o menos bien/mal avenido- que no desaprovecha la oportunidad de intercambiar reproches y reclamos a la primera provocación. En este sentido, Downey Jr. y Law logran un rapport admirable: es obvio que ninguno de ellos puede vivir sin el otro, así que en la inevitable secuela, por más que Watson esté casado con su fiel Mary (Miss Reilly) y Holmes siga persiguiendo a Irene Adler, uno sabe en dónde está el verdadero amor, muy viril y hawksiano si se quiere, pero amor al fin y al cabo: entre Holmes y Watson.
Downey Jr. ha dicho por ahí que, en vista de lo bien que les salió a él y a Law la relación fílmica entre Holmes y Watson, su siguiente película juntos debería ser una cinta romántica (¿gay?). En todo caso, si no se animan a hacerla, podrían sustituir a Lemmon y a Matthau en una nueva versión de Una Extraña Pareja (Sacks, 1968). Se vale soñar.
Comentarios
Chale, aún así la voy a ver. Gracias por la reseña!
2046
Joel: Hay de refritos a refritos... Y, bueno, esto no es un refrito.
ni modo que fuera a estar muy cerrada la votación
jo
pd, esa escena donde Watson le suelta un guamazo al Sherlock esta genial jajaja
Quizá y suerte para la otra, preferiría ver al joven Jude Law haciéndola de Passepartout y a Downey Jr. como Phileas Fogg, y hay no se vería tan tedioso...
Sí, supongo yo. Un saludo.
Ah, La Vuelta al Mundo en 80 Días... ésa sería una gran película o mejor, una miniserie de tele británica. Pero que por favor, POR FAVOR, no le metan el globo. ¿De dónde sacaron el p*nche globo???
Y bueno, ahí tienen la película que por vez primera usó el CGI: Young Sherlock Holmes de 1985, dirección de Barry Levinson y producción de Steven Spielberg.
Duende: De hecho, apuesto algo: hay más Holmes "infieles" que los "fieles". Es decir, hay más Holmes que no están basados directamente en Conan Doyle. Basta ver la lista de títulos para darse cuenta de ello.
Ojo: De acuerdo. No sé si su mejor cinta pero sí la mejor desde... ¿Snatch?
Juan Carlos: Digamos que así como hay una reinvención de Holmes, también hay una reinvención de Irene Adler. Y bienvenido a los comentarios.
(sobre si Holmes es la mejor cinta de Ritchie desde Snatch)
aaah que buena película esa...
"anything to declare Sir?"
"yes, don't go to England!"
jajajja
"Why do they call him the Bullet-Dodger?"
"Because he dodges bullets, Avi"
jajajajja
"Should I call you Bullet? Tooth?"
"You can call me Susan if it makes you happy"
jajajajjaja
es de mis favoritas de todos los tiempos
saludos
Lo mismo ha pasado, ya que lo trajeron a colación, con Phileas Fogg (¿inventor?) y Passepartout (¿Mexicano? ¿Chino? ¿Un globo -en TODAS las adaptaciones que he visto, excepto una mexicana de Canal 13 hace unos 30 años-?)
por otro lado, alguna vez habia pasado que una película sacara cero votos en la encuesta semanal?? eso llamo mi atencion
saludos