Vals con Bashir (Vals im Bashir, Israel-Alemania-Francia-EU-Bélgica-Australia-Finlandia-Suiza, 2008), tercer largometraje del cineasta israelí Ari Folman, es todo lo que usted quiera, menos convencional. El primer filme documental-bélico-psicoanalítico-animado en la historia del cine, Vals con Bashir es una fascinante, provocadora y contradictoria exploración personal/colectiva/generacional sobre el papel que jugó el propio cineasta Folman (y, simbólicamente, Israel mismo) en el atroz genocidio de Sabra y Chatila, sucedido en Beirut en septiembre de 1982, en plena invasión israelí del Líbano, cuando un grupo de falangistas cristianos, apoyados por el ejército israelí dirigido por Ariel Sharon, masacró a más de tres mil refugiados palestinos (mujeres, niños, ancianos) como una represalia por el asesinato del Bashir del título, el presidente electo de Líbano, que era apoyado por Israel...
Esta reseña se publica hoy en la sección cultural del diario REFORMA.
Vals con Bashir se exhibe hoy y mañana en la Cineteca Nacional.
Comentarios
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Supongo que si alguna vez se hiciera Maus (el cómic de Art Spiegelman sobre el Holocausto) en película, llenaría completamente esta descripción.
Ese cuadro me recordó El amante menguante....
2046
Nausicaa es extraordinaria... Ya me dieron ganas de volver a verla.
Miyazaki es la hostia... sabes si ya se tiene fecha para estrenarse Ponyo aqui en México?
2046
¿Pasa algo con tus feeeds? Hace días en mi reader de google no aparecen tus actualizaciones, desde el 12 de junio, para ser precisa.
Y ahora si, sobre este joyita tan fascinante como contradictoria. Qué difícil verla desde el punto de vista "estrictamente cinematográfico". Es bellísima y sus imágenes poseen una fuerza y una capacidad de conmover, inimaginables para mí, que no gusto nadita del cine bélico; la banda sonora... todo embona para crear una experiencia visual grandiosa.
Pero... siempre hay un pero... detrás de tanta belleza y de un discurso que puede ser honesto, subyace el horror, a partes iguales con la búsqueda de la expiación. Siento que Folman, no sólo escarba en su memoria para esclarecer aquellos infaustos hechos; también, quiere dejar clara la "inocencia" del ejército de su país. Mi abuela diría, tan peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata.
Saludos
PS Impactante film, pero, con tu perdón: ojalá ese gran humanista Ariel Sharon... se pudra en el infierno por los siglos de los siglos. Amén
En mi blog tampoco se actualizan los feeds de cinevertigo...
En cuanto a lo del infierno judío... Ni idea (¿algún judío en la sala?).
Marichuy: En efecto, la cinta es una suerte de expiación del propio Folman por su participación pasiva (que, como bien dices, no es disculpable) en la masacre de Sabra y Chatila. Su posición de aceptar la culpa llega al extremo de comparar el Holocausto judío con Sabra y Chatila (la plática que él tiene con su amigo psicoanalista), algo que era (y sigue siendo) impensable para la intelligentsia judía. Una suerte de anatema intelectual/histórico que pone a discusión el propio Folman. Creo que este tipo de detalles (además de la propia animación) es lo que hace más interesante la película.
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¿Y cómo le ha ido a Folman con su nación con la película?
Tyler: Hasta donde entiendo, Ariel Sharon no se ha muerto; según yo, sigue en coma desde hace dos o tres años. Lo que no sé, es si el coma profundo, sea equivalente al infierno.