El Legado Bourne
Los hacedores de El Legado Bourne
(The Bourne Legacy, EU, 2012), suerte de continuación-reboot de la saga sobre el espía y matarife amnésico y culposo Jason
Bourne (Identidad Desconocida/Liman/2002,
La Supremacía Bourne/2004 y Bourne: el Ultimátum/2007, ambas de
Paul Greengrass), han partido de la premisa que el público que va a ver esta
cuarta entrega ha revisado en BD/DVD las tres cintas anteriores –como fue mi caso- o que tiene una memoria prodigiosa, por lo que recuerda cada detalle,
cada personaje, cada nombre de cada operación encubierta que apareció en las películas
de la década pasada.
Si no es así –es decir,
si usted no tiene esa clase de memoria o si no acaba de volver a ver las tres
cintas anteriores-, no se preocupe si no le entiende mucho a lo que está
pasando en la primera hora de esta cinta. Sólo déjeme que le aclare: mucho de
lo que sucede tiene que ver con la trama de Bourne: el Ultimátum cuya buena parte de su historia está contenida,
a su vez, en cierta elipsis por corte directo que se encuentra en el desenlace
de La Supremacía Bourne.
Así pues, mientras
pasan muchos de los acontecimientos que vimos en Bourne: el Ultimátum, otro súper-espía y matarife llamado Aaron
Cross (Jeremy Renner) se salva de ser asesinado en manos del propio gobierno estadounidense
–representado aquí por el profesional y desalmado burócrata Edward Norton-, que
tiene que eliminar todo aquello que pueda servir de evidencia a la agente
Pamela Landy (Joan Allen en cameo) quien, con la ayuda de Jason Bourne (Matt
Damon solo en fotos), está develando la profunda corrupción y los innumerables
crímenes que, en nombre de la libertad, comete el gobierno gringo a través de
la CIA y sus operaciones encubiertas e ilegales.
Esta cuarta entrega la
dirige Tony Gilroy, el guionista de las tres cintas anteriores de Bourne, por
lo que es de esperar que, por más enrevesada que esté la trama –a ratos, más
confusa que compleja, como los Batman de Nolan o la segunda Matrix de los
Wachowski-, todos los personajes, diálogos y situaciones encajan a la
perfección con el universo planteado en las otras películas. Esto, sin embargo,
lo veo más como defecto que como virtud: para lograr que nada se salga del
universo planteado con anterioridad, tenemos innumerables escenas dialogadas en
las que varios malosos (Norton, Stacy Keach, Corey Stoll) cruzan miradas
ñacañaquescas o laguísimas parrafadas en las que la histérica científica Rachel
Weisz le explica al perseguido Cross sobre ingeniería genética, modificación de
comportamiento, inmunidad a virus y otras monsergas ininteligibles (¡Dios!: ¿no
han visto el cine de Hitchcock? ¡El McGuffin debe ser simple, sencillo, fácil
de entender!).
Esta excesiva verbalización
matrixera/nolaniana hace que la película rebase con mucho las dos horas de
duración, aunque debo confesar que no me aburrí tanto como podrían sugerir
estas líneas. Aunque Gilroy no está al mismo nivel de Greengrass o Liman en el
montaje de escenas de acción y persecuciones, hay por lo menos dos secuencias
dignas de mención: el enfrentamiento con los malosos y posterior escape de
Renner y Weisz de cierto caserón rural, y una emocionante corretiza a pata, por
los tejados y en motocicleta, por las calles y callejones de Manila.
Al final, es obvio que
El Legado Bourne es una apuesta de
Universal Pictures (y de los poderosos productores Kennedy/Marshall) por
mantener viva la franquicia, probar suerte con Renner –que no lo hace nada mal-
y ver si, para la próxima, pueden hacer algo mejor, acaso con el propio Matt
Damon regresando al primer plano, al lado de Renner. Después de todo, las dos
películas, El Legado Bourne y Bourne: el Ultimátum terminan más o
menos en el mismo espacio temporal. Aquí puede empezar otra nueva historia.
Comentarios
Y mientras veia esta, me puse a pensar en una siguiente pelicula que se desarrolla en el mismo espacio temporal que esta (y la tercera de Bourne) que se trata del terminator chino que corretea a Renner en Manila. A poco no estaria chila...
Lo mejor de esta nueva de Bourne, sin duda, los casi diez minutos en los que Renner y la siempre apreciable Weisz discuten en plena huída, a un costado de la carretera, sobre unas píldoras verdes y unas azules. Verde, azul ¿Azul? No, verde ¿Verde? Sí, verde ¿No azul? No, no azul.
Cinco minutos más de eso y ahí mismo me levanto y aplaudo hasta que me salieran cayos en las palmas de la mano... Neta.
Lo único que me quedé pensando al final, fue la razón por seguir con el "legado Bourne" con un Renner que agunata las corretizas y madrizas, en lugar de darle su propia cinta y su propio personaje.
En su apuesta del toma todo, creo, perdieron mucho.
Si si, en general me agradó bastante. Me gustó como Gilroy presenta las piezas del rompecabezas y poco a poco las va uniendo hacia el final de la pelicula.
Finalmente, un apunte y humilde opinión al margen. Creo que vivimos en una época con tanta cosa que la capacidad de asombro es casi nula, por eso los McGuffins actualmente son tan elaborados, hay que engatuzar al respetable con cuanta mafufada se les ocurra a los guionistas porque si no, las peliculas pueden parecer simplistas no?
Yo tengo amigos que cuando ven peliculas de Hitchcock me dicen que son muy "simples" y no se asombran para nada. Obviamente despues de inmolarlos, yo les explico las cosas, pero aun asi siguen de necios. Entonces yo creo que atendiendo a esas generaciones que no se sorprenden con nada y cada vez piden mas, los guionistas actúan en consecuencia.
En fin...
Pd: Mi Bournómetro sería así:
1. Bourne tercera parte
2. Bourne cuarta parte
3. Bourne primera parte
4. Bourne segunda parte
Saludos
David Bordwell
Estoy de acuerdo.
¡BATMAN!
¡batman!
Joel: A ese paso vamos a llegar a Bourne XV, que trata de alguno de los changos que está pegado a la computadora/monitor en, digamos, Bourne II.
Agustín: Sí, creo que debieron a lanzarse al reboot y ya, con las menos referencias posibles al Bourne de Damon. Y sin tantas discusiones de pastillitas.
Christian: Para tus amigos que dicen que las películas de Hitch son simples: son unos asnos -con perdón de tan nobles animalitos- y necesitan ver más cine y madurar más como cinéfilos. No se vale esa explicación. Es como cuando algún joven "cinéfilo" -lo entrecomillo por razón obvia- se ríe cuando ve un musical porque no entiende cómo es posible que se la pasen cantando todo el tiempo: bola de payos.
No se vale Ernesto, casi me haces escupir el café en plena junta hoy por la mañana cuando lei tu comentario!
Lo que pasa es que en realidad no son taaaaan cinéfilos. Soy yo el necio que les recomienda cosas y de repente les da por ver una que otra cosa que les digo, pero casi siempre me salen con que "qué hueva"
Ni modo, lo de ellos son los videojuegos y esas ondas, que se le va hacer. Por eso vengo acá y a twitter donde tengo ciber-amigos que si les gusta el cine en serio jeje
Uno de mis cuates, muy estimado por cierto, el otro día me salió con que: "no me gustan las películas en blanco y negro porque se ven feitas"
hazme el favrón cabor...
:(
Yo no condono el argumento, solo pienso que a lo mejor por eso es que los guionistas de ahora se inventan McGuffins bien mafufos, para atrapar a estas generaciones llamadas "Millenials", pero si, un McGuffin debe ser la cosa mas simple de entender del mundo. Como el diamantote de Snatch por ejemplo...
:)
pd: el único que le cuesta trabajo es precisamente Hitchcock jajajaja
pd2: ojo, le cuesta trabajo, mas no dice que le aburre ni una cosa de esas, pero denle chance, un día cambiará, yo lo sé. Es como yo, al principio no entendía a Herzog, ahora lo idolatro. Ya le tengo su altarcito con velitas y toda la cosa.
:P