La Banda Baader Meinhof
En cierto momento clave de La Banda Baader Meinhof (Der Baader Meinhof Komplex, Alemania-Francia-República Checa, 2008), quinto largometraje del disparejísimo artesano alemán semi-hollywoodizado Uli Edel (de Última Salida a Brooklyn/1989 a El Pequeño Vampiro/2000, pasando por Cuerpo del Delito/1993 y distintos telefilmes y episodios televisivos estadounidenses), alguien le pregunta a Horts Herold (Bruno Ganz), el comisionado de las fuerzas policiales germanas conocidas como la BKA -el equivalente del FBI gringo- qué es lo que quiere el grupo radical terrorista conocido como "Brigadas Rojas" o "La Banda Baader-Meinhof". "Va tras un mito", contesta lacónicamente Herold. Sobre ese mito, precisamente, trata este filme.
Escrita por Bernd Eichinger -autor también del guión de la obra mayor La Caída (Hirschbiegel, 2004)- sobre un libro del especialista Stefan Aust, he aquí la intensa y emocionante crónica del nacimiento de este grupo terrorista alemán, desde fines de los años 60 hasta la caída, prisión y suicidio de sus líderes a fines de los años 70, cuando cada uno de sus miembros fue capturado gracias al intachable profesionalismo del equipo dirigido por el cerebral comisionado Herold, quien entiende que para derrotar a esos radicales que pretenden crear "una nueva moral" tiene, primero, que comprenderlos. Antes que más fuerza, más inteligencia (¿y si alguien le mandara la película a Calderón?)..
Herold, de todas formas, es un personaje secundario en el filme. Los protagonistas están en el propio título de la película: el carismático, egocéntrico y machista Andreas Baader (Moritz Bleibtreu) y la periodista, feminista e intelectual de izquierdas Ulrike Meinhof (Martin Gedeck), quiene serían los indiscutibles líderes rivales/complementarios de este célebre grupo radical, responsable de innumerables asaltos, secuestros, atentados y ejecuciones, sea porque ellos dirigieron y planearon todas esas acciones, sea porque las "inspiraron" cuando estaban ya en calidad de prisioneros del Estado alemán.
Edel como cineasta y Eichinger como guionista se mueven en el filo de la navaja: por un lado, no se muestran inmunes ante la fuerza, el idealismo y el carisma de su pareja protagónica -en realidad, trío, porque no hay que olvidar a la novia de Baader, la hija de pastor luterano Gudrun Ensslin (Johanna Wokalek)-, pero tampoco dejan de mostrar las enormes contradicciones del grupo, sus constantes choques internos y, por supuesto, la crueldad y brutalidad de la que podían ser capaces todos ellos en nombre de "la nueva sociedad". Tampoco se disculpa al Estado alemán ni a los medios de comunicación, por cierto: la represión indiscriminada de estudiantes, la paranoia anticomunista de algunos medios y cierto atentado en contra de un líder izquierdista fueron los detonantes para el nacimiento de este grupo -y otros similares en buena parte del mundo- en un país, además, que aún cargaba el peso histórico de la culpa, pues los fundadores de las Brigadas Rojas eran hijos de esa generación de alemanes que permitió la ascensión de Hitler. Ellos no iban a permitir, decían, que el fascismo volviera a imponerse en Alemania. Y lo iban a evitar a sangre y fuego. Qué locura. Pero esos fueron años de locura.
La Banda Baader Meinhof se exhibe hoy en The Movie Company a las 15 y 20 horas.
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Momo