El Pantalón Largo


Frank Capra entró a la industria fílmica como chalán multi-usos (corre-ve-y-díle, asistente, escritor de intertítulos) antes de ser ascendido como escritor de gags para Hal Roach y Mack Sennet. Ahí, en esos terrenos, conoció al Cara-de-Niño Harry Langdon, el inocentón comediante que llegaría a rivalizar con Chaplin y Keaton en la taquilla de los años 20. Capra le escribió los guiones de nueve de sus películas -una de ellas el largometraje Tramp, Tramp, Tramp (Edwards, 1926)- antes de debutar como su director con The Strong Man (1926) -un gran éxito de crítica y público- y seguir con El Pantalón Largo (Long Pants, EU, 1927), que apenas si califica como largometraje, pues la cinta araña la hora de duración. Esta película, que se exhibe hoy en la Cineteca Nacional, marcaría, por cierto, el fin de la sociedad entre Capra y Langdon.
Debo confesar que conozco poco de Langdon -a diferencia de Chaplin, Keaton, Lloyd y Laurel & Hardy, de los cuales he revisado buena parte de su filmografía-, aunque recuerdo muy bien los encendidos elogios del narrador James Mason en esa maravillosa e inconseguible serie televisiva sobre el cine mudo llamada Hollywood (Brownlow y Gill, 1980), vista en mi adolescencia en la desaparecida Imevisión. Habría que aclarar que Langdon tuvo, en México, sus encendidos defensores. O por lo menos uno y muy respetado: Paco Ignacio Taibo, quien le dedicó el "Cuaderno de Cine" número 16, Harry Langdon: el Mejor de Todos, publicado por la UNAM en 1966.
Para el que no haya visto nunca un filme de Langdon, hay que aclarar que su personaje cómico es auténticamente original: no se parece al heroico pícaro/romántico Chaplin, al estoico cara de palo Keaton al all-american-boy Lloyd o a los siempre optimistas pero desafortunados Laurel & Hardy. Langdon encarnó a una especie de santo inocente, inmune a toda la maldad que le rodeaba. No es un cínico, por supuesto, pero tampoco crea usted que es un imbécil pues, llegado el momento, sabe salir, y muy bien, de los apuros en los que se mete. Digamos que el personaje que más se le parece, con todas las diferencias de tiempo y espacio que usted quiera, es el buenazo inocentón que encarnó Steve Carell en Virgen a los 40 (Apatow, 2005). Fuera de esta comparación más o menos forzada, no se me ocurre otro personaje similar al "Baby Face" Langdon.
Dicho todo lo anterior, El Pantalón Largo no representa lo mejor de ninguno de los dos, ni del entonces joven cineasta Capra, ni de la entonces estrella cómica bien establecida Harry Langdon. Langdon encarna aquí a Harry Shelby, el joven pueblerino inocentón cuyos padres no le han comprado sus pantalones largos, pues no quieren que su hijito adorado crezca. Finalmente, el momento sucede: Harry tiene el pantalón largo del título y se va a casar con la infaltable noviecita santa del lugar (Priscilla Bonner), pero por ahí aparece la femme-fatale y delincuente en huida Bebe Blair (guapísima Alma Bennett), de quien se enamora perdidamente el buenazo de Harry.
Lo que sucede a continuación -y, de hecho, lo que molestó a algunos críticos- es que el inocentón Harry enloquece a tal grado por Bebe que está dispuesto a matar a su prometida, a quien lleva vestida de novia a un bosque cercano para intentar asesinarla, sin conseguirlo -de hecho, el arma de fuego, con el que Harry le iba a darle un plomazo a la fiel noviecita, se le cae, y la muchacha encuentra el pistolón y lo usa para jugar al tiro al blanco y con muy buena puntería. Mucho mejor es la secuencia en la que Harry va en busca de Bebe para ayudarla a escapar de la cárcel, aunque termina "rescatando" a un cocodrilo que le muerde el trasero.
¿Por qué rompieron Capra y Langdon después de hacer esta cinta que, si bien no tuvo el éxito de Tramp, Tramp, Tramp o de The Strong Man, tampoco fue un fracaso? Lo que se sabe es que durante el rodaje Capra y su estrella pelearon a tal grado que, al finalizar la cinta, Langdon terminó corriendo a Capra y nunca volvería a trabajar con él. Después de este filme, Langdon iniciaría una larga y pronunciada decadencia; Capra, por su parte, se convertiría en uno de los cineasta claves del Hollywood de los años 30/40.

El Pantalón Largo se exhibe hoy en la Cineteca Nacional a las 19 horas.

Comentarios

Guillermo dijo…
Max Linder fue el maestro de todos ellos.
Yo diría que les señaló el camino. Hay algunos, como Chaplin y Keaton, que aprendieron solitos casi todo.
Miguel dijo…
Que pasa con los cómicos en la actualidad? si es que todavía existen, será que ya no habrá grandes cómicos.

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