El Bailarín Enamorado



Hace unos días, cuando estaba escribiendo mi crítica de Chicas en Conflicto (Damsels in Distress, EU, 2011) para el Primera Fila de Reforma -cómprelo en su puesto de revistas o pague la suscripción en línea: algunos tenemos que comer- recordé la escena final, en la que Greta Gerwig y su galán bailan y cantan "Things are Looking Up" de los hermanos Ira y George Gershwin y sentí la necesidad de volver a ver Un Bailarín Enamorado (A Damsel in Distress, EU, 1937), la película que Whit Stillman homenajea -en el titulo y en el desenlace- en su más reciente largometraje, la ya mencionada Chicas en Conflicto
El Bailarín Enamorado es el décimo largometraje de George Stevens (1904-1975), quien había iniciado en el cine, en plena adolescencia, como asistente de cámara para luego ser ascendido a director de fotografía a los 20 años de edad en los prolíficos estudios de Hal Roach. En poco tiempo, Stevens pasaría a ser uno de los más destacados gag-man del estudio y, luego, a director de varios cortometrajes de las estrellas Laurel y Hardy. 
Para cuando Stevens dirigió EBailarín Enamorado, el joven cineasta ya había obtenido uno de los más grandes triunfos de crítica y taquilla de la época -Alice Adams (1935), con Katharine Hepburn- y había dirigido a Fred Astaire y Ginger Rogers en el primer encuentro fílmico de la legendaria pareja: Swing Time (1936). Dicho de otra manera: Stevens era ya, a sus 33 años, un cineasta hecho y derecho, experto en gags visuales y verbales, que sabía aprovechar los talentos de sus estrellas consolidadas y descubrir otras nuevas. 
Así pues, en El Bailarín Enamorado tenemos a Fred Astaire en el papel de Jerry Hallyday, el bailarín americano del título, de gira europea y de visita en Londres. Su agente de publicidad -el gran George Burns soltando one-liners a diestra y siniestra, especialmente a su secretaria, la hilarante Gracie Allen- ha creado de él una imagen de Casanova que no corresponde a la realidad. Por una serie de coincidencias y malentendidos que no tiene sentido anotar aquí, la joven aristócrata Lady Alyce (Joan Fontaine en su primer papel importante en el cine) se encuentra con Astaire y, por supuesto, se enamora de él, lo que la pareja demuestra bailando la ya mencionada "Thing are Looking Up". 


La cinta abunda en diálogos ingeniosos -el guión es de, nada menos, el gran humorista P. G. Wodehouse sobre su propia obra de teatro-, Astaire tiene grandes oportunidades de lucimiento -su solo del final es impresionante-, Miss Fontaine está preciosa a sus 19 primaveras -aunque el movimiento de sus cejas me distrajeron- y, además del citado número de "Things are Looking Up", Astaire entona el clásico "Nice Work If You Can Get It". 
Por cierto, la delirante coreografía de Hermes Pan (el segmento "Funhouse") le hizo ganar su único Oscar a esta encantadora película que merece la revisión en programa doble con la cinta de Stillman. 

Aquí abajo, un fragmento de la coreografía oscareada en 1938:


Y aquí el impresionante solo de Astaire:



Comentarios

Christian dijo…
Que facil se ven esos bailes cuando los interpreta Fred Astaire...

O.O
Anónimo dijo…
refrescante critica Ernesto, has tenido olvidados a los musicales en tu blog
Joel Meza dijo…
Y el bato ni se despeina...
Anónimo: Cierto. Debería escribir más sobre ellos. El género me fascina.

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