Una Visita Inoportuna
Exhibido hace más de un año, en el 15to. Tour de Cine Francés, ha vuelto a la cartelera comercial Una Visita Inoportuna (Les Bruits des Glacons, Francia, 2010), el más reciente largometraje del septuagenario
maestro Bertrand Blier (Les Valseuses/1974, Vestido de Fiesta/1986), protagonizada por el oscareado Jean Dujardin.
Aunque
por la estructura y los recursos dramáticos de los que echa mano el filme –el
rompimiento contante de la cuarta pared, los flashbacks montados/platicados por
los propios personajes frente a cámara- uno podría pensar que se trata de la adaptación
de una obra de teatro, esto no es así: estamos ante un inteligente guión original
escrito por el propio cineasta Blier.
El
alcohólico escritor abandonado por mujer e hijo Charles Faulque (Dujardin)
recibe la visita en su casa de campo de un tipo encorbatado (Albert Dupontel)
que le dice, así nomás, que es su cáncer, que lo deje pasar, que no lo va a
molestar mucho: van a estar juntos unos tres meses, nada más. Eso es, claro, lo
que le queda de vida al tipo, que no deja su cubo de hielo y su vino blanco ni
para ir al baño –de ahí el título original de la cinta en francés, por cierto.
Aunque
no del todo satisfactoria –la resolución no se sostiene ante las reglas que la
propia premisa había mostrado-, esta comedia melodramática de Blier logra ser
divertida y perturbadora a la vez. El cáncer de Charles –que sólo puede ser
visto por él y por alguien que realmente lo ame, como su enteca sirvienta
Louisa (Anne Alvaro)- es una versión aún más molesta, egoísta y hedonista de él
mismo. Peleando continuamente, Charles y su cáncer recordarán momentos claves
de su vida en la que el escritor borrachales fue alejando de sí a todos los que
lo quieren, incluyendo a la sufrida y devota Louisa.
Blier
dirige con una vitalidad juvenil: la cámara de Francois Catonné se mueve con
ejemplar fluidez, el manejo del cambio de foco dentro del encuadre se hace con
precisión técnica/dramática, la pareja de Dujardin/Dupotel tiene un irritante
rapport muy adecuado para el tono del filme y la elección de la banda sonora
–que incluye a Nina Simone con el clásico “Ne me quitte pas” en los créditos
finales- es notable.
Con todo y estas virtudes, debo confesar que el desenlace me pareció gratuito y poco creíble pero, vaya, puedo estar
equivocado: después de todo, esta película tiene como personaje a un cáncer que
camina, habla y come.
Comentarios
:(