FICCM 2011/I
El Festival Internacional de Cine en la Ciudad de México 2011 (FICCM 2011) inicia hoy y aquí daremos cuenta de algunos de los materiales que se exhibirán desde hoy y hasta el domingo 13, cuando esta primera entrega del festival terminará. Ya veremos cómo funciona entre la prensa y el público este FICCM cuando, al momento de escribir estas líneas, varios cinéfilos me comentan que aún no conocen los precios de las cintas y el Comité Organizador ha decidido no sólo no hacer funciones de prensa sino, además, cobrarle la entrada al cine a los periodistas y críticos que quieran cubrir el Festival. Primera vez que me encuentro con algo similar en los más de 20 años que estoy dedicado a esto. En fin.
Pero volvamol al cine. Como suele suceder en muchos de estos eventos nacionales, las películas extranjeras son, de lejos, más interesantes que la programación nacional que, con sus excepciones de las cuales ya hablaremos, no despierta demasiado entusiasmo, por lo menos en el apátrida que esto escribe. Qué le vamos a hacer.
En la sección "Cine contemporáneo del mundo" se presenta hoy una curiosidad: Nothing Personal (Holanda-Irlanda, 2009), opera prima de la polaca desarrollada en Holanda Urszula Antoniak, cinta que arrasó en Locarno 2009: ganó Mejor Película, el FIPRESCI, una mención del jurado ecuménico y el Leopardo de Plata para su actriz, la notable Lotte Verbeek. Sin revisar contra qué filmes compitió, este breve largometraje -apenas 85 minutos- justifica sus premios en la desarmante sencillez de su premisa y en la sensible ejecución de parte de la cineasta, su cinefotógrafo y la pareja de actores que casi son los únicos que aparecen en pantalla.
Una joven mujer sin nombre -después sabremos que se llama Anne- camina, mochila en hombros, por los lluviosas y frías tierras de Connemara, Irlanda. Al inicio del filme atisbamos cómo dejó su departamento, cómo vendió todas sus pertenencias, cómo se quitó su anillo de matrimonio. No sabemos por qué deja todo atrás y el guión, escrito por la propia cineasta, se niega a darnos cualquier información aclaratoria. Tampoco sabemos mucho del hombre que ella encuentra viviendo en una pequeña pero acogedora casa en el extremo de una diminuta península, a la orilla de un lago. Sabemos, sí, que se llama Martin, que es viudo, que vive en completa soledad y que tiene el temor de morir mientras duerme. Nada más.
El convencionalismo de todo el asunto roza lo simplón: dos soledades se encuentran para "domesticarse" mutuamente, parafraseando al inolvidable zorro saint-exuperiano. Sin embargo, como ya mencioné antes, la sensible ejecución de esta sencilla premisa eleva enormidades el filme. Así, la cámara de Daniël Bouquet supera el preciosismo fotográfico inevitable -los paisajes irlandeses son de auténtica tarjeta postal- para entregarnos una visión del lugar, de la tierra, de la lluvia, de los interiores de la casa de Martin, que se siente genuina. Las costas del mar donde recogen Martin y Anne algas, el jardín en el que trabajan ensuciándose las manos, la bahía en la que recolectan alguna langosta, no parecen imágenes calculadoramente cinematográficas -aunque claro que lo son- sino retazos de un escenario natural y de una rutina diaria de la que nosotros somos testigos.
El éxito del filme se debe, también, y acaso en mayor grado, al sutil trabajo interpretativo de la joven actriz holandesa Lotte Verbeek y del veterano irlandés Stephen Rea. Ante un par de personajes desprovistos de toda información, Verbeek y Rea están obligados a dotar de un mínimo de profundidad convincente a sus dos solitarios. Se trata de un tour de force interpretativo por partida doble: se trata de un torneo de matices, miradas, tonos de voz, movimiento corporal... No me quiero imaginar en qué habría terminado una trama como la de Nothing Personal con actores menos sobrios, menos controlados.
Antoniak, por su parte, elige un ritmo narrativo pausado -pero no se me asuste: no se trata de slow cinema- con elipsis monumentales que demandan al espectador su colaboración más activa. Será usted, pues, quien llene los huecos de la historia aunque, a decir verdad, tampoco es necesario hacerlo. Con lo que vemos en pantalla es suficiente.
Nothing Personal se exhibe hoy en Cinemark Reforma 222 a las 18:30 horas.
Pero volvamol al cine. Como suele suceder en muchos de estos eventos nacionales, las películas extranjeras son, de lejos, más interesantes que la programación nacional que, con sus excepciones de las cuales ya hablaremos, no despierta demasiado entusiasmo, por lo menos en el apátrida que esto escribe. Qué le vamos a hacer.
En la sección "Cine contemporáneo del mundo" se presenta hoy una curiosidad: Nothing Personal (Holanda-Irlanda, 2009), opera prima de la polaca desarrollada en Holanda Urszula Antoniak, cinta que arrasó en Locarno 2009: ganó Mejor Película, el FIPRESCI, una mención del jurado ecuménico y el Leopardo de Plata para su actriz, la notable Lotte Verbeek. Sin revisar contra qué filmes compitió, este breve largometraje -apenas 85 minutos- justifica sus premios en la desarmante sencillez de su premisa y en la sensible ejecución de parte de la cineasta, su cinefotógrafo y la pareja de actores que casi son los únicos que aparecen en pantalla.
Una joven mujer sin nombre -después sabremos que se llama Anne- camina, mochila en hombros, por los lluviosas y frías tierras de Connemara, Irlanda. Al inicio del filme atisbamos cómo dejó su departamento, cómo vendió todas sus pertenencias, cómo se quitó su anillo de matrimonio. No sabemos por qué deja todo atrás y el guión, escrito por la propia cineasta, se niega a darnos cualquier información aclaratoria. Tampoco sabemos mucho del hombre que ella encuentra viviendo en una pequeña pero acogedora casa en el extremo de una diminuta península, a la orilla de un lago. Sabemos, sí, que se llama Martin, que es viudo, que vive en completa soledad y que tiene el temor de morir mientras duerme. Nada más.
El convencionalismo de todo el asunto roza lo simplón: dos soledades se encuentran para "domesticarse" mutuamente, parafraseando al inolvidable zorro saint-exuperiano. Sin embargo, como ya mencioné antes, la sensible ejecución de esta sencilla premisa eleva enormidades el filme. Así, la cámara de Daniël Bouquet supera el preciosismo fotográfico inevitable -los paisajes irlandeses son de auténtica tarjeta postal- para entregarnos una visión del lugar, de la tierra, de la lluvia, de los interiores de la casa de Martin, que se siente genuina. Las costas del mar donde recogen Martin y Anne algas, el jardín en el que trabajan ensuciándose las manos, la bahía en la que recolectan alguna langosta, no parecen imágenes calculadoramente cinematográficas -aunque claro que lo son- sino retazos de un escenario natural y de una rutina diaria de la que nosotros somos testigos.
El éxito del filme se debe, también, y acaso en mayor grado, al sutil trabajo interpretativo de la joven actriz holandesa Lotte Verbeek y del veterano irlandés Stephen Rea. Ante un par de personajes desprovistos de toda información, Verbeek y Rea están obligados a dotar de un mínimo de profundidad convincente a sus dos solitarios. Se trata de un tour de force interpretativo por partida doble: se trata de un torneo de matices, miradas, tonos de voz, movimiento corporal... No me quiero imaginar en qué habría terminado una trama como la de Nothing Personal con actores menos sobrios, menos controlados.
Antoniak, por su parte, elige un ritmo narrativo pausado -pero no se me asuste: no se trata de slow cinema- con elipsis monumentales que demandan al espectador su colaboración más activa. Será usted, pues, quien llene los huecos de la historia aunque, a decir verdad, tampoco es necesario hacerlo. Con lo que vemos en pantalla es suficiente.
Nothing Personal se exhibe hoy en Cinemark Reforma 222 a las 18:30 horas.
Comentarios
Entre esta reseña y la de True Grit del reforma no hallo a cual irle, magnificas las dos.
Vere True Grit hoy mismo, muero de ganas
Jo