Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCLXXXVIII



Un nuevo camino (Please Stand By, EU, 2017), de Ben Lewin. Wendy (Dakota Fanning) es una joven autista de alta funcionalidad que, sin embargo, necesita la supervisión constante de su muy profesional terapista (infalible Toni Collette). Obsesionada por Star Trek, Wendy escapa para viajar hasta Los Ángeles con el fin de entregar un guion que ha escrito sobre las aventuras de sus personajes favoritos, Mr. Spock y el Capitán Kirk. Una amable road-movie que se beneficia con una muy justa interpretación de Fanning y un magnífico reparto secundario. Una feel-good indie. Mi crítica en la sección Primera Fila del Reforma del viernes pasado. (*1/2)

Cada día (Every Day, EU, 2018), de Michael Sucsy. Sobre el best-seller juvenil homónimo, esta cinta parte de una premisa interesante: la adolescente Rhi (Angourie Rice) se enamora de alguien que cada día despierta en un cuerpo diferente, sin importar género o color de piel, aunque siempre de la misma edad. Por desgracia, el director Sucsy no pudo -o no quiso o no lo dejaron- explotar esta idea y la cinta desemboca en una cursilería inocua aunque, también es cierto, bastante entretenida. Eso sí, Miss Rice está llamada a convertirse en una auténtica estrella de cine. Mi crítica en la sección Primera Fila del Reforma del viernes pasado. (*)

Nadie nos mira (Argentina-España-Colombia-Brasil-Estados Unidos, 2017), de Julia Solomonoff. Nicolás Lencke (Guillermo Pfenning) es un actor televisivo reconocido en Argentina que, por alguna razón que luego sabremos, ha decidido ir a "hacer la América" a Nueva York. Mientras aterriza el proyecto de protagonizar una película dirigida por un cineasta mexicano de moda, Nico sobrevive como puede mesereando en un restaurante, limpiando departamentos y hasta cuidando al bebé de su única amiga (Elena Roger) en la Gran Manzana. Lo que sea, menos regresar a Buenos Aires con el rabo entre las piernas.
El tercer largometraje de Solomonoff (espléndida El último verano de la boyita/2009) es una absorbente cinta sobre un actor argentino auto-exiliado en Nueva York. El guion, escrito por la propia cineasta en colaboración con Christina Lazaridi, nos muestra a un personaje progresivamente acorralado y auto-saboteado por sus malas decisiones, su orgullo, sus mentiras y por un pasado que no ha podido ni querido dejar atrás. Pfenning -ganador del premio a Mejor Actor en el Festival TRIBECA del 2017- encarna con extraordinaria sutileza a este tipo que nunca nos es enteramente simpático pero tampoco completamente despreciable. (**)

Sin muertos no hay carnaval (Ecuador-México-Alemania, 2016), de Sebatián Cordero. El sexto largometraje del ecuatoriano Cordero es un fallido thriller social que inicia con el asesinato accidental de un niño alemán en las afueras de Guayaquil, muerto por el balazo de un cazador. Esta muerte y su misterioso perpetrador estarán conectados con una serie de personajes de distintas clases sociales, desde las más encumbradas hasta las más desposeídas, que se cruzan y entrecruzan debido a un conflicto de tierras.
Aunque el reparto está bien dirigido por Cordero, la historia escrita por el propio cineasta y Andrés Crespo no solo presume un discurso telenovelero muy obvio sino que, al acumular coincidencias tras coincidencias, termina por sabotear dramáticamente al propio filme. Una pena, porque Cordero ha demostrado en otras ocasiones (Crónicas/2004, Rabia/2009) que es capaz de hacer cosas mejores. (+)

El legado del diablo (Hereditary, EU, 2018), de Ari Aster. Probablemente la opera prima gringa del año. Después de la muerte de la excéntrica y difícil abuela, la familia nuclear -hija, yerno, nieto mayor, nieta menor- tiene que lidiar con los problemas hereditarios del título: una historia familiar en la que abundan problemas psicológicos, mentales y tragedias al pasto. Es una película de horror que podría haber sido dirigida -por lo menos en partes- por Bergman. (*** 1/2)

Comentarios

Anónimo dijo…
Gracias por tu blog y tu mirada sobre el cine

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