Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCLX
Estación Zombie: Tren a Busán (Busanhaeng, Corea del Sur, 2016), de Sang-ho Yeon. Si Steven Spielberg fuera coreano, habría hecho una película de zombies -en realidad, infectados- muy parecida a esta. Los temas spielbergianos están ahí -la orfandad infantil, el difícil aprendizaje de la paternidad- y la ejecución de las escenas de acción de parte del especialista en animación Yeon no desmerece ante la emblemática mezcla de humor y pathos típica del maestro americano. (***)
Un monstruo de mil cabezas (México, 2015), de Rodrigo Plá. Sólido thriller urbano centrado en una mujer (espléndida Jana Raluy) enfrentada al monstruo de mil cabezas del título, representado por una compañía de seguros y los chupasangres que la dirigen. Mi crítica en el Primera Fila de Reforma del viernes pasado. (**)
Aquí no ha pasado nada (Chile-EU-Francia, 2016), de Alejandro Fernández Almendras. Pude ver el cuarto largometraje de Fernández Almendras en Cartagena 2016 en donde tuve el gusto, como parte del jurado FIPRESCI, de entregarle el premio a la mejor película de la crítica. Acabo de publicar lo que escribí de ella por acá. (***)
Aerosol (México, 2016), de Mauricio D'Aguinaco. La opera prima del veterano diseñador de producción Mauricio D'Aguinaco es un melodrama urbano y juvenil que nos presenta la típica historia de amor entre un joven graffitero apodado "Tren" (Christian Vázquez) y una guapachosa bailarina apodada "Drama" (Zyria Fernández de Lara). El escenario de fondo es una Neza plagada de violencia, narcotráfico y corrupción policial, salvado por la única policía honesta de la corporación -y en un descuido, de todo México-, interpretada por Vanessa Bauche.
El debut en la dirección de MDA -así aparece en los créditos- tiene el suficiente dinamismo visual como para sostener el interés, por lo menos en el inicio: estética de cómic bien asumida, coqueteo con la narrativa de los video-juegos, bien ejecutadas coreografías de break y hip-hop, efectos gráficos y de animación al pasto. Por desgracia, la película se alarga demasiado y la historia de muerte, castigo y redención no ofrece mayor novedad. De cualquier manera, es más meritoria que buena parte del cine comercial mexicano que me tocó ver este año.
Como curiosidad, aparecen Paco Ayala de Molotov, Enrique Rangel de Café Tacuba y Dante Spinetta de Illya Kuryaki como villanos. Quien hace mejor trabajo de los tres es, de lejos, Ayala. (-)
El placer es mío (México, 2015), de Elisa Miller. Vista en Morelia 2015... por desgracia. Una pareja (Flor Edwarda Gurrola y Fausto Alzati) llegan a vivir al campo, a una abandonada casa paterna que se encuentra, aparentemente en Huitzilac. En el resto de la películas los vemos criar gallinas, él arregla un auto, ella cose algo de ropa, hacen el amor, ella sueña (o se imagina: da lo mismo) un caballo blanco, él se emborracha, ella también...
Tropicalizando cierta frase famosa de Roger Ebert, si usted hiciera algo de todo lo anterior en los 80 minutos que dura El Placer Es Mío -digamos, alimentar gallinas-, es probable que esa actividad sería más provechosa. (+)
Comentarios
(Es decir, más extenso del que está ya puesto, pues)
Travsam: Jajajajaj...
Joel: La frase de Ebert era algo así. Decía que él se salía del cine cuando pensaba que salirse y hacerle plática a la primera persona que viera en el lobby del cine podía ser más interesante que quedarse a terminar a ver la película.
Christian: Spielbergiana, hasta en eso.