Confesiones Verdaderas/VII


A FAVOR Y EN CONTRA

En la época del surrealismo, era costumbre entre nosotros decidir definitivamente acerca del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, de lo bello y lo feo. Existían libros que había que leer , otros que no había que leer, cosas que se debían hacer, otras que se debían evitar. Inspirándome en estos antiguos juegos, he reunido en este capítulo, dejándome llevar por el azar de la pluma, que es un azar como otro cualquiera, cierto número de mis aversiones y mis simpatías...

Me ha gustado Sade. Tenía más de veinticinco años cuando lo leí por primera vez, en París. Me causó una impresión mayor aún que la lectura de Darwin...

He adorado a Wagner y me he servido de su música en varias películas, desde la primera (Un Chien Andalou) hasta la última (Ese Oscuro Objeto del Deseo). Lo conocía bastante bien.

Me gusta comer temprano, acostarme y levantarme pronto. En eso soy completamente antiespañol.

Me gusta el Norte, el frío y la lluvia. En eso soy español. Nacido en un país árido, no imagino nada más bello que los bosques inmensos y húmedos, invadidos por la niebla...

No me gustan los países cálidos... Si vivo en México, es por casualidad. No me gustan el desierto, la arena, la civilización árabe, la india ni, sobre todo, la japonesa. En eso no soy un hombre de mi tiempo...

No me gustan mucho los ciegos, como la mayoría de los sordos. Un día, en México, vi a dos ciegos sentados juntos. El uno estaba masturbando al otro. Me sentí un tanto sorprendido por la escena...

Entre todos los ciegos del mundo, hay uno que no me agrada mucho, Jorge Luis Borges. Es un buen escritor, evidentemente, pero el mundo está lleno de buenos escritores. Además, yo no respeto a nadie porque sea un buen escritor...

Detesto el pedantismo y la jerga. A veces, he llorado de risa al leer ciertos artículos del Cahiers du Cinema. En México, nombrado presidente honorario del Centro de Capacitación Cinematográfica... soy invitado un día a visitar sus instalaciones. Me presentan a cuatro o cinco profesores. Entre ellos, un joven correctamente vestido y que enrojece de timidez. Le pregunto qué enseña. Me responde: "La semiología de la imagen clónica". Lo hubiera asesinado.

Siento horror a los fotógrafos de prensa. Dos de ellos me asaltaron literalmente un día cuando me paseaba por la carretera... Evolucionando a mi alrededor, no cesaban de ametrallarme, pese a mi deseo de estar solo. Yo era ya demasiado viejo para darles un escarmiento. Lamenté no ir armado...

Me gusta la puntualidad. A decir verdad, es una manía. No recuerdo haber llegado tarde ni una sola vez en mi vida...

Me gustan y no me gustan las arañas. Se trata de una manía que comparto con mis hermanos y mis hermanas. Atracción y repulsión a la vez...

Siento horror a las multitudes. Llamo multitud a toda reunión de más de seis personas...

Me gustan los obreros, admiro y envidio su habilidad.

Me gustan los Senderos de la Gloria, de Kubrick, Roma de Fellini, El Acorazado Potemkin, de Eisenstein, La Grande Bouffe, de Marco Ferreri, monumento hedonista, gran tragedia de la carne, Goupi, Mainsrouges, de Jacques Becker y Juegos Prohibidos de René Clement. Me gustaron mucho... las primeras películas de Friz Lang, Buster Keaton, los hermanos Marx...

Me gustan mucho las películas de Renoir hasta la guerra, y Persona de Bergman. De Fellini me gustan también La Strada, Las Noches de Cabiria, La Dolce Vita... En cambio en Casanova me salí mucho antes del final.

De Vittorio de Sica me gustaron mucho Sciuscia..., Umberto D y Ladrón de Bicicletas, en la que consigió convertir un instrumento de trabajo en protagonista. Es un hombre al que conocí y de quien me sentía muy próximo.

Me han gustado mucho las películas de Erich von Stroheim y de Sternberg. Las Noches de Chicago me pareció soberbia en su época.

He detestado De Aquí a la Eternidad, melodrama militarista y nacionalista que conoció, ay, un gran éxito.

Me gustan mucho Wajda y sus películas...

Me gustaron Manon, de Clouzot, y Atalante, de Jean Vigo...

Detesté Roma, Ciudad Abierta, de Rossellini...

Me gustó El Tesoro de la Sierra Madre... Huston es un gran director y un personaje muy exhuberante. Si Nazarín fue presentada en Cannes, de debió, en gran parte, a él...

Adoro los pasadizos secretos, las bibliotecas que se abren al silencio, las escaleras que desaparecen en las profundidades, las cajas fuertes disimuladas (tengo una en mi casa, no digo dónde).

Me gustan las armas y el tiro. He poseído hasta 65 revólveres y fusiles, pero vendí la mayor parte de mi colección en 1964, persuadido de que iba a morir ese año...

Me gustan los bastones-espada. Poseo media docena de ellos...

No me gustan las estadísticas. Es una de las plagas de nuestra época. Imposible leer una página de periódico sin encontrar una. Además, todas son falsas. Tampoco me gustan las siglas, otra manía contemporánea... No se encuentra ninguna sigla en los textos del siglo XIX...

Me gustan las culebras y, sobre todo, las ratas. Toda mi vida he vivido con ratas, salvo en los últimos año. Las domesticaba completamente y, la mayor parte de las veces, les cortaba un trozo de la cola (es muy fea una cola de rata)...

Me gustan los pastelazos. En varias ocasiones he sentido la viva tentación de introducir una escena de pastelazo en una de mis películas...

Siento un profundo horror por los sombreros mexicanos. Quiero decir con eso que detesto el folklore oficial y organizado. Me encanta un charro mexicano cuando lo encuentro en el campo...

Me gustan los enanos. Admiro su seguridad en sí mismos. Los encuentro simpáticos, inteligentes y me gusta trabajar con ellos... El que actuaba en Nazarín tenía en México dos amantes de estatura normal, a las que atendía por turno...

Fragmentos del maravilloso capítulo "A Favor y en Contra" de las memorias de Luis Buñuel, Mi Último Suspiro (Plaza & Janés, 1982).

Comentarios

Joel Meza dijo…
Estas son listas, no ch**gaderas.
(Notas: 1. ¿No habrá pensado el primer ciego que estaba agarrando su bastón...? 2. Los fotógrafos de prensa; de veras que ojalá Don Luis no hubiera vendido sus escopetas. 3. Charros falsos por todo México. Muy cierto.)
Christian dijo…
Tengo que coincidir absolutamente con su penúltimo punto. No hay nada más detestable para mi, que un par de mexicanos en un estadio de futbol de Azerbaijan con su sombrerote bien mexicanote.

Luego porque nos estereotipan alrededor del mundo...
J Luis Rivera dijo…
Ese libro es genial. A mi me gusta el capítulo de cuando va a Hollywood por segunda vez, pues me da cosa cuando conoce a su héroe, Fritz Lang.
Y hay otra anécdota maravillosa, contada por Buñuel en esa visita (¿o era en una posterior?): cuando le ofrecieron una cena varios de los grandes cineastas veteranos de Hollywood (Wyler, Wilder, Hitchcock...). Dicen que Hitch se puso hasta atrás (como acostumbraba) y, sentado junto a Buñuel, le decía: "Ah, la pierna de Tristana, la pierna de Tristana".

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