Guadalajara 2009/Día uno


Buena idea la de los organizadores de Guadalajara 2009: en las funciones de prensa, antes del largometraje en competencia, se exhibe un corto también de la sección competitiva. Así por lo menos los cortometrajes son vistos por alguien más que los cineastas, sus amigos, sus parientes y los jurados. A bote, pronto, unos apuntes:

En La Casa Invita (México, 2009), cortito de apenas 4 minutos de Misael García Rubio de Ycaza, una pareja de novios cena unos sabrosos y cebosos taquitos. El muchacho descubre el dedo de una mujer en uno de sus tacos, pero la consecuencia de ello es mucho peor... ¿o mejor? Un decente aunque previsible ejercicio de humor negro.

El largometraje que siguió, Voy a Explotar (México, 2008), tercer largometraje de Gerardo Naranjo (Malachance/2004, notable Drama/Mex/2006) es una especie de homenaje/saqueo godardiano en clave de historia de amor juvenil. Una pareja de adolescentes inadaptados -él fantasea en matar a todos sus maestros, ella desafía a quien se le ponga enfrente- huyen para esconderse... ¡en la azotea de la casa de él! Como desde el inicio aparecen no una sino varias armas, ya sabemos que en algún momento una de ellas se disparará y ocurrirá la fatal e inevitable tragedia. En lo personal, la cinta me perdió hacia la mitad: llegó un momento en que dejó de interesarme la suerte de ese par de chamacos destinados a arruinarse la vida nomás porque sí. Algo anda mal, de hecho, cuando el personaje más interesante de la película es el papá del muchacho, un descarado y corrupto político panista interpretado por Daniel Giménez Cacho.

Pero si Voy a Explotar fue una decepción, no sabía todavía lo que me esperaba: Naco es Chido (México, 2008) segundo largometraje de Sergio Arau, un falso -pero verdaderamente tedioso- documental sobre la reaparición de Botellita de Jerez. En efecto, Arau hace, qué originalidad, una película dentro de otra película: una productora convence a los casi sexagenarios "botellos" -el Uyuyuy, el Mastuerzo y el Cucurrucucú Paloma- que se reúnan y toquen juntos de nuevo en un concierto llamado "El Arrejunte". Las vicisitudes de la reunión, el compló que se organiza en contra de ellos -con participación internacional de Bin Laden y Bush, y nacional de Fox y Salinas- y un selecto grupo de cabezas parlantes (músicos, críticos, intelectuales et al) completan esta puntada que debió haber sido graciosa si hubiera durado 20 minutos. Con hora y media de relajo, imágenes pinchísimas y sonido sucio e inaudible, la película terminó convertida en una suerte de tortura. Eso sí: entre el desmadre, las canciones y los muchos albures, escuché de los "botellos" una frase célebre ("Dios no existe pero cómo estorba") y uno de más descriptivos insultos que he oído ("Nalgas de burro de planchar arrinconado").

El corto que acompañó a Naco es Chido fue Tío Facundo (México, 2008), de Alejandro Cochúa, de 27 minutos de duración, basado en el cuento homónimo de Isidoro Blaistein. Filmada en Cuba, he aquí la historia de cómo la sorpresiva llegada del tío Facundo del título acaba con el equilibrio de toda una familia. Con una espléndida banda sonora, un buen cuadro de actores y un perverso y provocador giro final, el filme se muestra como un logrado ejercicio -otro más- de humor negro.

El mejor largometraje de la jornada -de jornada, en todo caso- fue uno que ni siquiera tenía pensado ver. Traté de conseguir boleto para Reforma 18: Las Trampas del Poder (2009), documental mexicano de Néstor Sampieri, pero en la sala de prensa no tenían entradas para esa cinta. Sí tenían para El Diario de Agustín (Chile, 2008), que trata más o menos el mismo tema de Reforma 18...: la relación de la prensa con el poder político. La cinta de Sampieri está centrada en el cobarde golpe de mano echeverrista contra Excélsior, mientras que en El Diario... el tema es los perversos lazos de complicidad que trazó Agustín Edwards Eastman, el dueño del diario El Mercurio, con el régimen pinochetista. El Mercurio, el periódico más influyente y antiguo de Chile -de hecho, el más antiguo en lengua castellana- se convirtió, por convicción e interés de Edwards, no sólo en el adversario político de Allende -algo que, en todo caso, tenía todo el derecho de hacer- sino en un ariete antidemocrático para derrocar al gobierno legítimo. Más aún: cuando la Junta Militar tomó el poder con Pinochet a la cabeza, el diario no sólo se hizo de la vista gorda con las violaciones a los derechos humanos sino que, incluso, llegó a participar en montajes y propaganda creada por el gobierno, sea para negar las desapariciones políticas, sea para despretigiar a cualquier crítico del régimen criminal de Pinochet. En 2008, el Colegio de Periodistas de Chile pidió perdón al pueblo de ese país por los periodistas que fungieron como personeros de la dictadura durante los 17 años que ésta duró. El Mercurio, nos informa un nota final en la película, ha permanecido, hasta la fecha, en silencio. ¿Cuándo, en México, pedirán perdón esos medios y esos periodistas que no han hecho más que servir al amo en funciones? 

El Diario de Agustín tiene una posición, la argumenta y la defiende. Es cine militante, en el mejor sentido de la palabra. También lo es, aunque trata de parecer algo diferente, Chevolution (México, 2008), de Trisha Ziff, un documental que analiza el origen, evolución y desarrollo de la célebre foto del Che Guevara tomada por Alberto Korda en 1960. El filme nos muestra, con entrevistas, testimonios, fotos y películas de la época, las trayectorias paralelas del fotógrafo de moda convertido en fotógrafo del régimen castrista y la del médico argentino que devino guerrillero y que, después, se transformó en icono revolucionario, símbolo pop y playera bara-bara (llévela, llévela). Ziff le da voz a historiadores, fotógrafos, artistas, a la hija de Korda, al inevitable amigo de Guevara y hasta a Antonio Banderas y a Gael García (¿?) que aparecen ahí quién sabe por qué (bueno, Gael hizo del Che en Diarios de Motocicleta: ha de ser por eso). Lo más interesante de la cinta tiene que ver con la foto misma, cómo se tomó, su significado y su paradójica apropiación por el más ramplón consumismo capitalista. Y aunque Ziff le da espacio a alguno que otro detractor del Che (un articuladísimo muchacho cubano-americano, un iracundo viejito que tilda a Guevara de asesino), la verdad es que no hay duda alguna que la cineasta está con el Che hasta la muerte... digo, hasta la muelte, chico.

Comentarios

¿¿¿Arau??? Pensé que estábamos en 2009 y no en 1999. Eso también va para la Novaro zzzz...

Deja leo la entrada completa, je.

Ah, y la diferencia con Morelia es que su sección estelar son los cortos. Atascados no de amigos ni de familiares, sino de público "normal", je.
Voy a explotar es el 3er largometraje de Gerardo Naranjo. el primero es Mala chance.
Y felicidades por tus entregas "express".
Otra vez mi pregunta ¿por qué se menciona a "Voy a Explotar" como la segunda película de Gerardo Naranjo si esta antecedida de Malachance (2004) y Drama/Mex (2006)?

Saludos.

Enjoy.

:)
Eso de naco es chido es un mockumental o de plano sí hubo reunión y sí hubo esas... Mmm... ¿Graciosadas?
Digo, porque pa' falsos documentales... Errr... Tenemos de sobra.
Joel Meza dijo…
De lo que apuntas de la de Arau, lo mismo me pasó con su primera, Un Día sin Mexicanos. El bato tiene una muy buena idea y la echa a perder extendiéndola en un mal largometraje. A principios de los ochentas me gustaba Botellita de Jerez (los originales que apuntas: Arau, el Uyuyuy, el Mastuerzo y el Cucurrucucú...) precisamente porque las canciones no eran otra cosa que chistes contados de manera muy ingeniosa en rocanroles de tres minutos. Creo que en su paso al cine, Arau no está explotando esa cualidad que tenía en la música. Debería hacer cortos solamente.
(¿Y el insulto descriptivo te lo dijeron los botellos cuando supieron que no te gustó la película?)
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Salú con tequilita...
Alberto, Acuña: Claro. Una disculpa. Es por escribir a bote pronto y con el catálogo del Festival en la mano que, por cierto, no menciona Malachance en la filmografía de Naranjo. A saber por qué.

Joel: jajajajajaja. No, pero la descripción concuerda.
Duende: Ni idea... La cinta tiene dos finales: uno, el feliz, en donde sí se reúnen y tocan frente a toda la banda; el otro, el infeliz, en donde se vuelven a separar... Ahora que lo pienso el infeliz es el feliz...
Hammurabi dijo…
No sé cómo te detuviste a ver la de Arau. A ésa y la de Crónicas chilangas les huyo como la plaga.

Tengo entendido que en todas las funciones de ficción mexicana (ya sea para prensa o público general) se antecede un cortometraje. La idea ya existía desde antes, el problema era con el exhibidor (o sea Cinépolis), pues no tenían los recursos humanos suficientes para administrar la entrada y salida de películas así como para cambiar los rollos durante las exhibiciones.

En una primera impresión, desde el hecho de que regresaran las funciones al Centro Magno, creo que la organización con las exhibiciones ha mejorado bastante.

Saludos.
Ah, Hammurabi: es mi apostolado. En cuanto a lo otro, aplaudo el regreso a Centro Magno. Queda a golpe de caminata de 10 minutos del hotel. El problema es los boletos para la prensa. Si uno quiere entrar a las funciones de público por la tarde hay que buscar los boletos en el hotel y por lo menos ayer hubo algunos problemas con ello. En fin...
Daesu dijo…
No fue Banderas el Che también en la Evita de Madonna?
Daesu dijo…
Por cierto, te encargo borrachitos.

Cuidate de los merchantes de San Juan de Dios y de visitar sitios non santos.
Poeta: Claro, es cierto. Banderas fue el Che cantarín.
Por cierto... Un cliché notable... Ahora el político rancio mexicano al que hay que odiar en una película de factura nacional que toque ese tema, dejó de ser un siniestro entrajetado con manías de serial-killer que recordaba a un ave de mal agüero de habla lerda y sopladita, para ser un bronco opus deista incapaz de comprender su lugar en este mundo.

Eso sí, siguen hablando, cuando no están exaltados, lerdos y sopladitos.
Joel Meza dijo…
Ya llevo dos en la cuenta de Giménez Cacho nomás en este festival.

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