Confesiones Verdaderas/XXIII
"Todo mundo cambia todo el tiempo. Yo espero haber cambiado. Si hubiera hecho ahora Obsesión Mortal/Play Misty for Me de seguro la hubiera arruinado porque yo tenía una mente distinta, con menos experiencia... Siempre me ha intrigado que gente como Wilder o Capra dejaron de dirigir a una edad tan temprana... Creo que estos años pueden ser los mejores de tu vida... siempre y cuando sigas cambiando. El mundo cambia continuamente y tú tienes que cambiar con él. Es cierto que hay cosas que no puedes hacer porque no tienes la misma energía de cuando tenías 20 años, pero hay otras cosas para las que tienes más energía ahora que antes" (Sight and Sound, septiembre 2008, p. 15).
Clint Eastwood, 79 años. Wilder se retiró a la primaveral edad de 75 años. Capra, de plano dejó de dirigir siendo casi un niño: tenía 64.
Comentarios
O el anuncio de retiro de la dirección, de Cameron Crowe hace un par de años, para dedicarse a ¿hacer soundtracks? (Y hasta donde sé, no ha vuelto.)
Ah, raza...
En fin...
Y sí, se murió la Richardson... Deberé ver Gothic esta noche.
A ver si coincidimos mi estimado.
Mr. Eastwood es un liberal. Nunca pude quitarme de la cabeza, mientras veía las penurias de Collins contra ese sistema todo-protector-todo-abusivo que retrata (extrapolando una realidad documentada, claro), que en el fondo se agita un embate liberal... Debate que, desafortunadamente, aún ahora está vigente. Seña que esos ochenta-noventa y picos años han pasado casi en vano.
Jolie, contra mis reservas (nunca me ha gustado, pero el problema siempre será mío), sale avante. Esa mueca de satisfacción para nada hipócrita cuando escucha la reprimenda que le dan a Jones en la corte dice más que ese momento de impotencia cuando el niñato falso le dice mamá (y avienta el consabido plato). Sólo que, ni modo, por supuesto que hubiera preferido a otra actriz.
Obviamente, preguntar por qué pareciera que pasó de noche resulta ocioso: la película trasciende el alegato sexista (el debate sobre el papel de la mujer en una sociedad que pinta para moderna, cualquier cosa que eso signifique), para ponernos en pleno rostro una temible verdad... Lo único que tenemos, con todas sus desagradables consecuencias, es la ley. La moral, las buenas costumbres o conciencias, la fuerza interior... Lo que sea, ante el amago de la ley, esa que sirve para que no nos destrocemos en la vía pública, es nuestra única tabla contra nosotros mismos. Aplaudo esa bravura de Eastwood al no caer en la trampa fácil del artificio-vengador que últimas fechas a manchado la pantalla. El hombre (o mujer) tomando la ley por su propia mano debido a la ineptitud del sistema ya está resultando cansado.
Y encima de todo eso: contundente hasta el final. Eastwood no da tregua jamás. Cuando uno se prepara para un simple melodrama con sabor añejo, él puede, sin que resulte obvio o de plano "con calzador", empatar desde un drama de corte, una película de serial killers (rayando en el terror), un drama de hospitales, etcétera.
Me quito el sombrero otra vez ante Eastwood. Lástima que Iñarritu no le guste: aprendería mucho sobre cómo contar una historia, más porque comparten temas. Sólo que uno sí sabe desarrollarlos... Otro encuentra "artístico" hacerse bolas y mover la cámara de arriba para abajo.
En fin.