Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCX y CCXI
Nuevamente dos por uno. Y es que la semana pasada estuve en Los Cabos 2018, así que van, en una entrada, los estrenos de los dos últimos fines de semana:
El primer hombre en la Luna (Fist Man, EU, 2018), de Damien Chazelle. ¿Qué tienen en común Tony Soprano, Gary Cooper y Neil Armstrong? Por acá lo explico in extenso. (***)
Sinvivir (México, 2017), de Anaïs Pareto Onghena. Jairo (Pedro Hernández) tiene como invitado en su casa a su compadre Hugo (Antonio Lopeztorres), un médico legista que fue echado de su casa por infiel ("nomás tantito") y, al parecer, también por ojete. De hecho,, el tipo resulta ser un encajoso de primera, pues lleva a la misma casa a Moi (Horacio García-Rojas), un primo que intentó suicidarse hace unos días, y se lo encarga a Jairo, que no toma de muy buen grado que le impongan la compañía de un tipo catatónico y depresivo. No es que Jairo sea el tipo más alegre del condado: para variar, a él también lo abandonó la esposa -"se fue de hippie a la India"- y no hace otra cosa más que trabajar en su carpintería, haciendo ya un banquito, fabricando ya un bote.
El rapport entre los tres actores es ejemplar y la debutante Pareto dirige con funcionalidad la historia, pero argumentalmente la película tiene algunos problemas: el cambio de conducta de Jairo hacia Moi -de una actitud desinteresada al cuidado súbito del fallido suicida- no está suficientemente justificada y la vuelta de tuerca cerca del desenlace -un coqueteo innecesario con el tremendismo- solo parece haber sido pensada para llegar a la obvia y previsible imagen final.
Lo mejor del filme es, insisto, la interacción entre los tres personajes y la forma en la que van cambiando su perspectiva de vida -para bien, para mal- a lo largo del filme. Un debut más que meritorio. (* 1/2)
Muchos hijos, un mono y un castillo (España, 2017), de Gustavo Salmerón. La opera prima del actor transformado en cineasta Salmerón fue nombrado mejor documental en los Goyas 2018, en Karlovy Vary 2017 y acaba de ganar en los Fénix 2018. Se trata, básicamente, de una suerte de película casera realizada a lo largo de 14 años -400 horas de filmación/grabación en Super 8 y formato digital- con la madre del cineasta debutante, doña Julita Salmerón, como protagonista.
Sucede que la santa (y excéntrica) octogenaria señora tuvo, desde muy joven, tres deseos: tener mucho hijos, vivir en un castillo y poseer, como mascota, un chango. Y pues con la novedad que doña Julita logró su cometido: tuvo seis hijos -uno de ellos, el menor, es Gustavo-, heredó una herencia con la cual pudo comprar un enorme castillo y, por supuesto, alguna vez tuvo de mascota al mono del título. Doña Julita es, además, una chacharera compulsiva: incapaz de tirar algo, guarda todo lo que ha comprado/adquirido/heredado en una enorme bodega o en los innumerables cuartos de su castillo.
El asunto es que la señora tiene que empezar a librarse de todo ese cochinero -incluyendo toda esa horrenda parafernalia navideña- pues los Salmerón están obligados a entregar el castillo para saldar varios millones de euros en deudas. De improviso, el humor chocarrero con el que inicia el documental se matiza con la dura realidad de un país en crisis económica desde hace una década y en crisis política desde, por lo menos, la Guerra Civil.
Doña Julita es, al final de cuentas, una fiel representante de la historia de España, pues sus primeros años de vida está atada a las consecuencias de la Guerra Civil y sus últimos está marcada por una serie de acontecimientos que se escapan a su compresión, incluyendo la renuncia del Rey Juan Carlos. También representa, una insólita evolución: esa misma mujer que nació en una familia falangista y que estuvo enamorada de Juan Primo de Rivera hoy, a sus más de 80 años de edad, se declara republicana, masona y hasta confiesa dudar de la divinidad de Cristo. Como dijera el clásico, madre solo hay una... ¡y le tenía que tocar a Gustavo Salmerón! (* 1/2)
Un exilio (película familiar) (México, 2017), de Juan Francisco Urrusti. El título señala con claridad el alcance de este filme documental dirigido/escrito/producido/editado por el veterano Juan Francisco Urrusti que, a través de esta cinta, rinde homenaje a su familia-familia (su padre, su madre) y, por añadidura, a su familia extendida, esa que se fue formando aquí en México, proveniente del exilio español.
Urrusti, hijo de españoles que huyeron ante la caída de la República, nos entrega una absorbente exploración de una memoria colectiva y recolectada a través de testimonios, fotografías y documentos de esos miles de españoles que llegaron a nuestro país en los años 30/40 para ser y hacer una nueva patria.
El filme es muy convencional en la forma, pero la acumulación de testimonios y la certera edición del propio cineasta -en colaboración con otros dos montajistas- logran transmitir una genuina emoción, de tal forma que no pude evitar sentirme conmovido por esa gentes, sus historias, sus aventuras y sus experiencias. Por acá escribió de la película José de la Colina, una de las cabezas parlantes que aparecen en el filme. (**)
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Comentarios
Justo ayer la vi y me gusto mucho, a pesar de que Gosling me parecía hacía el mismo papel que en Drive. Es, claro, lo que deja al final, en la luna, que logre entender el rollo de la depresión y fue un momento poderoso. La toma final es fantástica. Y coincido que Foy tiene un papelón en la película.
Gran reseña, maestre