El Evangelio del 2014... según Alberto Acuña Navarijo/XIV
Alberto Acuña Navarijo, cuya cinefilia se mueve más arriba de Godard y más abajo del "Güero" Castro, ha compartido con el blog su lista de lo mejor y lo peor del 2014, como sigue:
-Lo
Mejor de 2014
10 –
Vamos a Jugar al Infierno (Jigoku de Naze Warui, Sion Sono, 2013, Japón).
Exhibida dentro del Festival Internacional de Cine UNAM (27 de febrero – 9 de
marzo) / Exhibida dentro de Muestra internacional de Cineteca Nacional (11-28
de abril) / Estrenada el 3 de julio.
Anárquica, rabiosa, estrambótica… Con este
divertimento que coloca en el campo de batalla a dos bandas rivales de la
Yakuza, un crew de cine guerrillero, y el taimado fan de la hija adolescente de
uno de los líderes mafiosos, el japonés Shion Sono confirma
que es uno de los realizadores más relevantes hoy día.
9 – Yo
Soy la Felicidad de este Mundo (Julián Hernández, 2014, México). Exhibida
dentro del Festival Internacional de Cine de Morelia (17-26 de octubre).
Desde hace un par de años, viéndolo en
retrospectiva, lo he afirmado: en Julián Hernández se encuentra al gran
director mexicano de la década pasada. Y presiento que también lo será para
estos siguientes diez años que ya transcurren. No sólo continúa filmando
secuencias inspiradas y perfectas, sino que esta se puede considerar su
película de transición (¡sus personajes finalmente hablan y el final es más
optimista que de costumbre!), todo ello para contar la imposibilidad de concretar su
relación entre un bailarín en crisis por una lesión que padece en la rodilla y
un cineasta enfrascado en la realización de un documental acerca de la danza.
Por cierto, por culpa de Julián, no me puedo quitar de la cabeza “Dos”, de José
José. Cuando la cantan los personajes, fue uno de los momentos con los que más
me emocioné estos doce meses.
8 – Los
Insólitos Peces Gato (Claudia Sainte-Luce, 2013, México-Francia). Estrenada el
4 de abril.
La película que merecían Ximena Ayala y Lisa
Owen para demostrar su talento en toda su magnitud, como aquella solitaria
demostradora de supermercado y la ex-actriz en fase terminal del VIH. Y en
medio de ellas, Wendy Guillen, quien se interpreta a sí misma como la chica
perpetuamente deprimida con numerosos intentos de suicidio torpemente
ejecutados sin que nadie se entere, convirtiéndose en una revelación absoluta,
en esta efectiva puesta al día de las preocupaciones de Juan Bustillo Oro y
Alejandro Galindo: el sacro núcleo familiar. Una de las óperas primas más
prometedoras del cine mexicano.
7 –
Zonas Húmedas (Feuchtgebiete, David Wnendt, 2013, Alemania). Exhibida dentro de
Semana de Cine Alemán en Cineteca Nacional (14-28 de agosto).
¿Qué ocurriría si John Waters dirigiera el díptico
de Ninfomanía? La respuesta: esta fiel adaptación a la exitosa y polémica
novela homónima con tintes autobiográficos de Charlotte Roche (la cual, para
los interesados, está editada en español y se encuentra en las librerías de
costumbre). La actriz Carla Juri se echa a la bolsa a cualquiera como una
adolescente con hemorroides que tras el divorcio de sus padres, va sintiendo
una particular fascinación por los fluidos propios del sexo, y un rechazo hacia
la higiene. Repulsiva y divertida al mismo tiempo.
6 –
Borgman (Alex van Warmerdam, 2013, Holanda-Bélgica-Holanda). Exhibida dentro de
Foro Internacional de la Cineteca Nacional (4-21 de julio) / Estrenada el 23 de
octubre.
¿Es post-humor? ¿Es una minimalista home
invasion movie? ¿Es una película de terror críptico? ¿Es una sardónica crítica
dirigida hacia la clase alta europea? Dudo mucho que haya existido en el año
alguna otra cinta que provocara discusiones acaloradas terminando la función
intentando descifrar qué demonios se había cavado de ver.
5 – El Lobo de Wall Street (The Wolf of Wall Street,
Martin Scorsese, 2013, Estados Unidos). Estrenada
el 10 de enero.
Tras las casi tres horas que dura la
película, pareciera que el que consumió cantidades ingentes de Quaaludes fue uno y
no Jordan Belfort junto con su pléyade de cómplices adictos al dinero. Se
termina demasiado intoxicado por la enésima demostración que Martin Scorsese es
un maestro lúcido y rebelde. Resulta edificante presenciar la evolución que ha
tenido la dupla creativa formada por Scorsese y DiCaprio a once años de su
primera colaboración con Pandillas de Nueva York. El actor, en el papel del célebre
corredor de bolsa yuppie y corrupto, nunca antes se había visto tan vital. En
cada discurso, siempre más drogado y alcoholizado que en el anterior, se le ve
seguro de sí mismo, pletórico, y se nota a leguas que tiene una confianza ciega
a cada indicación que le hace el realizador y salta al vacío. Un logro en todos
los sentidos.
4 – La
Estafa (Saibi, Yeon Sang-ho, 2013, Corea del Sur). Exhibida dentro de Semana de
Cine Coreano en Cineteca Nacional (27 de agosto-7 de septiembre).
En 2011, el sudcoreano Yeon Sang-ho dirigió
la brutal animación El Rey de los Cerdos, una de las cintas que mejor ha
abordado el bullying y sus
repercusiones. Ahora, con el mismo tipo de animación y con un tono aún más
agresivo, narra la venganza que emprende un pobre diablo cuando, la llegada a
su pueblo de una iglesia cristiana integrada por un grupo de embaucadores, no
sólo provoca que sus habitantes muestren un fanatismo cegador, sino que
arrastra a su hija adolescente a los bajos mundos de la prostitución, engañada
por el líder del templo. Un filme pesimista acerca del redituable negocio de la
fe. Imposible no salir de la sala con un hueco en el estómago.
3 – The Tribe (Plemya, Miroslav Slaboshpitsky, 2014,
Ucrania-Holanda). Exhibida dentro de
Festival Internacional de Cine de Morelia (17-26 de octubre).
Más de un crítico la ha tachado de un mero
ejercicio de forma. Tal vez. Pero no me viene a la mente alguna otra película
con esos hipnóticos planos generales que predominan durante más de dos horas y
donde ocurren varias pequeñas acciones al mismo tiempo; o aquellas tomas
extendidas donde la cámara recorre pasillos, sube y baja escaleras o se abre
paso entre trailers, con pasmosa facilidad; o ese final hiper gráfico que
enmudeció a la sala, que representa los efectos de la violencia que padeció el
protagonista. Vamos, ya quisieran varios hacer ese tipo de ejercicios de forma.
2 –
Whiplash: Música y Obsesión (Whiplash, Damien Chazelle, 2014, Estados
Unidos).Exhibida dentro de Festival Internacional de Cine de Morelia (17-26 de
octubre).
Quizá llegue a ser un poco predecible que no
va a terminar nada bien esa relación que se da en un exclusivo conservatorio
neoyorkino entre un riguroso-sádico-ojete director de orquesta de jazz y un
entusiasta aspirante de baterista. Pero esos veinte minutos finales in
crescendo son una locura. Verla en una sala llena donde todo el público reaccionó
con perplejidad, fue una experiencia irrepetible. Y ya, ¡denle que una vez
todos los premios a J.K. Simmons!
1 –
Boyhood: Momentos de una Vida (Boyhood, Richard Linklater, 2014, Estados
Unidos). Exhibida dentro de Los Cabos International Film Festival (12-16
noviembre).
Olvidémonos de la multi publicitada anécdota
de su filmación repartida en doce años. Estamos ante un sensible y, sobre
todo, identificable retrato familiar, cuyas viñetas contienen diálogos naturales
y sencillos, un soundtrack que ha un repaso muy sutil de la última década (de
Coldplay a Arcade Fire, pasando por Gnarls Barkley y Kings of Leon), y
situaciones que hablan de triunfos, fracasos, pérdidas, aprendizajes, toma de
decisiones, sentimientos, y también mucha trivialidad. Como la vida de
cualquiera de nosotros. Destinada a convertirse en un nuevo clásico.
-Lo
Peor de 2014
10 –
Navajazo (Ricardo Silva, 2014, México). Exhibida dentro de Festival
Internacional de Cine UNAM (27 de febrero – 9 de marzo) / Estrenada el 4 de
diciembre.
Típica provocación cretina de porno-miseria
chic revestida con una dizque actitud punk (por su estilo desprolijo, por el
continuo rompimiento de la cuarta pared cinematográfica, por su urgencia de
imitar cierto periodismo gonzo…), la cual definitivamente representa lo peor
que puede ofrecer el género documental, mientras se nos expone una galería de
abyecciones y piltrafas humanas que subsisten en Tijuana, la tierra de nadie
por excelencia. Un timo por donde se le quiera ver.
9 – Más
Negro que la Noche (Henry Bedwell, 2014). Estrenada el 7 de agosto.
Pobre Carlos Enrique Taboada, otra vez se
revolcó en su tumba con este remake que no era más que una sucesión de lugares
comunes dentro del género de terror, con una estética anquilosada y relamida
(¡ah, pero en 3D!), la cual buscó apoyarse en un morboso aire sexploitation
lésbico que de tan calculado resultó risueño, y que fue protagonizada por una
ilustradora de comics, una darketa azotadísima de cabello bicolor con decenas
de tatuajes, cada uno de ellos representando un episodio intenso de su vida,
una novelista pseudo virgen y una española junkie (eso sin olvidar al gato
negro que apareció en la secuencia post-créditos más ridícula del año).
8 –
Detrás del Poder (Javier Colinas, 2013, México). Estrenada el 17 de enero.
Ni como cinta política, ni como intrincado
thriller cerebral funciona este desafortunado debut hecho entre amigos, que en
su lugar ofrece la mera fantasía de un secuestro a un candidato presidencial
digno de revista de sociales (cof, cof…), orquestado por una femme fatale, a
quien le corresponderá proferir un absurdo monólogo final de tintes fascistas.
Como se estrenó a inicios de año, ya pocos la recuerdan. Bien por ellos.
7 –
Fachon Models (Rafael Montero, 2014, México). Estrenada el 28 de febrero.
De seguro en estos momentos, Valentín
Trujillo le sigue jalando las patas a sus dos hijos, quienes escribieron y
produjeron este bodriazo anunciándolo como el intento de regresar al público en
masa a las salas, ese que él mismo cautivó décadas atrás, y que no era otra
cosa que la enésima cinta que tocaba la segunda obsesión que tiene el cine
mexicano después de sus treintañeros clasemedieros en crisis existenciales: el
dejar en claro que el mundillo de la publicidad es artificial y superfluo. Por
eso en esta comedia romántica saturada de product placement descarado, no falta
el director que se cree El Stanley Kubrick de los Comerciales, el asistente
gay, el actor que siempre es rechazado en los castings, la chica buenona…
¿Alguien recuerda cuándo fue que Rafael Montero hizo una buena película?
6 –
¿Qué le Dijiste a Dios? (Teresa Suárez, 2014, México). Estrenada el 17 de
enero.
Debo de confesar que cuando me enteré que
filmarían un musical cuyo eje sería las canciones más populares de Juan
Gabriel, me entusiasmé pensando que habría homenajes a secuencias de El Noa Noa
con Meche Carreño. Pero no. En su lugar hubo una colección de coreografías
infamemente dirigidas (con una cámara estática y planos cerradísimos para
tratar de esconder la pobreza en la producción y con lo que quedó claro que
Teresa Suárez no tiene la menor idea del concepto puesta en escena), gags
clasistas de la peor calaña, un conato de premisa rocambolesca (con moraleja
incluida), y un cameo para el olvido del mismísimo Juanga, con todo y green
screen.
5 – El
Crimen del Cácaro Gumaro (Emilio Portes, 2014, México). Estrenada el 14 de
marzo.
Caray, ni siquiera en el Festival de Cine de
Güepez aceptarían programar esta porquería, la cual comienza como desaforada
comedia con premisa relajienta (sin miramientos, pasando por quien sea, de
forma antisolemne), pero termina como oda a la ocurrencia bastarda, a la
gracejada predecible y al esperpento. En otras palabras, si lo mejor que tienes
como director para hacer tu publicitado homenaje al cine populachero mexicano
es el usar los nombres de películas exitosas para chistecitos (Olores Perros,
La Misma Lana, Cinco Días sin Ñonga…), y todavía pretender sostener con eso
toda tu historia, en verdad estás jodido.
4 – El
Lado Oscuro de la Luz (Hugo Carrillo Brumbaugh, México, 2014). Estrenada el 4
de septiembre.
Inexplicablemente llegó a cartelera este
ejemplo de infra-cine, basado en una particular noticia amarillista surgida en
el Chicago de mediados de los años cuarenta, donde un asesino serial condenado
a pena de muerte, sobrevivió a la silla eléctrica. Más cercano a un videohome
sensacionalista (con todo y presupuesto risible) como Las Muertas de Juárez o
El Caníbal de la Guerrero, este traslado de la historia a vecindades decrépitas,
antros gays y bares darks de la Ciudad de México, provocó que no se pararan ni
las moscas en las salas.
3 –
Murió el Amor (Christian González, 2014, México). Exhibida dentro de Mix México
– Festival de Diversidad Sexual en Cine y Video (29 de mayo – 5 de julio).
El Rey de Videohome va cediendo su corona, y
se ha precipitado en caída libre sin red de protección. Esta ocasión optó en
filmar un psico-drama sexual a lo Nikkatsu (tipo Cuando el Embrión es un Cazador
Furtivo, dirigido por Kôji Wakamatsu, en 1966), que en la teoría se escuchaba
como la película ideal para que se moviera como pez en el agua (recordando que
él es el responsable de esa curiosidad llamada Shibari). Empero, el renegado
por antonomasia del cine mexicano, no sólo hace un filme innecesariamente largo
y somnífero, sino que inauditamente pareciera que estamos viendo el trabajo de
un estudiante en su primer mes de clases, y no de un autor que lleva casi
treinta años de carrera y cien títulos a cuestas: diálogos desastrosos como
crónica del final de una relación sadomasoquista de un matrimonio barriobajero,
técnica y gramáticamente inepta (en todo el metraje hay errores en su
continuidad, sonido directo, puesta en escena…), y una dirección de actores
nula. Urge que reviva el amo y señor del mexploitation, aquel de La Cumbia
Asesina.
2 –
Generación Spielberg (Gibrán Bazán, 2014, México). Estrenada el 21 de agosto.
¿Por qué la gente debería de pagar un boleto
para ver durante dos largas horas cómo un director se encuentra encabronado con
el mundo entero y consigo mismo porque la publicidad y la cultura pop no le
cumplió lo que alguna vez le prometió cuando era adolescente? Aburrida,
solemne, ridícula, grotesca, mal hecha, reduccionista, chaquetera y con la
pedantería suficiente para suponer que la película representa a una generación
completa.
1 –
Muros (Gregorio Rocha, 2014, México). Exhibida dentro de Muestra Internacional
de Cine con Perspectiva de Género (9-28 de septiembre).
Imaginen estar en medio de esa odiosa reunión
familiar de la que no pudieron escapar, y tener que escuchar durante dos horas
a aquel tío con el que no se tiene nada en común, cómo escupe necedades ya un
poco alcoholizado, de todo y nada a la vez. Lo mismo de política, que de sus
últimas vacaciones, da igual. Así se siente uno ante este abominable documental
inenarrable. Después de la primera hora me perdí de qué se trata la película:
¿Refugiados sarahuis en Argelia? ¿Una carta del director dirigida a su hija
quejándose de la mierda de mundo en el que vivimos? ¿Entrevistas con
representantes de la ONU? WTF?! Uno termina con dolor de cabeza. Mención
especial a la mejor voz en off del año. Yo sí solté la carcajada en plena sala.
¡Bravo!
Comentarios
Great minds think alike...
Y yo no quería, pero las mexicanas que están en todas las listas de las buenas, pues nomás no se exhibieron en el rancho y tampoco están en disco.
jeje