La Gran Aventura Lego
"-¿'On 'tá el chillón ese de Bane?"
La revista británica Sight and Sound tiene una sección llamada "Anatomy of a
Movie", que señala los vasos comunicantes cinefílicos de algún estreno de
la temporada. Así, por ejemplo, según Sight
and Sound, Una Noche en el Fin del Mundo (Wright, 2013), tiene 23% de Muertos Vivientes (Siegel, 1956),
17% de El Pueblo de los
Malditos (Rilla, 1960), 12%
de Sobreviven (Carpenter, 1988) y así hasta sumar
100%.
Siguiendo este
mismo juego, propongo que La Gran
Aventura Lego (The Lego Movie, EU, 2013), es algo así como 40% Matrix (Hermanos Wachowski, 1999), 20% de Toy Story 2 (Lasseter et al, 1999), 10% de Metrópolis (Lang, 1927), 10% de The
Avengers: Los Vengadores (Whedon, 2012), 10% de La Guerra de las Galaxias (Lucas, 1977) y 10% de… los
comerciales de Lili Ledy. Y, bueno, si exceptuamos The
Avengers, todo lo demás, me temo, es mejor que La Gran Aventura Lego.
La Gran Aventura Lego no es más
que una entretenida parodia animada de cualquier película de acción
hollywoodense en la que un tipo común y corriente resulta ser el elegido para
destruir el imperio del mal. La animación, creada por la casa australiana de
efectos especiales Animal Logic, nos presenta
la textura visual de una película stop-motion
aunque todo, en realidad, es digitalizado.
De alguna
manera, la forma es fondo: estamos ante una película engañosamente cuidadosa en
su propuesta animada cuadro-por-cuadro, lego-por-lego, aunque ha sido realizada
digitalmente. De la misma forma, aunque el discurso de la película está a favor
de rebelarse, romper las reglas y luchar contra el conformismo de la sociedad
de consumo en la que todos vivimos, la realidad es que difícilmente se puede
tomar demasiado en serio este dizque mensaje subversivo cuando proviene de una
cinta que, para efectos prácticos, ha sido producida por LEGO Company con
la idea de que los chamacos salgan del cine y corran a comprar su cajota de esas
madres.
La película
tiene un inicio formidable, con el lego-obrero común y corriente Emmet ir a
trabajar mientras canta la horriblemente pejagosa tonadita “Todo es increíble”.
Emmet y todos sus lego-conciudadanos viven en una colorida sociedad consumista manipulada
por el siniestro Señor Negocios, quien mantiene idiotizada a toda la población
con sitcoms imbéciles, restaurantes de comida rápida y franquicias de café que
te venden la taza a 40 dólares. Fuera de este falso mundo idílico, hay un grupo
de rebeldes que luchan por cambiar las cosas y viven en espera de encontrar al
mítico “elegido” que dirigirá la anhelada rebelión. Por supuesto, Emett será
ese “elegido”.
La Gran Aventura Lego tiene sus
mejores momentos en la serie de chistes referenciales a costa de los filmes de
acción y especialmente de súper-héroes (el rolling-gag sobre el insoportable
Linterna Verde es hilarante, el Batman solemne y depresivo está muy cotorro),
pero como suele suceder con este tipo de humor, por un chiste que funciona hay
otro que no.
Finalmente, la aparición de dos humanos, padre e hijo, y la relación de ellos con los propios legos con los que juegan, nos remiten, por supuesto, a la trilogía de Toy Story sin que guionistas ni realizadores alcancen nunca el nivel emotivo de la saga de Woody, Buzz y otros juguetes que los acompañan. Pero, bueno, hay de juguetes a juguetes. Y hay de películas a películas.
Finalmente, la aparición de dos humanos, padre e hijo, y la relación de ellos con los propios legos con los que juegan, nos remiten, por supuesto, a la trilogía de Toy Story sin que guionistas ni realizadores alcancen nunca el nivel emotivo de la saga de Woody, Buzz y otros juguetes que los acompañan. Pero, bueno, hay de juguetes a juguetes. Y hay de películas a películas.
Comentarios
Creo que la historia y el mensaje de originalidad de la película solo nos refuerzan la certeza de que es un comercialote. Uno muy bien ejecutado y que al escribir estas lineas me recuerda ir al buscador de amazon a la derecha de este blog a teclear Lego batman.
¡TOOODO ES INCREIBLEEE!
Mi hija y yo cantando toda la semana...
Aarón: Ni en un mejor guión pero, bueno, está cotorra. Palomeramente hablando.
Me gustó pero no la volvería a ver en cine (a menos que me la pagaran y no tuviera algo mejor que hacer, aunque nunca habrá nada mejor que el estar tirado en un sillón cómodo lleno de esponjas ni tan suaves ni tan duras)
Desde el inició interpreté el mensaje Matrix-ezco con tintes motivacionales del tipo Walter Mitty que la verdad dudo que la gran mayoría de los infantes logre discernir. Lo de mezclar distintos personajes me pareció hasta cierto punto un tanto nefasto al nivel de las mas recientes peliculas parodias juveniles (si la receta funciona siguela usando) y la manera en que quieren hacer el cierre añadiendo la emotividad de la reconciliación padre e hijo en una relación dañada no alcanza a hacer llorar ni aun cocodrilo.
Lo único que me queda de la película es la canción que en realidad es tan pegajosa como chicle debajo de banca de iglesia.