Los Serdán



Con las debidas excepciones -el buen programa televisivo "Discutamos México", por ejemplo- el programa televisivo/cinematográfico sobre los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución del año pasado fue, para decirlo de manera morigerada, mediocre. Por eso, cuando cayó en mis manos el DVD de un documental televisivo llamado Los Serdán (2010), dirigido por Paco Álvarez y producido por el CONACULTA y la Secretaria de Cultura de Puebla, temí lo peor. 
Por fortuna, me equivoqué. Estamos ante un meritorio mediometraje documental -por su duración, de 60 minutos, ideal para exhibirse en televisión- que cubre el inicio de la Revolución Mexicana en Puebla a través de la historia de la familia Serdán, los conocidos precursores del movimiento maderista en el estado de Puebla. La estructura es convencional -cabezas parlantes de investigadores, especialistas y descendientes de la familia Serdán; representaciones dramatizadas de algunos episodios claves; uso de fotografías y hasta animaciones que recrean la balacera en la que murieron Aquiles y Máximo Serdán el 18 de noviembre de 1910- pero la forma en que Álvarez ha editado su trabajo es interesante. Aunque el presentador en pantalla sobra y la voz narrativa de Plutarco Haza nos sugiere el relato engolado de una epopeya heroica, los testimonios y la investigación histórica nos llegan más por el fascinante camino de la micro-historia de una familia con hondas raíces liberales. 
Es decir, la historia de los Serdán y de su involucramiento en el movimiento maderista es la historia, también, de muchas clases medias más o menos ilustradas y liberales que, hacia el final de porfiriato, le habían empezado a dar la espalda a Díaz porque su permanencia en el poder empezaba a resultar poco funcional. Esta vertiente y los ajustes históricos de los especialistas que cuestionan y dudan de las leyendas que rodearon a Aquiles, Carmen y los demás hermanos Serdán hacen de este documental una interesante pieza de divulgación histórica. No todo lo que se hizo para celebrar el (Bi)Centenario está tan mal.

Los Hermanos Serdán está disponible en DVD y se supone que también en este sitio en internet, en streaming.

Comentarios

Anónimo dijo…
Pues que lastima que en su momento no se le dio atencion mediatica a este tipo de cosas y si a mamadas como Hidalgo la historia jamas contada. Ni modos. un saludo Ernesto.
Darkcritic dijo…
La verdad que si es una lastima. Gran parte de la "cobertura" del Bicentenario se sentía mas como comercial e imán de "estrellas" hablando incoherencias que una verdadera celebración. Pero pues, yo soy de los que pienso que tampoco teníamos mucho por que celebrar. Haber si después me doy la oportunidad de checarlo.

Como nota aparte comento que al fin pude ir a ver Cars 2. Si bien no es el desastre que creí seria, es definitivamente el filme mas flojo de Pixar. Esperemos que Brave vaya a estar mejor, pero ya la verdad no se que pensar de ellos (Con eso de que al parecer ya andan en platicas para un Toy Story 4...).
Joel Meza dijo…
Que no: el título correcto es "Hidalgo, la Historia, jamás contada".
Joel Meza dijo…
Lo que a mí siempre me ha llamado la atención, desde niño y es algo bastante trivial: los nombres de los personajes importantes en la Historia de México. Aquiles Serdán, por ejemplo, me parece uno de tantos nombres fabulosos en esas personas que casi casi me hacen pensar que por obligación, al llamarse de esa manera, debían ser protagonistas de los cambios en la vida nacional. Seguramente tenían por ahí algún vecino, digamos, Pedro Pérez, que ni se inmutó ante el borlote de la época.

Al igual que en mi teoría de los cineastas mexicanos exitosos (que para serlo no pueden llamarse Juan Pérez o Telésforo Sánchez, por ejemplo), para estar en los libros de historia hay que llamarse "fuerte": Porfirio Díaz, Venustiano Carranza, Francisco I. Madero, Aquiles Serdán, Plutarco Elías Calles...

Atte.

Joel Meza
(así cómo, pues...)
Kolinazo, Darkcritic: Los proyectos audiovisuales -con excepción de "Discutamos México"- fueron muy malos. Desperdicio de dinero (de nosotros) y de tiempo (¡también de nosotros!).

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