Grandes Maestros del Cine Japonés/XI
Furyo (Merry Christmas Mr. Lawrence/Senjô no meri Kurisumasu, Japón-Gran Bretaña, 1983), vigesimocuarto largometraje del ecléctico maestro nipón ya retirado Nagisa Oshima, es una disparejísima pero intrigante meditación sobre las diferencias culturales de Oriente y Occidente a través de los enfrentamientos que tienen, en un campo de prisioneros en la Java de 1942, un desafiante oficial británico, el mayor Jack Celliers (David Bowie, cumplidor), y su captor y carcelero, el rígido capitán Yonoi (el también cantante pop Ryuichi Sakamoto, autor de la banda sonora de la película). En medio de este duelo de tozudeces y voluntades -no exento de una atracción acaso homoerótica apenas sugerida entre los dos oficiales- se encuentran tanto el resto de los prisioneros como el resto de los carceleros, especialmente el sensato coronel inglés John Lawrence (Tom Conti), conocedor de la cultura nipona y hablante fluido del japonés, y el desconcertante sargento Hara (Takeshi Kitano cuando sólo era conocido en Japón en su calidad de comediante televisivo), un rudo soldado que representa lo mejor y lo peor de su nación en guerra.
Aunque bien realizada en cuanto a la puesta en imágenes se refiere -las tomas largas pero nunca estáticas del cinefotógrafo Toichiro Narushima son un ejemplo de fluidez en el manejo de un encuadre siempre en movimiento-, la historia, basada en una novela de Laurens Van der Post, es oscura más que sugerente, e inconsistente más que provocadora. Tampoco ayuda el hecho de que uno de los personajes centrales, el capitán Yonoi, sea interpretado por alguien que es incapaz, por su tiesura e inexperencia, de transmitir la complejidad interna de su personaje, que termina siendo un enigma para todos, nipones y británicos.
El desenlace, que ocurre cuando la guerra ha terminado, cuando Lawrence y Hara han cambiado de posiciones, no carece de resonancia dramática, pero este tipo de escenas es de lo que carece este fallido pero siempre interesante filme del autor de El Imperio de los Sentidos (1976).
Con Furyo cierra hoy la Cineteca Nacional su inestimable ciclo de Grandes Maestros del Cine Japonés. Aquí todavía no cerramos el changarro: queda pendiente escribir sobre la tercera parte de La Condición Humana.
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