Baseball
Octubre es el mes de los playoffs de Ligas Mayores y, por supuesto, de la Serie Mundia. Y el mes, qué casualidad, en el que veo menos cine.
Hace muchos años vi en televisión Baseball (1994), la teleserie documental deportiva dirigida por Ken Burns. Tenía los programas grabados en unos estorbosos VHS que hace tiempo terminaron en el bote de la basura. Con el paso de los años, me hice de la serie en DVD -y, el año pasado, compré la secuela en BD, obra de la cual aún no he escrito. Mea culpa.
En fin: este artículo lo publiqué hace una década en la revista beisbolera sinaloense Puro Beisbol. Con algunos cambios mínimos, nomás porque es octubre y porque sí, va el rescate:
El
baseball está lleno de paradojas. Es un juego que tiene un aire campirano,
rural, bucólico, pero en realidad se desarrolló, en la segunda mitad del siglo
XIX en las grandes ciudades industrializadas de los Estados Unidos: Nueva York,
Chicago, Boston, Detroit, San Luis… Es un juego profundamente conservador cuyas
reglas básicas han cambiado relativamente poco desde hace un siglo (las grandes
novedades serían la creación del bateador designado y la aparición de los
relevistas, sean “preparadores” y “cerradores”) y, sin embargo, fue el primer
deporte profesional estadounidense que rompió la barrera del color al aceptar a
Jackie Robinson con los Dodgers de Brooklyn en el lejano 1947.
Es
un juego que permite a un individuo brillar de manera independiente pero, sin
un equipo sólido detrás o delante de esa superestrella, es muy probable que ésta
nunca pueda ceñirse un anillo de Serie Mundial (Ty Cobb no pudo hacer ganar a
los Tigres de Detroit, Ted Williams no rompió “la maldición” de los Medias
Rojas de Boston). Es un juego que, como dicen algunos, cualquiera puede jugar: parece
fácil lanzar una pelota, parece sencillo hacer un doble-play, parece muy simple
pegarle a la pelota con un bat, pero ¿usted lo ha intentado? Y si lo ha
intentado, ¿de verdad lo hace tan bien como esos que usted critica?
Es
un juego en donde se pierde o se gana (no existen los empates, por supuesto),
pero nunca las derrotas ni los triunfos son para siempre: cualquier aficionado
al baseball sabe que, por más eficiente que sea su equipo, perderá –por lo
menos— uno de cada tercer juego y, en contraste, por más mediocre que sea su
novena favorita, ésta ganará –por lo menos— uno de cada tres juegos jugados. Es
un juego en donde ningún triunfo, ninguna corona, nada, de hecho, es seguro: ni
siquiera estar tres juegos abajo en una serie de siete juegos significa la
derrota. Los Charros de Jalisco, los Tomateros de Culiacán o los Medias Rojas
de Boston lo han demostrado. Finalmente, es un juego en donde el más grande
bateador de todos los tiempos (Ty Cobb con .367 de bateo de por vida) no
conectó de hit en seis de cada diez ocasiones en la que se plantó frente a un
pitcher. Dicho de otra manera: en el baseball nadie, ni el más grande de todos
(sea Ruth, Cobb, Williams, DiMaggio, Bonds), es más grande que el juego.
Palabras
más, palabras menos, muchos de estos argumentos vienen al inicio de Baseball
(Ídem, EU, 1994), sin duda la más grande serie televisiva deportiva realizada
en los Estados Unidos. Dirigida por el gran documentalista Ken Burns
(responsable de los magníficos filmes documentales The Civil War/1991 y, más
recientemente, Jazz/2001), Baseball fue exhibida por la pantalla chica mexicana
hace varios años, pero también está disponible en una extraordinaria colección
de 9 DVDs, cada uno de más de dos horas de duración (es decir: más de 20 horas
del rey de los deportes). Con imágenes fotográficas, fílmicas y televisivas (dependiendo
de la época que se trate), Baseball nos entrega la crónica del juego americano
por excelencia, con sus héroes (Ruth), sus villanos (Cobb), sus hombres
admirables (Mathewson), sus hombres quebrados (Rose), las grandes hazañas (la
atrapada de Mays) y los grandes fracasos (los Medias Rojas de Boston entre 1918
y 2004).
Además
de los nueves “innings” (capítulos, pues) de Baseball, la colección ofrece un
DVD extra con documentales, trivias, entrevistas y una historia resumida del
deporte rey. Un regalo perfecto para cualquier obseso del beis… como quien esto
escribe.
Comentarios
Nunca he podido tener el privilegio de ver la serie. Tarjetazo Amazon y amonos a ver el juego al rato :)
Ah, y el Dío es joto.
Joel: Sicierto. Lo primero. Lo segundo, no me consta.
No es cierto, Earnest. Me late un buen el blog aunque te guste el beis.
Amé al bambino, era como oso amigable, con sus defectos claro, pero siempre amante del béisbol y de sus fans y con una cara entrañable.
Le haces poca justicia a la serie Ernesto, no digo que el texto sea malo pero la cantidad de footage y momentos antológicos que muestra el documental de verdad es asombrosa.
La despedida de Lou Gehrig, la despedida de Babe Ruth, la llegada de Joe DiMaggio
Las imágenes de Honus Wagner!!!
Está muy cabrona esta serie. Los 45 dólares mejor gastados de los últimos meses.