Ñero e inocente
Así, a través de una trama cuyo corazón parece provenir de algún antiquísimo filme hitchcokiano con la canónica fórmula del falso culpable (Joven e Inocente/1937, por ejemplo) y con el McGuffin de la (supuesta) sempiterna presencia de ETA en nuestro país, lo mismo sufrimos diálogos impostados que provienen de novelas clásicas hard-boiled, que escuchamos regocijantes intercambios verbales netamente populacheros ("¿Quién chingados es ese fotógrafo, el Hombre Araña?"); igual soportamos la tiesura de un Alejandro Camacho en el papel de un serio oficial mexicano, que disfrutamos de la creación del mejor villano de la cinta, el corrupto judicial El Santanero (espléndido José Luis Ortiz), apodado así por su parecido con el inolvidable vocalista de La Sonora Santanera; nos sorprendemos por alguna genial escena de humor negro (la reconciliación de nuestro fisgón héroe hitchockiano Mario Oliver con su comprensiva novia Maniannela Cataño en el interior de una ambulancia de la SEMEFO con todo y muertito entre ellos), pero después bostezamos cuando Camacho y la femme fatale Emma Suárez fornican en el baño para llenar el expediente de los clichés genéricos...
La cinta, pues, puede ir de cima a sima y de regreso en secuencias consecutivas, siempre en movimiento, no siempre de forma justificada, pero nunca derrumbándose por completo, pues incluso en su convencional desenlace de escéptico thriller setentero, se desliza un mínimo pathos genuinamente conmovedor: el fotógrafo carroñero, acostumbrado a refocilarse con la sangre, la violencia y la muerte, ve el rostro tumefacto de su fidelísima novia madreada, quien yace en una camilla con rumbo al hospital. No todo sufrimiento es espéctaculo.
Comentarios
Para mí los defectos son tan garrafales que me la arruinaron por completo. Espantosa, y qué tropezón del CUEC.
Lo que sí no tuvo madre fue la reseña de José Felipe Coria de hace algunas semanas. Alabándola como la octava maravilla nada más porque es profe de la misma escuela que la produjo. UGH!
Yo rescataría mucho más sus virtudes y aciertos. Primero se arriesga a entrar a un género muy poco común en el cine mexicano, el thriller policiaco, y no sólo lo hace bien, sino que además logra articular una identidad propia, muy nacional, con singular dosis de humor negro y pertinente crítica social y política...
Cuenta con un elenco eficaz y solvente, donde no sólo el "Santanero" brilla por ridículo y repugnante, también esta el extraordinario grupo de actores españoles, que le aportan a la película mucho mayor profundidad y realismo... además, Bárbara Lennie esta guapísima, me cae que yo también la espiaba...
Por último, a pesar del bajísimo presupusto con que contó la cinta -una cuarta parte del presupuesto original-, creo que el resultado es un más que meritorio trabajo de un equipo de gente muy talentosa que literalmente debió haber hecho milagros para no comprometer la calidad del producto final...
En lo personal, la película me atrapó, me hizo parte de su atmósfera enrarecida, me guiñó el ojo, me sedujo... por supuesto que no esta excenta de defectos, ni tampoco es una moderna obra maestra, pero eso si, la película se deja ver, y bien. Fue una agradable sorpresa que me dejó un muy buen sabor de boca, como pocas películas mexicanas de los últimos años...
Saludos
FABIO
La cinta me parece un buen debut, con elementos de un género que en México es casi inexistente (el thriller) y, como comenté, con rescates de un humor negro muy hitchcockiano. En este sentido, creo que la cinta terminó por ganarme en la escena de la ambulancia, que bien se le pudo haber ocurrido a Hitchcock.
En cuanto a la ejecución... Creo que el ritmo se cae a veces y no todo el reparto está en el mismo nivel (Camacho, que es un actor muy respetable, es el peor: lo noté demasiado tieso).
:)