La momia (1932)
La momia no es
tanto un tradicional “horror-film” sino una suerte de oscura historia de amor.
Un malvado sacerdote maldecido y convertido en momia, Im-Ho-Tep (Boris Karloff,
¿quién más?), revive unos cuantos miles de años después (3700, para ser
exactos) y se encuentra con la copia fiel de su bellísima amante (Zita Johann, una belleza típica de los 30) por la cual fue condenado a ser embalsamado en vida.
Producida por Universal Pictures –la
responsable del desarrollo hollywoodense de los mitos clásicos del horror como Drácula (Browning, 1931), Frankenstein (1931) y, una década
después, El Hombre Lobo (Waggner,
1941)-, La momia no
tuvo su origen fílmico en alguna tradición cultural/literaria/legendaria –como
sí lo tuvieron las tres cintas mencionadas anteriormente- sino en el argumento
original de Nina Wilcox Putnam y Richard Schayer, escrito apenas una década
después de que la tumba del Rey Tutankamen había sido descubierto y cuando la
egiptología estaba de moda en todo el mundo.
Así pues, aprovechándose del furor
por las momias y los faraones, además del éxito arrollador de Karloff en su
encarnación del monstruo en Frankenstein,
la Universal
echó al ruedo este pequeño filme que se sostiene aún, 85 años después, gracias
a la presencia del siniestro Karloff (magnífico maquillaje del especialista Jack
Pierce) y, por supuesto, a la elegante y sugerente puesta en imágenes de Freund
quien, aunque no estuvo detrás de la cámara como fotógrafo, había demostrado
antes –por los encuadres y la iluminación en Drácula- y lo demostraría después –en una extendida carrera con más
de cien filme fotografiados- que lo suyo era la creación de ambientes
genuinamente cinematográficos.
El éxito artístico y económico de La momia
hizo a Universal producir varias secuelas –ninguna de ellas digna de ser
mencionada- y el personaje fue rescatado posteriormente por la británica casa
Hammer, en versiones más violentas y decadentes.
En el nuevo siglo, Hollywood
regresó al malvado sacerdote embalsamado con La momia
y La momia regresa (Sommers,
2001/2004) -un entretenido díptico que tiene más que ver con las
regocijantes aventuras spielbergianas de Indiana Jones que con el sobrio
clasicismo de Karl Freund- y, este fin de semana, no con el susodicho sacerdote sino con una maléfica princesa (Sofia Boutella) en la novísima versión dirigida por el debutante Alex Kurtzman, cinta con la que inicia el cacareado "Universo Oscuro" de los monstruos de la Universal. Aunque, al parece, más que oscuro, este universo ha iniciado con una coloración más bien gris.
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