Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCLXXVIII
John From: Descubriendo el amor (Portugal-Francia, 2015), de Joao Nicolau. Una quinceañera indolente y soñadora (Julia Palha) -o sea, una quinceañera común y corriente- se obsesiona con su nuevo vecino, un fotógrafo (Filipe Vargas) al que imagina como una suerte de audaz aventurero que ha recorrido las islas de la Melanesia. Seguramente como cortometraje esta película habría tenido mayor gracia; con 95 minutos de duración, los delirios adolescentes de la muchachita terminan volviéndose repetitivos. Aunque en este juicio estoy entre la minoría: muchos de mis colegas han delirado con esta cinta dizque encantadora. (-)
Cordero de Dios (Les innocents, Francia-Polonia, 2016), de Anne Fontaine. Una sensible cinta de papá, bien producida, bien realizada -gracias en parte a la cámara de Caroline Champetier, que trabaja con una paleta despojada de colores vivos-, bien actuada pero, qué remedio, archi-recontra-super-convencional.
Estamos en diciembre de 1945, en Polonia. La Segunda Guerra Mundial ha terminado y un grupo de médicos franceses de la Cruz Roja siguen atendiendo a sus heridos en un hospital. A ese sitio llega una monja (Agata Buzek) pidiendo ayuda a una joven doctora comunista, Mathilde Beaulieu (ascendente Lou de Laâge). Cuando la doctora visita en secreto el convento cercano, se da cuenta que poco más de media docena de monjas están embarazadas, pues fueron violadas meses antes por las tropas soviéticas invasoras. La estricta abadesa (Agata Kulesa, bien conocida por sus protagónicos en las muy superiores Roza/Kwiatkowska/2011 e Ida/Pawlikowski/2013) accede a que Mathilde atienda a las muchachas, aunque tiene su propia idea de qué hacer para ocultar la vergüenza de que estas consortes de Dios hayan perdido su castidad.
La historia, basada en un hecho real, nos muestra la confrontación entre la severa mirada religiosa de la abadesa y la terrenal/racional de la doctora francesa, con la joven monja Maria (Buzek) tratando de fungir como mediadora. El problema es que el guion -basado en un hecho real: la doctora protagonista existió- permanece en la superficie, mientras que la cineasta Fontaine carece de la suficiente inspiración para trascender los límites del argumento. De cualquier manera, este woman's film se deja ver sin mayor dificultad. (* 1/2)
XX: Pasíón por el horror (XX, EU-Canadá, 2016), de Roxanne Benjamin, Karyn Kusama, Annie Clark y Jovanka Vuckovick. Una cinta de horror -aunque en realidad uno de los episodios es más una comedia de humor negro- dirigida por cuatro mujeres y que tiene a mujeres como protagonistas. Como en todo ejercicio de este tipo, la película es muy dispareja y si bien es cierto que no hay un solo segmento extraordinario, tampoco hay ninguno completamente fallido. La animación stop-motion que une cada segmento fue dirigida por otra mujer, la cineasta mexicana Sofía Carrillo, realizadora del notable corto animado El corazón del sastre (2014). Mi crítica, en la sección Primera Fila del Reforma del viernes pasado. (* 1/2)
El elegido (España-México, 2016), de Antonio Chavarrías. El veterano Chavarrías dirige este filme de papá (otro más esta semana) que tiene a su favor -por lo menos para quien esto escribe- una historia fascinante, digna de una suerte de precuela de la teleserie The Americans: se trata de cómo la temible GPU soviética -antecedente directo de la KGB- entrenó a un comunista español, Ramón Mercader (Alfonso Herrera), para que se hiciera pasar por un ciudadano belga con el fin de infiltrarse en el círculo más cercano a Trotsky (Henry Goodman), que desde fines de los años 30 vivía en México. Estamos ante un sólido thriller de espionaje procedimental impecablemente producido y bien actuado por el extendido reparto multinacional. La película se estrenó limitadamente en la Ciudad de México y a nivel mundial en Netflix este pasado fin de semana. (**)
Comentarios
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Adayin: No la he visto.