Pídala cantando/LX
El lector habitual Saul Baas Bolio me ha pedido rescatar algún texto del irrepetible clásico Cantando Bajo la Lluvia. Expurgando en mis archivos encontré esta vieja columna, DVD Verse, dedicado a dos clásicos musicales -Cantando Bajo la Lluvia y Mi Bella Dama- que habían aparecido en DVD nacional a fines del siglo pasado. O sea, esta columna debe tener, por lo menos, unos quince añitos. O más.
Una de las muchas debilidades cinefílicas de quien esto
escribe es su anacrónica fascinación por el cine musical clásico hollywoodense.
Por fortuna, en el mercado de DVDs nacional, se encuentran dos de las obras
mayores de este subgénero de la comedia. Se trata de Cantando Bajo la Lluvia
(Singin’ in the Rain, EU, 1952) y Mi Bella Dama (My Fair Lady, EU, 1966), disponibles en excelentes copias en disco digital.
Pero, por principio de cuentas, ¿cómo acercarse a
Cantando Bajo la Lluvia, una de las obras cumbres del cine del siglo XX? Como
usted quiera, menos con respeto. Cantando..., dirigida a cuatro manos por Gene
Kelly y Stanley Donen, merece una
entrega total, una zambullida lúdica en esas inolvidables imágenes
danzantes, una alegría franca y sin tapujos. Aunque por la legendaria calidad
de la música y los bailes uno está tentado a afirmar que en este filme la
historia es lo de menos, ésta de por sí es poseedora de una vivacidad y gracia
sin iguales.
¿Recuerda usted la trama?: Hollywood sufre de una conmoción con el
advenimiento del cine sonoro, por lo que dos de sus máximas estrellas, Don Lockwood (Gene Kelly) y Lina Lamont (Jean
Hagen robándose la película), toman clases de dicción para poder hacer frente
al cine hablado. Los problemas empezarán para todos cuando se den cuenta que la
Lamont no puede hablar en público pues tiene, literalmente, la voz de pito.
Para ello contratarán a una desconocida corista llamada Kathy Selden (Debbie
Reynolds) para el doblaje de la “estrella”.
La mayor parte de los números musicales de este filme han
pasado a la historia como pequeñas obras maestras: las hilarantes escenas donde
Don cuenta a sus fans sus falsamente gloriosos comienzos en el cine al lado de
Cosmo (Donald O’Connor); el apoteósico número musical Beautiful Girl,
emocionado homenaje al cine musical de los 30 y a las coreografías de Busby
Berkeley; All I Do is Dream Of You, cantado por la Reynolds después de salir de
un pastel-sorpresa; la graciosísima puesta en imágenes de las clases de dicción
que recibe Don; un Gene Kelly, cantando, empapado hasta los huesos y loco de
amor, Singin´in the Rain; y la secuencias favorita de quien esto escribe: el genial
número cantado por Donald O’Connor, Make’em Laugh, que bien podría ser, de
hecho, el himno de todo gran musical, el himno del mejor Hollywood posible.
La copia
de Cantando Bajo la Lluvia es impecable, aunque sólo ofrece eso y nada más. En contrate, el
disco de Mi Bella Dama nos entrega una copia perfecta en pantalla ancha (copia
restaurada por Robert A. Harris y James C. Katz, los mismos que hicieron el
trabajo de rescate de Espartaco y Vértigo) y el filme, ganador en su momento de
8 Oscars (Película, Actor, Director, Vestuario, Fotografía, Música y Dirección
Artística) se ve y se escucha mejor que nunca.
Mi
Bella... es una fidelísima adaptación del musical original de Lerner y Loewe,
en el cual el afectado y misógino Profesor Higgings (memorable Rex Harrison)
transforma en una dama de la alta sociedad a la ignorante y pobre Eliza
Dolittle (Audrey Hepburn, bella, graciosa pero con su voz cantante doblada por
Marni Nixon), todo ello en una suerte de directa re-elaboración de la obra
teatral Pigmalión de George Bernard Shaw. El filme, dirigido con seguridad y
prestancia por el especialista en “cine de mujeres” George Cukor, es la mezcla
perfecta de dos fantasías: que uno como hombre puede modelar a su gusto a la
mujer que uno quiere (sí chucha, muy fácil ha de ser), y que una mujer sencilla
puede conquistar a cualquier hombre, incluso a un presumido, misógino y
autosuficiente como Higgings (mucho más cercano a la realidad, sospecho).
La cinta tiene grandes momentos, sin duda, pero sólo quisiera mencionar mis números favoritos: los divertidos monólogos de Harrison (en especial I’m an Ordinary Man); I Have Could Dance All Night, “cantada” por Audrey Hepburn a través de la voz de Marni Nixon y, sobre todo, el hilarante y cínico número With a Little Bit of Luck, interpretado por el desvergonzado papá de Eliza (un magnífiico Stanley Holloway). Ojalá algún día yo pueda cantar una canción como esta.
La cinta tiene grandes momentos, sin duda, pero sólo quisiera mencionar mis números favoritos: los divertidos monólogos de Harrison (en especial I’m an Ordinary Man); I Have Could Dance All Night, “cantada” por Audrey Hepburn a través de la voz de Marni Nixon y, sobre todo, el hilarante y cínico número With a Little Bit of Luck, interpretado por el desvergonzado papá de Eliza (un magnífiico Stanley Holloway). Ojalá algún día yo pueda cantar una canción como esta.
Comentarios
jo
siempre que, en alguna de sus reseñas, usted dice: "dirigida a cuatro manos" pienso que son cuatro directores
dislexia mental ha de ser...
A ver si algún día la vuelvo a ver y pienso otra cosa.
¿No le gusta Wes Anderson o por qué no ha escrito nada de El Gran Hotel Budapest?