Heli




Heli (México-Alemania-Francia-Holanda, 2013), tercer largometraje de Amat Escalante (Sangre/2005,  Los Bastardos/2008, corto "El Cura Nicolás Colgado" contenido en el omnibús film Revolución/2010), se ganó las primeras notas periodísticas en Cannes 2013 por cierta escena shocking que ocurre hacia la mitad del filme. En efecto, se trata de un momento difícil de olvidar: en impasible cámara fija, vemos cómo torturan a un pobre diablo en la misma sala en la que unos chamacos, que no han salido de la habitación, estaban jugando unos minutos antes al PlayStation. 
El encuadre de Lorenzo Hagerman es muy obvio, pero no deja de ser demoledor por lo efectivo: en el centro, en un ligero contrapicado, está el cuerpo colgante de la víctima, quien recibe una y otra vez terribles golpes a paletazo limpio; a la derecha, la televisión prendida con un personaje del vídeo-juego blandiendo una espada; y a la izquierda, al fondo del encuadre, una señora que prepara la comida en una cocina mal iluminada, se asoma fugazmente para ver qué están haciendo ¿sus hijos y sus amiguitos?  En algún momento, el torturador le pide a uno de los niños que están siendo testigos que se levante y participe en la golpiza. Eso hace el chamaco sin titubear. Otro, le pregunta al de al lado: "¿y este que hizo". "Sepa", responde lacónicamente. Están casi aburridos. Uno, desde la butaca, no se aburre: se horroriza.
El escenario es algún pueblito guanajuatense, en donde el Heli del título (Armando Espitia), un apacible obrero calificado que trabaja en una planta automotriz, se encuentra de frente con el infierno de la violencia sin deberla ni temerla. El muchacho, que apenas si pasa de los 20 años, está casado con Sabrina (Linda González), con quien tiene un bebé recién nacido. En la modestísima casa vive también su padre (Ramón Álvarez) y su hermanita menor, Estela (Andrea Vergara), una niña de 12 años que, a escondidas de todos, está muy de novia con un cadete, Beto (Juan Eduardo Palacios), de 17 años de edad. El sueño de amor entre estos dos adolescentes, que planean "huirse" para casarse, demolerá la mínima estabilidad -social, económica, laboral, emocional- de todos los personajes, después que Beto decide robarse dos paquetes de cocaína de los dizque confiscados por nuestras valerosas fuerzas del orden.
El guión escrito por el propio Escalante y Gabriel Reyes -quien aparece aquí en el papel de un inútil detective policial- nos muestra la triste suerte de un mexicano cualquiera, completamente indefenso, perdido en el caos de la violencia, la sangre y "la guerra contra el narco". Es un escenario desolador no solo por la precariedad del orden en el que sobreviven Heli y su familia, sino porque, ya lo sabemos bien, no hay ni habrá consecuencia alguna discernible de todas esas barbaridades que vemos en el encuadre fijo o que no vemos, porque se nos ha escamoteado, bendito sea Dios, elípticamente. Un cuerpo es colgado de un puente peatonal, aparecen cabezas regadas por ahí, la policía le entrega unos secuestrados a los malandrines, alguien es torturado casi por rutina, y la diferencia de vivir o no, es casi producto del azar ("Estás en tu día de suerte").
Por supuesto, alguien podrá alegar que no era necesaria la ya famosa escena de la tortura. Sin embargo, si alguien está familiarizado con el anterior cine de Escalante, es obvio que para él esos minutos, ese encuadre y esas acciones, no solo son necesarios: resultan fundamentales. Con todo, más allá del manido recurso de "épater la bourgeosie", el ganador del premio a Mejor Director en Cannes 2013 demuestra con creces su madurez como cineasta: sabe dónde colocar la cámara, de qué manera moverla y cómo ubicar a sus actores, como en ese plano secuencia de dos minutos y medio en el que vemos a Sabrina llegar a su casa después de que pasaron por ahí los policías/malandrines (o malandrines/policías). El movimiento de grúa con el que la cámara de Hagerman se aleja de la muchacha postrada en el quicio de la puerta es más apabullante que cualquier escena de tortura: es la triste confirmación de que cuando el caos estalla, todos estamos solos. 

Comentarios

Christian dijo…
Oliver Stone se aventó una escena igual de desagradable en Savages y nadie armó tanto escandalo...
Erik Flores dijo…
recuerdo haber visto una película a recomendación de usted "The Pusher" donde un criminal/capo cuelga de los pies, escurre la sangre (sobre cubetas) y desolla sobre un plástico a su víctima, para luego hacerlo pedazos y tirarlo a la basura. me gustó mucho la conclusión "cuando el caos estalla, todos estamos solos" : exacta.
Christian dijo…
ah... Pusher III con el buen Milo y sus problemas con las pastillas y las drogas que no conoce.

como olvidarla.
Abraham dijo…
Yo quiero verla pero anda en cines lejos de donde andamos estos días. Las dos anteriores de Escalante me gustan mucho, entre lo mejor del cine nacional de sus respectivos años.

Me resulta curioso como cada cinta mexicana premiada en Cannes regresa con una crítica mucho más amigable. En Cannes antes del premio no había demasiados elogios o eran más mesurados y esa violencia gratuita-necesaria en general era vista con cierto desprecio, aunque suele suceder lo mismo cada que hay cinta de Escalante.


Curiosidades de la apreciación cinematográfica aparte, me entusiasma verla, aunque en este estilo de mexicanos en espirales de violencia no sé si haya algo que me impacte más este año en el cine nacional que los latigazos de "Despertar el polvo". Belleza absoluta.

Hasta eso que ha sido un buen año, fácil hay 15 películas nacionales que me han parecido bastante meritorias, pese a que sigue habiendo cosas impresentables.

Y esa de Revolución era tortura china verla junta, hasta tuve que buscar en su blog para acordarme de que trataba el corto del colgado ese, sólo el de Reygadas era notable. Para eso me gustaban Naranjo y Escalante, que no hagan omnibuses nunca jamás.


Christian: Savages, recuerdo lo mucho que mi mamá me reclamo por llevarla a verla. Yo la amé, es Beverly Hills 90210 con trama videohomera de narcos. Y habrían de haberle dado muchos premios al Benicio del Toro ahí.
suavecito dijo…
Que hueva de película... yo de plano me reí con algunos diálogos y situaciones. No no no... ordinaria hasta más no poder.

Y los "no actores"... ¡Ay, Laura de América, cuanto daño... cuanto daño! "Que paseeee la que no quiere cojer con el esposo! ¡Que paseeee el que le anda metiendo mano a una niñaaa! y así...

El día que este tipo de directores pongan a su HIJA-no-actriz-de-10-12-años frente a la cámara y busquen a un tipo "prieto y feo" a la salida del metro o en cualquier pueblito, para que "le meta mano"... entonces les creo.

Hoy, no existe mucha diferencia entre un político y ellos: ambos maman del presupuesto y explotan, en busca de un beneficio personal, la miseria de este país.

Dos imágenes:

*estreno en la cineteca

http://bit.ly/17EXQ9R

*estado en twitter

http://bit.ly/139mbZg


Otras dos...

http://bit.ly/1cUbagh

http://bit.ly/15Ycv1K

Saludos ;)
Christian: No, no fue igual esa escena. Además, Savages es una basura.

Suavecito: Saludos de regreso.
Tan Dulce y Acida dijo…
Completamente de acuerdo con suavecito. Una película aburridísima que a los 45 minutos ya se me había hecho eternaaaa!
Para ver lo que ví mejor prendo la tele y veo las noticias, nada nuevo, nada que aplaudir. Quizá solo las tomas abiertas donde se ve uno que otro paisaje, fuera de eso es una perdida de tiempo.
Ana dijo…
pero por qué dos estrellas y media? Que le faltó para, ya no digamos las cuatro, sino las tres?
Ana: A partir de las dos estrellas, mi impresión de una cinta es positiva. Heli la he visto en más de una ocasión y, acaso, merece las tres y no dos y media. Igual, conservo la calificación inicial, la primera vez que la vi. De todas formas, con más o menos estrellas, de lo mejor del cine nacional del año pasado.

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