El cliché que yo ya vi/LXXVIII
"-¡Ey, nomás estaba viendo de qué estaba hecha la pared!"
Abraham Sánchez Espinoza propone el siguiente cliché:
My little tree: Imagine un escenario bastante común: usted sale con su familia o amigos por la carretera, se detienen en una gasolinera y el conductor les pide a todos de favor que pasen al baño pues la próxima parada está a muchos kilómetros del lugar. En el viaje, nunca falta el ingenuo que diga que no tiene ganas de ir. Por supuesto, será el mismo que, a los tantos kilómetros de abandonar la gasolinera dirá: “tengo ganas de ir al baño”, ante la mirada atónita de todos los demás viajeros que preguntarán inútilmente: “¿No te puedes aguantar un poco?”. Y así sin más, en medio de berrinche, malas caras y con tal de que el susodicho haga sus necesidades, el conductor buscará el arbusto más cercano para que el tipo de esfínter incontrolable pueda liberar a Willy o lo que sea que tenga que hacer.
Este cliché de la vida real se traslada de manera perfecta al cine en una road movie, pues el escenario es similar, gente viajando hacia algún lugar. En la recientemente estrenada El Hijo de Babilonia (Son of Babylon), un niño iraquí viaja con su abuela en medio de la carretera en busca de su padre, un soldado perdido durante la guerra del golfo. El niño aprovecha la avería de un autobús para “llamarle a Sadam” en el arbusto más cercano.
Si esto no le parece un cliché, mire también la reciente Viaje Redondo, donde un par de chicas, tras perderse en la carretera, aprovechan para hacer sus santas necesidades mientras una de ellas clama porque le hagan “casita” para que no la vayan a agarrar en plena acción y hasta diserta sobre cómo sería más fácil si fuera hombre. Lo que es más, también nos dice que a veces le gustaría ser hombre, palabras que tendrán cierta relevancia durante la trama.
Si usted no se convence de que esto es un cliché, no hay que buscar tan lejos: hace algunas pocas millas tuvimos al desigual compilado de cortometrajes Revolución, en la que, en la mini-road movie “Lindo y querido”, una chica debe regresar el cadáver de su padre a la tierra que lo vió nacer y no falta la tía que la acompaña, la cual se echa su pastelazo en plena carretera, faltaba más.
Por supuesto que a veces el cliché tiene un gran relevancia dentro de la trama y se convierte en uno de los favoritos. Si no me cree échele un ojo a Transamerica, donde un transexual viaja con su hijo por la carretera. El hijo no sabe que el transexual es su padre, sino que cree que es una misionera cristiana tratando de ayudarlo, asi que orinar en medio del camino puede convertirse en un problema para ocultar su sexo. Por cierto, descubrir que un personaje que finge ser mujer no lo es mientras éste está orinando bien podría ser otro cliché, pero tendría que hablarle a Robin Williams para estar seguro.
Si ustedes gustan compartir otros ejemplos del cliché, tanto del cine como de la vida real, éstos son bienvenidos, nada más no salpiquen. A mi por lo pronto, ya me dieron ganas de echar una firma.
Comentarios
"me duele la pierna, tengo hambre y quiero ir al baño"
a lo cual el Sr Fredriksen responde,
"te pregunte hace rato si querias ir???"
"hace rato no tenia ganas"
jo
y como olvidar cuando saca su palita de explorador y dice: "siempre quise utilizar esto"
jajjaja
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"... descubrir que un personaje que finge ser mujer no lo es mientras éste está orinando bien podría ser otro cliché, pero tendría que hablarle a Robin Williams..." o a Sasha Montenegro (ref.: Las Ficheras).