Confesiones Verdaderas/XI


Hojeando un Sight and Sound de hace tiempo -en concreto, el de junio de 2006- me encuentro con un testimonio de un tipo llamado Bill Harding, de York, que comparte, en la sección de cartas de los lectores, un encuentro que tuvo con Rod Steiger en 1985, en la estación de Leeds. Según la versión de Mr. Harding, Steiger estaba esperando el tren, vestido inmaculadamente. El ciudadano británico lo reconoció, lo saludó, le pidió una foto y lo invitó a un café. Steiger miró su reloj, lo pensó un par de segundos y aceptó.

En la plática, según Harding, Steiger rememoró muchas de sus películas, le habló de la admiración que sentía por el alegre y vital James Coburn -su compañero de Un Puñado de Dinamita (Leone, 1971)-, su rechazo al estilo de dirección de Sam Fuller ("Al inicio de cada toma, disparaba su arma al aire. Me ponía nervioso. Afectaba todo mi trabajo") y su frustración mayor: en Waterloo (1970), dirigida por Sergei Bondarchuk -el de Campanas Rojas (1982)-, Steiger tenía una toma importantísima -el actor interpretaba a Napoleón- en la que, según él, dio la más grande actuación de su vida. De oquis: el operador de la cámara era un muchacho que había olvidado colocar filme en el aparato.

Y la mayor decepción en su carrera: Marlon Brando. En la celebérrima escena en la que él y Brando comparten el asiento trasero de un coche en Nido de Ratas (Kazan, 1954), el siempre rebelde y desidioso actor no quiso hacer la toma con Steiger ("Un operador de cámara se sentó junto a mí mientras decía mis líneas, porque Brando había dejado el set. Tenía mejores cosas que hacer que apoyar a su compañero. Yo lo necesitaba... Nunca le perdonaré su comportamiento anti-profesional").

Uno podría decir que esto es mentira. Después de todo, es lo que dice un tal Mr. Harding de lo que le dijo Rod Steiger alguna vez tomando un café. Pero lo cierto es que suena muy verosímil: habrá que recordar que Brando, en Cuenta Final (Oz, 2001), se negó a ser dirigido por Frank Oz y pedía, de hecho, que "Miss Piggy" -Oz había hecho la voz de la cerdita en Los Muppets- saliera del set. Las escenas de Brando en esa película fueron dirigidas, todas y cada una de ellas, por Robert de Niro.

Comentarios

Joel Meza dijo…
Hace años, cuando se estrenó The Freshman, Matthew Broderick contó en el programa de David Letterman cómo Brando usaba apuntador en la oreja (como en las telenovelas mexicanas), con un asistente leyéndole sus líneas mientras filmaba. Y en uno de los documentales del DVD de Superman (de Donner), se puede ver cómo le sostienen cartones con sus líneas, fuera de cuadro. Pero como lo único que realmente importa al final es el resultado en pantalla, nadie puede negar que su sistema le funcionó una y otra vez. Hasta en Don Juan de Marco...
Josafat M. dijo…
Cómo se le agüita la cachora al Marlon.
Anónimo dijo…
Finalmente Brando era una diva, hecha y derecha.

Quiza la carta sea mentira, pero lo engreído de Brando fue una realidad
Alex dijo…
Aunque también es cierto, que Brando en mi muy particular opinión, fue uno de los más grandes actores, de todos los tiempos. Un modelo a seguir para muchos, como para James Dean por ejemplo, nada más hay que ver cómo lo imita en East of Eden o Rebel Without a Cause.

Aunque también es cierto que casi nunca era fácil trabajar con él, cosa que siempre se ha dicho y se dirá del gran Brando.
Saludos!
Carl Zand dijo…
I coulda been a contender... I coulda been somebody... Instead of a bum, wich is what I am! Pero por supuesto que Brando era grande (en todos los sentidos), Nunca habrá un Stanley Kowalski igual al de Brando. Vago, sí. Patricia Bosworth lo admite así en su biografía de Brando. Salud por Marlon Brando. Jor-El.
Joel Meza dijo…
Zand, yes, you could've (and yes, you are), pero no tienes que confesarte en este foro público...
(Y nadie como Brando para quebrar la voz cuando dice: "My son, Kal-El..."; ¡como a 500,000 bucks la palabra!)
Carl Zand dijo…
Es cierto, recuerdo que siempre comentábamos algo al respecto de esa escena en la celebérrima Superman de Donner. Otro salud por esa pel.

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