Hoy en Ambulante 2009/II
Encuentros en el Fin del Mundo (Encounters at the End of the World, EU, 2007), de Werner Herzog. Para realizar su más reciente largometraje, el obsesivo cineasta obsesionado por sus obsesivos personajes reales o fictios fue invitado por la National Science Foundation de Estados Unidos a hacer un documental sobre la última frontera humana: la Antártida. "Ok", dijo Herzog", "nada más no esperen que haga otra pinche película de pingüinos".
En efecto, no la hizo, aunque sí aparece un pingüino en una escena clave de este espléndido filme documental. Pero, bueno, se trata de un pingüino típico de Herzog: una pequeña ave enloquecida que va en dirección contraria a su comunidad y que tampoco se dirige al agua, a buscar comida. El pingüinito de marras va directo al continente, a tierra firme, a donde no hay otros de su especie ni tampoco alimento. En pocas palabras, va hacia su propia muerte y nadie puede explicar por qué lo hace: sólo Klaus Kinski podría haber interpretado mejor a este orate animal vestido de frac.
Herzog llega a la estación científica americana de McMurdo, en el Polo Sur, habitada por mil personas, y anque no duda en mostrarnos las impresionantes imágenes turísticas de rigor -una de ellas es la que aperece arriba-, el cineasta alemán está interesado en otras cosas. En otros seres. Tratándose de Herzog, en los mismos de siempre.
McMurdo está lleno de personajes herzogianos: un exbanquero de Colorado que ahora maneja un enorme camión, un filósofo que opera maquinaria pesada, un cocinero que también es cineasta, un lingüista que mantiene un vivero, un buzo que toca música de rock, un biólogo fanático de la ciencia ficción, un plomero que presume ser descendiente de la realeza azteca, una parlanchina especialista en computación que ha viajado por el mundo entero, un taciturno estudioso de los pingüinos que contesta molesto a las impertinentes preguntas de Herzog ("¿hay pingüinos gay?", "¿los pingüinos se vuelven locos?")...
Como de costumbre, Herzog es el propio narrador de su cinta y el sarcástico observador de todo lo extraordinario y todo lo estúpido que le rodea. Y, de nuevo, el pesimista cineasta no puede más que rendirse ante la evidencia: el fin del mundo no es sólo la Antártida visitada, sino el tiempo que estamos viviendo.
Encuentros en el Fin del Mundo se exhibe hoy en Cinépolis Universidad a las 11:20 y 18:05 y en Cinépolis Paseo Arcos del Bosque a las 11:00 y 17:20.
Comentarios
La ví ayer, la sala estaba hasta su madre. Pocas veces he visto a un público reír de tan buena gana.
Coincido en que es espléndido. Tiene los 2 primeros actos que son una maravilla. El tercer acto no me gustó tanto, las cosas se le empiezan a poner un poco serias y "turísticas" y sí se le cae bien gacho, tanto que no sabe cómo terminar la película y lo más que llega es a mostrar ¡una medusa! y el filósofo ese que es el personaje más aburrido de la cinta.
Pero de ahí en fuera, excelente.
Bonus point: el chiste del chimpancé cabalgando sobre un cabra y la cachetada con guante blanco (¿polar?) a la inflada La marcha de los pingüinos.
Y lean acá:
http://bighollywood.breitbart.com/jhudnall/2009/01/20/10-cliches-that-must-die/
Clichés...
Tendré que esperar a ver si los distribuidores se dignan a estrenarla comercialmente o a ver si en la cineteca la programan...