A 50 Años de la Nueva Ola Francesa/VIII
Jules y Jim (Julet et Jim, Francia, 1961), de François Truffaut. En su tercer largometraje, Truffaut, uno de los creadores de la Nueva Ola Francesa, empezó a distanciarse lentamente de algunas de las propuestas originales que él mismo había planteado desde su época de cinecrítico en el Cahiers du Cinéma. Es cierto que la frescura estilística sigue ahí, y que el uso de locaciones reales y exteriores es abundante, pero la trama de Jules y Jim es literariamente fiel a la casi desconocida novela homónima del septuagenario dandy Henri-Pierre Roché, libro que Truffaut había criticado positivamente en un artículo de la revista Arts, escrito varios años atrás de la adaptación fílmica. Es más: la voz en off narrativa toma pasajes enteros del libro de Roché, que trata sobre la indisoluble amistad entre los dos hombres del título, enamorados de la impulsiva, misteriosa, impredecible Catherine, interpretada en la cinta por Jeanne Moureau, quien con esta película empezaba a construir su propio mito.
Estamos en el París de inicios del siglo XX. El larguilucho escritor francés Jim (Henri Serre) hace migas con el naturalista austriaco Jules (Oscar Werner), con el que comparte lecturas, ideas, combates de box, juegos de dominó y hasta aventuras románticas –logradas en el caso de Jim, fallidas en el caso de Jules-, hasta que conocen a Catherine, de quien se prenden los dos de manera inmediata.
La historia nos lleva por un camino que parece escabroso en la sinopsis –Jules se casa con Catherine, viven los dos en un chalet austriaco, ella lo engaña en varias ocasiones, Jim llega de visita, Catherine decide amar ahora a Jim, los tres viven en el mismo lugar durante un tiempo en lo que parece una utopía de amor y amistad…- pero, con todo y el escándalo ocasionado en la época –los parientes galos de Serrano Limón pidieron que la cinta se enlatara-, Jules y Jim no busca nunca épater la bourgeoisie, como diría Buñuel. De hecho, no hay un solo desnudo en todo el filme y ni una sola escena que podamos calificar como afrentosa a las morigeradas “buenas costumbres” burguesas.
La historia de estos tres personajes –porque “ésta es una película de personajes”, dijo Truffaut- está dominada, de principio a fin, por la pureza irrebatible de Jules, Jim y Catherine. Los dos amigos se conocen, se respetan, se entienden, se quieren. Saben que aman a la misma mujer y uno de ellos, por lo menos, sabe que ha perdido el amor de ella. Catherine es un enigma para los dos hombres, pero ellos mismos son también un enigma para ella y para nosotros, los espectadores. Al final de cuentas, el enigma final es compartido por todos: el amor, la amistad, la vida misma.
En el aspecto formal, Truffaut echa mano, de forma experta, del franco pastiche fílmico-narrativo: escenas documentales auténticas de la Gran Guerra con dramatizaciones del campo de batalla, imágenes cinematográficas reales de inicios del siglo pasado en donde vemos la cotidianidad parisina de la época junto a una meritoria ambientación que cubre de 1905 hasta el desenlace en 1932… Y, por supuesto, la marca de fábrica nuevaolera -cámara ágil y en mano, encuadres que se van depurando in progress y uso mesurado pero certero de artilugios técnicos como el freeze-frame- al lado de claves narrativas del llamado cine de papá: voz en off literaria narrativa y unas arrebatadas, líricas, tomas aéreas de la campiña austriaca, como en una clásica película de estudio. Un filme irrepetible.
La historia nos lleva por un camino que parece escabroso en la sinopsis –Jules se casa con Catherine, viven los dos en un chalet austriaco, ella lo engaña en varias ocasiones, Jim llega de visita, Catherine decide amar ahora a Jim, los tres viven en el mismo lugar durante un tiempo en lo que parece una utopía de amor y amistad…- pero, con todo y el escándalo ocasionado en la época –los parientes galos de Serrano Limón pidieron que la cinta se enlatara-, Jules y Jim no busca nunca épater la bourgeoisie, como diría Buñuel. De hecho, no hay un solo desnudo en todo el filme y ni una sola escena que podamos calificar como afrentosa a las morigeradas “buenas costumbres” burguesas.
La historia de estos tres personajes –porque “ésta es una película de personajes”, dijo Truffaut- está dominada, de principio a fin, por la pureza irrebatible de Jules, Jim y Catherine. Los dos amigos se conocen, se respetan, se entienden, se quieren. Saben que aman a la misma mujer y uno de ellos, por lo menos, sabe que ha perdido el amor de ella. Catherine es un enigma para los dos hombres, pero ellos mismos son también un enigma para ella y para nosotros, los espectadores. Al final de cuentas, el enigma final es compartido por todos: el amor, la amistad, la vida misma.
En el aspecto formal, Truffaut echa mano, de forma experta, del franco pastiche fílmico-narrativo: escenas documentales auténticas de la Gran Guerra con dramatizaciones del campo de batalla, imágenes cinematográficas reales de inicios del siglo pasado en donde vemos la cotidianidad parisina de la época junto a una meritoria ambientación que cubre de 1905 hasta el desenlace en 1932… Y, por supuesto, la marca de fábrica nuevaolera -cámara ágil y en mano, encuadres que se van depurando in progress y uso mesurado pero certero de artilugios técnicos como el freeze-frame- al lado de claves narrativas del llamado cine de papá: voz en off literaria narrativa y unas arrebatadas, líricas, tomas aéreas de la campiña austriaca, como en una clásica película de estudio. Un filme irrepetible.
Jules y Jim se exhibe hoy en la Cineteca Nacional.
Comentarios
Lástima que no la podré ver hoy en pantalla grande. Puagh, y todo porque me invitaron a unos espantosos quince años en Cuernavaca.
Una pregunta, haz visto Design For Living de Lubitsch? Me parece un excelente companion piece de Jules et Jim.
Que suerte tienen de ver películas como esta en la pantalla grande, que envidia!
Guido: Confieso que no. Para la agenda.
Joel: excellent choice, como diría John Cleese con voz engolada en los episodios de Monty Python.
Uy hasta me hiciste suspirar con tu reseña [es viernes, tenedme piedad si me exedo en la cursilería, traigo un sindrome de amélie-marji-mafalda, segun el diagnóstico del dr mauroforever en cinécdoque].
un triángulo amoroso, también irrepetible, mi respetado Ernesto. la vi hace siglos en canal 11 y nunca la he visto en pantalla grande.
Saludos
¿donde cuesta la renta de peliculas $9.00?
Y bueno, para responderle a Josafat ¿Y qué es Amelié sin esas cosillas - y otras más, otras más -, que salieron irremediablemente de aquí?
Y, jjajajajajajaj, la verdad que esa descripición es fántástica. De hecho, es de un colega. Y sé que lo has escrito sin malicia, porque no lo conoces.
Pero, vamos, de esa moda no tiene la culpa Truffaut.
D-47: Pues te diría que fueras a ver otra vez Batman... Pero tampoco es la cinta más alegre del condado.
Yo le regalé "Los soñadores" a mi primo y casi me hace un monumento, cayó en estado de enamoramiento con Eva Green.
Oye Ernesto, "Jules et Jim" ¿está en DVD región 4?
Saludos