El cliché que yo ya vi/LXIX


Joel Meza, entre bostezo y bostezo, después de ver Megamente, propone:

"¿Somos, Kemosabe?": En las películas, nadie está obligado a declarar su amor o, de perdida, su dependencia a otra persona. Llegado el momento de sincerarse, siempre está el recurso de echarle la culpa a los demás. El enamorado dirá algo como "Todos te queremos", seguido de una pausa, para luego, con voz apenas audible, soltar la sopa: "YO te quiero..." Mal de muchos, consuelo de tontos, pues. El ejemplo más reciente, la animada y floja Megamente, que ni en ese detalle es original.

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