10a. Semana de Cine Nórdico/IV y última
La Décima Semana de Cine Nórdico, presentada en la Cineteca Nacional, termina este fin de semana con la sencilla, sobria pero genuinamente emotiva Carta al Padre Jacob (Postia Pappi Jaakobille, Finlandia, 2009), cuarto largometraje del cineasta desconocido en México Klaus Härö.
La cinta tiene una trama tan elemental como previsible: la seca y robusta Leila Sten (Kaarina Hazard), condenada a prisión perpetua por un crimen que no sabremos hasta casi el final, es perdonada, dejada libre y enviada a trabajar como asistente personal de un anciano párroco ciego, el Jacob del título (Heikki Nousiainen). El anciano vive en una caserón viejo y lleno de goteras en algún pueblito del interior de Finlandia, y hasta allá irá a regañadientes Leila, quien tendrá como única responsabilidad leer y responder las muchas cartas que le llegan al Padre Jacob pidiéndole consejos, ayuda, rezos y hasta dinero. Con este escenario, usted ya se imaginará lo que sigue. El único misterio será adivinar en qué momento se romperá el cascarón existencial de la renuente Leila ante esa especie de santo franciscano que es el Padre Jacob.
Escrito así, la película no parece más que un mero telefilme dominguero de Hallmark Entertainment, digno de verse con la mamá, la abuelita y otras doñitas que las acompañen. Sin embargo, Härö es un cineasta sobrio que no exagera nunca la nota y sus dos (casi únicos) actores, Hazard y Nousiainen, hacen un trabajo tan contenido que cuando sucede la revelación final -el crimen cometido por Leila, la razón por la que ella está con Jacob-, ésta nos toma desprevenidos. Y, por eso mismo, resulta mucho más efectiva de lo que hubiéramos esperado.
Más aún: cuando Härö nos tiene por completo en sus manos, el finlandés decide bajar intempestivamente el telón en un plano general y además yéndose a un fundido en negro. De esta manera, si la trama nos remite a poco más que una telenovela tan bienintencionada como sentimental, la calculada ejecución de Härö nos aleja por completo de esta idea.
Cartas al Padre Jacob se exhibe hoy sábado en la Cineteca Nacional a las 20:30 horas.
La cinta tiene una trama tan elemental como previsible: la seca y robusta Leila Sten (Kaarina Hazard), condenada a prisión perpetua por un crimen que no sabremos hasta casi el final, es perdonada, dejada libre y enviada a trabajar como asistente personal de un anciano párroco ciego, el Jacob del título (Heikki Nousiainen). El anciano vive en una caserón viejo y lleno de goteras en algún pueblito del interior de Finlandia, y hasta allá irá a regañadientes Leila, quien tendrá como única responsabilidad leer y responder las muchas cartas que le llegan al Padre Jacob pidiéndole consejos, ayuda, rezos y hasta dinero. Con este escenario, usted ya se imaginará lo que sigue. El único misterio será adivinar en qué momento se romperá el cascarón existencial de la renuente Leila ante esa especie de santo franciscano que es el Padre Jacob.
Escrito así, la película no parece más que un mero telefilme dominguero de Hallmark Entertainment, digno de verse con la mamá, la abuelita y otras doñitas que las acompañen. Sin embargo, Härö es un cineasta sobrio que no exagera nunca la nota y sus dos (casi únicos) actores, Hazard y Nousiainen, hacen un trabajo tan contenido que cuando sucede la revelación final -el crimen cometido por Leila, la razón por la que ella está con Jacob-, ésta nos toma desprevenidos. Y, por eso mismo, resulta mucho más efectiva de lo que hubiéramos esperado.
Más aún: cuando Härö nos tiene por completo en sus manos, el finlandés decide bajar intempestivamente el telón en un plano general y además yéndose a un fundido en negro. De esta manera, si la trama nos remite a poco más que una telenovela tan bienintencionada como sentimental, la calculada ejecución de Härö nos aleja por completo de esta idea.
Cartas al Padre Jacob se exhibe hoy sábado en la Cineteca Nacional a las 20:30 horas.
Comentarios
Se perdona que el buen cura dejara de recibir cartas de un día para el otro.
Jorge