El cine que no vimos/XXIV


Ya lo he dicho en otras parte y lo repito: esta es la mejor época posible de la cinefilia. Un servidor forma parte de la última generación que vio a los cines como grandes palacios, que disfrutó de los programas dobles en cines comerciales, que alcanzó a ver los noticieros de Demetrio Bilbatúa antes de que empezara la película y, al mismo tiempo, la primera generación que vio la llegada del Beta, el VHS, la tele de paga, el DVD, el cine on-line y lo que siga a continuación. Antes, por supuesto, uno veía en la inmensa pantalla de plata -oh, pues, dejen que me ponga cursi un momento- Casablanca, Tiempos Modernos o Moby Dick pero, por supuesto, sólo ahí, en esa pantallota, uno las podía ver. Fuera del cineclub del rumbo o de los extrañados ciclos de PECIME, la única manera de ver cine distinto al de la cartelera comercial era en los programas dobles que, de todas formas, desaparecieron en los años 90.
Ahora, estoy convencido, estamos mejor: prácticamente podemos ver lo que sea en nuestra pantalla casera -siempre y cuando, "pequeño detalle", tengamos la lana para conseguir el DVD respectivo. Y conste que no me meto en el infinito mundo de la internet, en el cual y de manera creciente, se puede rentar legalmente muchísimas películas. (E ilegalmente... bueno, esa ya es otra historia).
Valga este largo choro nada nostálgico por la cinefilia de mi infancia y adolescencia para subrayar las loas a la cinefilia contemporánea, que hace posible que haya visto, vía DVD, una de las mejores cintas del 2004... a mediados del 2010. Se trata de Le Conseguenze dell'Amore (Italia, 2004), segundo largometraje de Paolo Sorrentino, de quien hemos visto en México solamente su magistral biopic política El Divo (2008). (Tengo entendido que su opera prima, desconocida por mí, L'uomo in più/2001 sí pasó por el circuito de cineclubes mexicanos, pero no sé exactamente dónde ni cuándo).
Me da gusto que otros se emocionen ante la nueva cinta menor del maestro Park (El Vampiro Siempre Llama Dos Veces) o por el nuevo filme de Christopher Nolan (que, al momento de escribir esto, aún no veo): yo me emociono ante el descubrimiento de un cineasta casi desconocido (por lo menos para mí), cuyo talento uno intuía al ver ese caos narrativo tan bien organizado que es El Divo. El gran cine brinca donde menos uno lo espera. Será porque ahí hay menos ruido. Será porque hay menos fan-boys (o girls) haciendo alharaca y jalándose los cabellos... y alguna otra cosa.
Estamos en alguna ciudad de Suiza, en la zona ítaloparlante. En la primera escena de este contenido filme de astuta hibridez genérica, la voz en off del imperturbable y misterioso "asesor financiero" Titta di Girolamo (extraordinario Toni Servillo, futuro Giulio Andreotti en El Divo) afirma que lo único frívolo que tiene es su ridículo nombre. En efecto, di Girolamo es la seriedad personificada. Una esfinge: no sonríe, no levanta la voz, no muestra curiosidad por nada, ve con claro desprecio a todos los que le rodean y su máximo rasgo expresivo es levantar una de sus cejas. Tampoco tiene vicios, por lo menos no públicos, por lo menos no vergonzosos: se sienta siempre en el mismo lugar a tomar algún trago, juega a los naipes con una pareja de millonetas venida menos y como sufre de insomnio, escucha a sus vecinos de cuarto -los mismos millonarios- a través de un estetoscopio que coloca en la pared y, eso sí, no se quita de los labios un cigarrillo que fuma con entera displicencia. Ni vicio parece.
Di Girolamo tiene ocho años viviendo en ese mismo hotelito suizo -no de lujo, pero tampoco es un cuchitril-, tiene una mujer con la que habla de vez en cuando por teléfono, tres hijos que no quieren saber nada de él, un medio-hermano surfista y uno que otro secreto que se niega a revelarnos. Uno de ellos es tan rutinario que ni secreto debería ser: desde hace 24 años, una vez a la semana, todos los miércoles a las diez de la mañana, se inyecta una sola dosis de heroína. Nada más, pero nada menos. Ah, y se hace un recambio de sangre cada año, servicio que, nos informa, le cuesta bastante caro.
Sin embargo, esa vida aburrida y rutinaria está a punto de terminar. Una mesera delgadita, morena, de ojos preciosos (Olivia Magnani, sí, nieta de ya sabe usted quién), se ha fijado en ese hombre de pocas palabras y gestos calculados. No sabemos bien a bien por qué se interesa en él -será porque él no muestra interés en ella: ¡mujeres!- pero llega un momento que, manos en la cintura, le reclama directamente: ¿por qué en los dos años que tienen conociéndose, ella de mesera y él como cliente, nunca contesta cuando ella se despide con un amable "hasta mañana"? La confrontación rompe el círculo de seguridad que di Girolamo ha construido por tanto tiempo: al día siguiente, se sienta en la barra que ella atiende, con una de las líneas amorosas más bellas y ominosas que yo recuerde: "Sentarme en esta barra es, acaso, lo más peligroso que he hecho en toda mi vida". Y, en efecto, eso es lo que sucede. No por Sofía, la atractiva mesera. Ella no es peligrosa. Es lo que ella despierta en él lo que resulta peligroso.
No voy a decir lo que sucede -es más: esto que he apuntado no cubre ni la tercera parte de la cinta- porque uno de los placeres que ofrece Le Conseguenze dell'Amore es ir descubriendo, uno a uno, los secretos de di Girolamo: por qué está ahí en Suiza, qué es lo que hace, para quién trabaja, por qué no puede regresar con su familia, por qué hace lo que hace. Digamos que estamos ante un drama existencial que se transforma en historia de amor que muta en thriller que termina como inició, en un conmovedor drama existencial.
Sorrentino se muestra aquí, en su segundo largometraje, como un cineasta hecho y derecho, en pleno uso de todos los recursos narrativos y visuales posibles. Un manejo sobrio del encuadre en la primera parte de la cinta, una espléndida banda sonora y musical que subraya sin distraer momentos claves en la cinta, un experto uso de la elipsis para sostener el suspenso y para revelar los secretos finales hacia el desenlace, y un tour-de-force que trasciende y de lejos el mero pastiche: me refiero a cierto tracking shot en el que vemos a di Girolamo caminar por un gran hotel, siguiéndolo en scorsesiana/kubrickiana steady-cam durante más de diez minutos. Para quien recuerde una escena similar en Buenos Muchachos (1990), la ironía de Sorrentino aquí es devastadora. La mesa a la que llega di Girolamo es muy diferente a la que arriba, "en la plenitud del pinche poder", el Henry Hill de Ray Liotta.

Comentarios

Unknown dijo…
Grande, Sorrentino. Emocionado por Il Divo, justo compre esta que reseñas y una llamada El amigo de la familia.
Sorrentino tiene madera, es una licuadora de géneros maravillosa y tremendo para elegir la música de sus cintas. Mención aparte, el espectacular final de la cinta y del personaje de Servillo, así como de la hermosisima actriz del filme.
Saludos
Joel Meza dijo…
(¿Nieta de Miguel Alemán Velasco?)
Leobardo: El Amigo de Familia... Después escribo de ella. La opera prima de Sorrentino no la conozco y no la he encontrado aún pero, por lo que he leído, se trata de una especie de Rudo y Cursi después del final. Suena ominoso, pero en manos de Sorrentino, no creo.

Joel: No... De la Quina.
adayin dijo…
Ya, ya... ora si. Cada fin de semana prometo verla y se queda en vil promesa. Todavia la encuentro en la Cineteca...

Oye, Ernesto, tal vez sería bueno incluir en "El cine que no vimos" esa de Inception, no? Con eso de que ni Cinemex ni Cinepolis la van a estrenar... Jejeje, me imagino el fanboy queriendo prenderle fuego a ambas cadenas...

Pero si es cierto que esos Cinemark y Lumiere estan re feitos los cines. Ni modo... A esperar el blu ray (y juntar lana pa comprar el reproductor)
Christian dijo…
Inception: WOW!

veanla ya, no importa que no sea en el cinepolis.

hay tantas cosas que quiero comentar que ya me muero de ganas de que sea lunes y Ernesto ponga su gustada seccion de Se lo que viste el verano pasado y luego su reseña extendida.

jo

Y tambien me gustaria saber la opinion del Duende.

Y tambien me gustaria decir que Christopher Nolan sin hacerle tanto a la mamada de que se tardó 78 años y que tuvo que inventar no se que tecnología y que un lenguaje nuevo y no se cuanta payasada, se aventó una pelicula 1000 veces mejor que Avatar

doble jo
Christian dijo…
una última cosa de Inception,

Tiene una secuencia verdaderamente alucinante que ya quedó en mis fotogramas (con perdón de Diezmartínez) del año y fácilmente de mucho tiempo
Tyler: Supongo que es la misma. Griffith revisitado pero, sí, está extraordinaria esa secuencia.
Christian dijo…
bueno bueno, de algún lado tienen que sacar inspiración los cineastas de hoy no?

pero si, esa secuencia de "edición paralela" (asi se llama?) es la cosa mas asombrosa que he visto últimamente

la mente de Nolan me sorprende, de veras...
Christian dijo…
por otro lado, esta cinta de Sorrentino se escucha, muy pero que muy bien Ernesto,

ya me dirigía yo a las tiendas del sr. delgado a comprarla pero veo con tristeza que solo la tienen en amazon

caray, eso implica que si la quiero ver tendré que esperar de dos a tres semanitas... y deshacerme de algunos billetes verdes claro esta.
Tyler: Narrativa paralela. Sí, extraordinaria de verdad. Nominación al Oscar asegurada para el editor, por lo menos.
Putísima madre... La acabo de ver, hace qué, dos horas y no me la puedo sacar de la cabeza ¿Puede, una película del 2004, ser la película favorita del 2010? Hace mucho que no derramaba lágrimas con una película. Años. Heme aquí, impresionado con ese encuadre final... Con esa cara de idiotas de ciertos personajes ante ¡La sorpresa!... Con esa mirada hermosa, de ojos verdes, tan triste.

Impresionante. Esto sí es cine. Y las que faltan (tengo 10 en lista y vaya, las dos primeras ya me dejaron con la boca abierta... Krisana y esta... A ver qué me espera con el resto). Saludos.
Duende: No, chille, aguánteseme como DiGirolamo.
DiGirolamo es un Pereira de Tabucci, sin lo mamerto. Y yo no sólo tengo un nombre frívolo, soy frívolo, así que chillo. La estoy viendo otra vez y qué genialidad. Esa composición en "el bluff" con la gente del banco es sublime. Eso sí es edición...
Eso es elegancia narrativa, de la primera a la última imagen.
Joel Meza dijo…
Entonces ustedes son de esos que ven las películas más de una vez...
Seguramente también oyen una canción varias veces. Intelectuales.
Deja eso... Yo he leído alguna novela dos, tres, veces. Con algunas ya perdí la cuenta.
Joel Meza dijo…
Al menos ya sabemos qué regalarte en tu cumpleaños: nuevas novelas.
Y yo... Uta... No sé cuántas veces he leí La Razón del Mal de Argullol, quizá mi novela favorita. Sí.
Anónimo dijo…
Hola, muy interesante el post, saludos desde Mexico!
Anónimo dijo…
Muchos saludos, muy interesante el post, espero que sigas actualizandolo!

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