Amor en Fin
Amor en Fin (México, 2008), segundo largometraje de Salvador Aguirre (De Ida y Vuelta, 2000), tiene el mérito nada desdeñable de entrarle al toro de la traumática elección presidencial del 2006. No desde el punto de vista del cine documental, por cierto, sino desde la alegoría social apenas embozada a través de la cual vemos la importancia -o la intrascendencia- de la política en la vida de un puñado de chilangos de distintas clases sociales.
Estamos, pues, ante tres historias de amor que suceden el fin de semana antes de las elecciones del 2006. Así, como telón de fondo y a lo largo de la cinta, Aguirre nos agobia con los spots del Presidente del (Des)Empleo, con la campaña del miedo del patriótico Consejo Coordinador Empresarial, con los afiches de Andrés Manuel por todas partes y su voz inundando la pantalla, con las banderas del PAN que son cargadas por algunos de los personajes y hasta con la meliflua voz corleonesca de Roberto Madrazo...
Toda esta tortura mediática tiene sentido: se trata, se supone, de una elección crucial en la historia del país, pero los mexicanos de esta película -¿y los mexicanos de verdad?- están más interesados en cualquier cosa, menos en la política y en sus candidatos. Eso sí: por si no se acuerda, en ese mismo fin de semana Argentina vención a México en el Mundial de Futbol, por lo cual la frustración y el sentimiento de fracaso lo comparten, por igual, pobres y ricos; panistas y perredistas.
La cinta, decía, tiene en su centro tres historias de amor: la de una frustrada ama de casa, Sofía (Amalia de Barraza) con su vecino músico y alcohólico, Andrés (Juan Carlos Barreto); la de una jovencita, Yolanda (Lilia Mendoza), que vende jugos a la salida del metro, enamorada de un muchachito, "el Oaxaco", que pertenece a un grupo de vendedores ambulantes contrarios a los de la familia de ella; y un polígono sexual en el que participan un ñaca-ñaquesco publicista panista llamado Luis (Daniel Giménez Cacho, impecable como de costumbre), su guapa mujer española Ana (Sophie Gómez), un arribista empleado de Luis llamado Joaquín (Luis Ernesto Franco) y la jaladora novia de este último, Teresa (Paola Núñez, sobreactuando su papel de femme-fatale marca TV-Azteca).
En ese fin de semana hay, pues, de todo: guerras entre vendedores ambulantes priístas y perredistas (¿o serán perredistas chuchistas vs. perredistas pejistas?), el descubrimiento de un embarazo y el previsible aborto que le sigue, el cierre de campaña del PAN por las calles de la ciudad de México, el amarre de la elección del 2 de julio (Giménez Cacho le confía a todos que ya está decidida la Presidencia, porque este país "nunca cambia", ñaca-ñaca) y, en medio de todo ello, una historia de amor al estilo Romeo y Julieta, otra historia de amor al estilo de Un Día Muy Especial (Scola, 1977) y un perversote ménage-à-quatre que terminará en distintas formas de humillación para las dos parejas, la rica de Luis/Ana y la arribista de Joaquín/Teresa.
Amor en Fin es una cinta esquemática y obvia, sin duda alguna, pero realizada con un oficio que se agradece: enlaces muy funcionales entre las distintas secuencias resueltos con la cámara en movimiento; espléndida escena de la batalla campal entre los vendedores ambulantes; extendido reparto que, con sus excepciones, cumple con el cometido de encarnar a una serie de estereotipos más o menos reconocibles. ¿Cómo reaccionará el público mexicano ante este espejo deformado, excesivo, de la realidad nacional? Empezaremos a verlo este fin de semana.
Comentarios
¿Cuántos van? Jo...
Y bueno, interesante: una película mejicana ("peli", para acabar pronto), que se mete en terrenos políticos y demás... Pero algo tarde ¿no? O bueno, la culpa la tiene el IMCINE, el viento negro sopla por Sonora y la violación de los derechos humanos que cometen las fuerzas militares... O sea, hasta el Papa que se cae mientras da la misa, menos los productores... En fin...
Ah sí, spoilers. Aunque creo que nadie le entenderá.
"tú eres un paréntesis"
ouch
Después de eso sólo faltaba que le dijera: "ya no necesitarás esto" al momento que vemos como le mete la mano en el pecho, le saca el corazón y lo avienta al bote de la basura, al más puro estilo de los Simpson...
Jo
(pos es que eran las dos de la mañana...)
mas para mal que para bien, segun yo.